Carmelo Bene y los ritmos africanos en el Festival de Oto?o de Par¨ªs
? El teatro es, pero es no representable. El teatro no puede dejar de lado la comunicaci¨®n, pero, de todas formas, en nuestra comunidad demente, la comunicaci¨®n es corrupci¨®n?, dice Carmelo Bene, que adora las frases definitivas, las contradicciones y, seg¨²n sus detractores, el esc¨¢ndalo.
Este actor, director y cineasta, que afirma de s¨ª mismo: ?El teatro soy yo?, ser¨¢ la vedette del Festival de Oto?o 1977 de Par¨ªs, que se desarrolla entre el 22 de septiembre y el 11 de diciembre, donde presentar¨¢, adem¨¢s de todas sus pel¨ªculas, realizadas en el lapso de tiempo que dedic¨® al cine, 1968-73, dos piezas de teatro: Romeo y Julieta (historia de Shakespeare), creada en 1976, donde, como es habitual en ¨¦l, se sirve del dramaturgo ingl¨¦s como pretexto para una serie de juegos esc¨¦nicos, dirigidos por la voz del propio Bene (un Mercurio que vampiriza a Romeo) grabada en triple, directo y play-back, Sade o libertinaje y decadencia de la charanga de los carabineros de la gendarmer¨ªa salentina, donde el servidor del ?divino marqu¨¦s?, mientras que su amo intenta en vano conseguir un orgasmo masturb¨¢ndose durante todo el espect¨¢culo, le propone las diversas estaciones de un in¨²til descenso a los infiernos. Adem¨¢s, los aficionados podr¨¢n ver el Odin Teatret, de Dinamarca, que presenta El libro de las danzas y Ven, el d¨ªa ser¨¢ nuestro, creaci¨®n colectiva inspirada en la historia de Am¨¦rica y de las gentes ?in¨²tiles? que nuestra sociedad margina en las ?reservas?; La clase muerta, de Tadeusz Kantor, quien afirma que ?la ausencia de vida es el ¨²nico medio para mostrar la vida, el maniqu¨ª se convierte en modelo para el actor viviente?, representado por el Teatr Cricot 2, de Polonia; Locus Solus, de Mern¨¦ Perlini, que una vez m¨¢s utiliza la luz para recortar los gestos y los movimientos, dando una visi¨®n ?diversa? del espect¨¢culo, y por ¨²ltimo, el tan esperado Teatro de la Taganka, de Mosc¨², con La madre, de Gorki; Diez d¨ªas que estremecieron al mundo, basada en el libro de J. Reed; Escuchen a Maiakovski y Hamlet, en adaptaci¨®n de B. Pasternak.Por lo que se refiere a la danza, la compa?¨ªa de Merce Cunninghan bailar¨¢ con m¨²sica de Cage, Tudor, Feldinan y decorados de Rauschenberg, adem¨¢s del Teatro Polon¨¦s de la Danza y la Compa?¨ªa Nacional Cubana.
La m¨²sica cambia de continente este a?o, y felizmente tendremos ocasi¨®n de escuchar y contemplar grupos africanos, como Las Ekonda, grupo de mujeres bobongo (Zaire), que presentan un espect¨¢culo total (mimo, gestos, canto, acrobacia): Los Bahemba, grupo de adivinos de Bagowilo, organizados en sociedades secretas, cuya ¨²nica manifestaci¨®n externa es el canto y la danza, pero que se han impuesto por un arte pl¨¢stico de gran calidad. Ruanda estar¨¢ representada por Cantos de la Corte (hasta 1959 era un reino donde se practicaba una m¨²sica extremadamente refinada que daba una gran importancia al amor); Zaire trae Cantos Sukutu, un g¨¦nero musical relativamente reciente, aparecido hacia los a?os sesenta, que se organiza en d¨²o, el primer cantor improvisa libremente, mientras que el otro repite constantemente la misma frase, y la actuaci¨®n de Elanga Nikake, interprete del sanza, perteneciente a la tribu de los Bosaka y que es adem¨¢s un se?alado int¨¦rprete de ?cantos de duelo?, que acompa?a con su tambor ngomo. La Rep¨²blica de Madagascar env¨ªa el Hira-Gasy, canto malgache que se pr¨¢ctica en el interior, es un espect¨¢culo campesino heredado de la ¨¦poca real, anterior a la colonizaci¨®n. Las mujeres tuaregs (Niger) utilizar¨¢n el noble instrumento a ellas reservado, el inzad, media calabaza cubierta de piel de cabra, con una cuerda de cr¨ªn de caballo, y los miembros de la casta de los griots (Mali) emplear¨¢n en su m¨²sica la kora, una especie de arpa-la¨²d de veintiuna cuerdas, cuya uso est¨¢ desapareciendo, pues los j¨®venes de Mali, Guinea y Senegal prefieren la guitarra.
Duro Ladipo nos trae el espect¨¢culo de la m¨²sica yoruba. habitantes del suroeste de Nigeria, de la que ha sintetizado los ritmos y partiendo de lo tradicional han montado un teatro ingenuo cantado, una especie de ?foIk-¨®pera? contando las leyendas y mitos yorubas.
Conscientes de la influencia que la m¨²sica tradicional africana ha tenido en muchas de las composiciones de nuestro universo sonoro (blues,jazz, gospel, rock, etc¨¦tera), los organizadores del festival han completado el programa con int¨¦rpretes de estos ritmos, como The Richard Smallwood Singers con su progressive gospel, o Charles Tyler Quartet, que se inscribe en la l¨ªnea individualista e iconoclasta de los miembros de la free revoluci¨®n de los a?os sesenta. La recitaci¨®n r¨ªtmica de los grandes poemas ¨¦picos africanos ha sido reencontrada con una ?aterradora intensidad ? por The Last Poets, que los substituyen por la palabra de la calle, variopinta y magn¨ªfica, narr¨¢ndonos los problemas pol¨ªticos y sociales del ghetto. Para que nada falte, un representante africano de la m¨²sica actual que ha recibido las influencias de los ritmos y melod¨ªas surgidas del continente negro, trasmitidas en los cantos de los esclavos negros, modificadas por el tiempo y el espacio y que en la ¨²ltima d¨¦cada se han extendido por el continente africano, produciendo una nueva variante, cerrando as¨ª el itinerario Africa-Am¨¦rica-Europa-Africa, Dollar Brand and Musicians.
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