Thomas Pynchon: una panor¨¢mica del caos
El desinter¨¦s m¨¢s, absoluto parece presidir la tarea de las editoriales espa?olas en cuanto se refiere a la novel¨ªstica norteamer¨ªcana contempar¨¢nea. Solamente los autores de best-sellers, o los de g¨¦nero (ciencia ficci¨®n-serie negra parecen habitar un mundo de fantasmas en el que navegan con m¨¢s pena que gloria algunos nombres -Mailer, Bellow- que asoman de vez en cuando al escaparate de las fibrer¨ªas con motivos tan ajenos a la literatura como recibir un preImio Nobel o escribir un libro sobre Marilyn.Por supuesto, el panorama novel¨ªstico yanqui sigue produciendo vertiginosamente nombres, t¨¦cnicas y estilos de dif¨ªcil clasificaci¨®n y a¨²n mas dif¨ªcil conocimiento merced a una considerable falta de traducciones y ediciones. Una afortunada, aunque insuficiente, aportaci¨®n al conocimiento de la novela americana actual en su aspecto m¨¢s experimental la proporciona la serie Espiral, de Fundamentos, que ha publicado las novelas del cantor-poeta-novelista canadiense Leonard Cohen, un deslumbrante texto de John Barth, Quimera, y una obra francamente ca¨®tica y renovadora, La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon, autor totalmente desconocido hasta el momento de los lectores espa?oles; nacido en 1937 y ganador de un considerable n¨²mero de galardones literarios que sumar a un curriculum de presentaci¨®n impresionante para un autor parad¨®jicamente novel entre nosotros.
La subasta del lote 49
Thomas Pynchon. Editorial Fundamentos. Colecci¨®n Espiral-Ficci¨®n. Madrid, 1977.
La subasta del lote 49 traza un complicado mosaico americano en el que Edipa Mass, esposa de un disc-jockey californiano con problemas de conciencia, parece tambalearse aferrada al testamento de un oscuro personaje amigo suyo y buscando a trav¨¦s de la historia de un servicio postal clandestino con ra¨ªces en la Europa medieval la clave de una conspiraci¨®n no por metaf¨ªsica menos peligrosa, que puede dar al traste con el sistema.
La cr¨®nica del descubrimiento de Edipa Maas, su problem¨¢tica ruta inici¨¢tica, es el hilo conductor de la novela, una novela en la que, bajo el caos aparente, bajo la sistem¨¢tica destrucci¨®n del lenguaje y sus bruscas transformaciones, aparece firme y consistente un edificio pacientemente construido con los materiales de derribo de una Am¨¦rica en descomposici¨®n.
La subasta del lote 49 aparece, al mismo tiempo, en dos vertientes, como una gigantesca s¨¢tira de la sociedad americana a trav¨¦s de sabios ingredientes, y como una novela cr¨ªptica y eminentemente simb¨®lica. Pynchon utiliza como base de operaciones una zona de la costa californiana. La electr¨®nica, la televisi¨®n, la m¨²sica pop, el teatro jacobino y los servicios postales se entrelazan, dejando caer, casualmente, ciertas pistas, acr¨®sticos, grafittis, juegos de palabras, jerogl¨ªficos, s¨ªmbolos que Edipa Maas descifra pacientemente, sumergida hasta el fin en la vasta conspiraci¨®n del ?Tristero?.
Pynchon pone en relaci¨®n las circunstancias sociales con las leyes de la f¨ªsica y de la biolog¨ªa. La entrop¨ªa, concepto muy utizado por algunos autores modernos de ciencia ficci¨®n (Spinrad), puede ser una de las claves de su obra. El potencial de degradaci¨®n y de caos que lleva consigo una sociedad va aumentando, parad¨®jicamente, segun va creciendo su organizaci¨®n, hasta llegar a la desintegracion total. Con este concepto, tomado de la termodin¨¢mica y aplicado a la realidad americana, Pynchon traza la cr¨®nica del caos y al mismo tiempo organiza su antimundo, creando la conspiraci¨®n con base en un sistema de comunicaci¨®n que escapa de todo control, contribuyendo a aumentar el nivel de entrop¨ªa (caos), pero al mismo tiempo, produciendo una alternativa diferente para crear un nuevo sistema, un sistema diferente al esterilizador macrocapitalismo que ha anulado a Am¨¦rica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.