El Pardo, hacia un parque nacional p¨²blico
El monte de El Pardo, 13.000 hect¨¢reas de zona verde al norte de Madrid, ha formado parte de las hasta ahora t¨ªmidas reivindicaciones ciudadanas. Eduardo Merig¨®, director general de Ordenaci¨®n Territorial del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, declar¨® hace aproximadamente un mes que tanto El Pardo como el jard¨ªn de la Alameda de Osuna deber¨ªan ser para uso de los madrile?os.
La situaci¨®n actual de esas 13.000 hect¨¢reas depende del Patrimonio Nacional, con algunas zonas altamente deterioradas y otras, al parecer, perdidas definitivamente, ya que en ellas se han construido viviendas y equipamientos sociales de lujo.El Pardo, que en tiempos fue un cazadero real, fue abierto al p¨²blico en toda su extensi¨®n durante la Segunda Rep¨²blica espa?ola. Entonces el parque llegaba pr¨¢cticamente hasta la Moncloa, y la falta de planificaci¨®n adecuada hizo que durante el tiempo que estuvo abierto se deteriorase en buena parte su configuraci¨®n. Durante toda la etapa del franquismo la zona estuvo cerrada y depend¨ªa del Patrimonio Nacional y en esta ¨²ltima ¨¦poca el recinto de El Pardo ha sufrido mermas en su extensi¨®n, consecuencia de las concesiones a diversas personas y entidades privadas. La zona ya ocupada de El Pardo oscila entre 1.500 y 2.000 hect¨¢reas.
Entre las concesiones que el Patrimonio Nacional ha otorgado figuran las del Parque Sindical, Instituto Lorente, instalaciones militares y servicios anejos, Tiro de Pich¨®n y zona deportiva municipal de Somontes, club privado El Tejar de Somontes, restaurante del Cristo del Pardo, as¨ª como las urbanizaciones de Casaquemada y de la Florida. Estas concesiones pueden revertir de nuevo al Patrimonio Nacional, pero las urbanizaciones y viviendas particulares, no.
Los peligros fundamentales en este momento para el monte son, de una parte, la falta de acondicionamiento y vigilancia en la zona abierta, que trae consigo la acumulaci¨®n de desperdicios y la degradaci¨®n del medio, el encendido incontrolado de hogueras con riesgo de incendio, libre circulaci¨®n de coches y motos, con el agravante de que estas ¨²ltimas son utilizadas para la pr¨¢ctica de moto-cross y trial, lo que ocasiona la destrucci¨®n del endeble manto vegetal por el car¨¢cter sedimentario y arenoso del suelo, as¨ª como Ia falta de civismo de algunas personas que matan animales, desgajan ramas de los ¨¢rboles e incluso trampean.
La contaminaci¨®n tambi¨¦n afecta a El Pardo, especialmente a la margen izquierda del Manzanares, a la altura de Mingorrubio, en la que los vertidos llegan ya a escasos metros del r¨ªo. Este vertedero, que sepulta los ¨¢rboles existentes en dicho lugar, forma un talud cuya altura sobrepasa ya los cinco metros. El lavado frecuente de autom¨®viles contribuye a esta contaminaci¨®n, que comienza aguas arriba con el vertido de residuos de varias empresas.
La amenaza de un pol¨ªgono
El peligro que m¨¢s directamente se cierne sobre el monte de El Pardo es el proyecto del Pol¨ªgono de Valverde, Centro de Decisiones, n¨²mero dos, redactado por la Comisi¨®n de Planeamiento y Coordinaci¨®n del Area Metropolitana (Coplaco). Este pol¨ªgono tiene unas dimensiones enormes, similares a las de un terreno que fuera de la plaza de las Ventas a Moncloa, de una parte, y de Atocha a Nuevos Ministerios, por otra. La l¨®gica y los estudios realizados hasta ahora por urbanistas y ec¨®logos indican que el crecimiento de Madrid deber¨ªa hacerse dentro de unos m¨¢rgenes racionales y en un sentido que no fuera el norte-sur, ya que ¨¦ste es el sentido de los vientos procedentes del Guadarrama, que impiden que Madrid llegue a niveles asfixiantes de contaminaci¨®n.Si se interpusiera un foco de contaminaci¨®n en esa v¨ªa de aire procedente del Norte, se incidir¨ªa gravemente sobre la ya saturada atm¨®sfera de Madrid. Este foco ser¨ªa ese n¨²cleo urbanizado cuyas previsiones son de 75.000 habitantes y 100.000 puestos de trabajo, aunque estas cifras pueden cambiar hacia m¨¢s habitantes y menos puestos de trabajo. El pol¨ªgono producir¨ªa un tremendo colapso en las carreteras de Colmenar y La Coru?a, ¨²nicas v¨ªas importantes de comunicaci¨®n con la sierra.
Parque nacional
La alternativa a esta situaci¨®n, presentada por el grupo ecologista Aepden es la solicitud de declaraci¨®n de El Pardo como parque nacional, lo que permitir¨ªa salvaguardar el monte en su totalidad y aprovechar racionalmente todas sus posibilidades culturales y recreativas. La ley de Espacios Protegidos dice que son parques nacionales ?los espacios naturales de relativa extensi¨®n que se declaren por ley como tales, por la existencia en los mismos de eco sistemas primigenios que no hayan sido sustancialmente alterados por la penetraci¨®n, explotaci¨®n y ocupaci¨®n humana, y donde las especies vegetales y animales, as¨ª como los lugares y las formaciones geomorfol¨®gicas tengan un destacado inter¨¦s cultural, educativo o recreativo, o en los que existan parajes naturales de gran belleza?.Es en este punto donde se encuentran las reivindicaciones ciudadanas y las de los ec¨®logos. Asociaciones de vecinos madrile?as han solicitado la apertura al p¨²blico del monte para disfrute de los ciudadanos. Sin embargo, la declaraci¨®n de esta zona como parque nacional supondr¨ªa la limitaci¨®n parcial o total de entrada al p¨²blico en general. Aepden considera que en El Pardo existen a¨²n ejemplos zool¨®gicos de gran inter¨¦s. Sus razones se basan en que el ecosistema del monte conserva, casi por completo, su composici¨®n original, salvo en algunas especies introducidas y otras extinguidas. No obstante, alberga muchas especies casi extinguidas en el resto del mundo y que nuestra legislaci¨®n incluye en el decreto de Especies Protegidas de 1973, en especial rapaces como el buitre negro o el ¨¢guila imperial. A?aden los ec¨®logos que El Pardo constituye la mayor zona verde natural de las inmediaciones de Madrid, ?verdadero pulm¨®n de nuestra capital?. Caso de que la zona se considerara parque nacional ser¨ªa el m¨¢s pr¨®ximo a una capital de naci¨®n en todo el mundo occidental, ya que estas condiciones s¨®lo se dan en algunos estados africanos.
Para Aepden, la apertura al p¨²blico del monte, aun con las medidas de protecci¨®n correspondientes a un parque nacional, supondr¨¢ una afluencia de visitantes ?cuyo nivel de concienciaci¨®n no es suficiente para asegurar la no degradaci¨®n de la zona?. Si se consiguiera la declaraci¨®n de parque nacional para El Pardo, los ecologistas se plantear¨ªan la posibilidad de crear en la zona de m¨¢ximo inter¨¦s cient¨ªfico una reserva integral
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