"No creo que Espa?a trate de asumir el liderazgo de Am¨¦rica Latina"
EL PAIS: Se?or presidente ?qu¨¦ proyecci¨®n pol¨ªtica tiene su pr¨®ximo viaje a Espa?a. Qu¨¦ emociones, qu¨¦ sentimientos le produce? L¨®pez Portillo: Podr¨ªa clasificar mi actitud ante el viaje, primero como jefe de Estado y ello me impone la responsabilidad de representar a mi pa¨ªs en ese acto verdaderamente hist¨®rico en el que se normalizan ya, por la presencia directa del propio jefe de Estado, las relaciones interrumpidas en la forma que todos sabemos. Hay pues una conciencia de responsabilidad seria, grave y trascendente as¨ª como el deseo de ser digno de la representaci¨®n y de la expectativa hist¨®rica que entra?a. Hay por otro lado, el inter¨¦s del jefe de Gobierno de lograr en este viaje sobre las bases de principios que nos son comunes y del intercambio que deseamos ventajas para ambos en una asociaci¨®n complementaria de nuestras econom¨ªas que hist¨®ricamente est¨¢ acreditada. Y. finalmente hay una posici¨®n personal de quien acepta con orgullo las ra¨ªces de la s¨ªntesis nacional de mexicano, una de las cuales llega y penetra profundamente en Espa?a.
EL PAIS: ?Est¨¢ usted satisfecho, se?or presidente del papel hist¨®rico que le ha tocado jugar al reanudar relaciones con Espa?a?
L. P.: Profundamente satisfecho de que la oportunidad hist¨®rica me haya permitido participar en este proceso que ven¨ªa madur¨¢ndose y que, afortunadamente, se concret¨® en los primeros d¨ªas de mi gobierno. La posibilidad que esa oportunidad me dio de tomar la decisi¨®n, me tiene profundamente satisfecho.
EL PAIS: ?Podr¨ªa se?or presidente, enjuiciar la nueva pol¨ªtica exterior de Espa?a hacia Iberoam¨¦rica? L. P.: He subrayado recientemente que hab¨ªa descubierto en el presidente Su¨¢rez y en los informes que ten¨ªa de la visita del Rey a Am¨¦rica Latina, una actitud totalmente distinta a aquella vetusta y que en esta ¨¦poca y en este contexto latinoamericano ser¨ªa inadmisible. Por objetiva, por realista, es ahora la posici¨®n que procede y que nos va a estimular rec¨ªprocamente a continuar unas y a reiniciar otras cosas en com¨²n.
EL PA?S: ?Por qu¨¦ se cree en algunos sectores mexicanos que Espa?a desea el liderazgo en la comunidad iberoamericana?
L. P.: Creo que es falta de informaci¨®n o inercia de una actitud calificada de vetusta justamente. Si me he referido al tema es por se me ha preguntado acerca de ¨¦l y yo he respondido que a actitud de Espa?a no es la de asumir el liderazgo de Am¨¦rica Latina. La situaci¨®n es todo lo contrario.
EL PAIS: Y respecto a los resquemores que produce en ciertos peri¨®dicos mexicanos la idea de que Espa?a puede ser un puente natura! entre Iberoam¨¦rica y Europa. ?qu¨¦ puede decir, se?or presidente?
L. P.: Pienso que el desarrollo de un pa¨ªs entra?a la posibilidad de manejar con mayor eficiencia su comercio y que una de las caracter¨ªsticas de esa eficiencia es evitar la triangulaci¨®n. En ning¨²n momento pudi¨¦ramos suponer que Espa?a iba a realizar funciones de intermediario triangular en el intercambio con Europa. S¨ª. en cambio, pudiera ser un agente asociado a los prop¨®sitos de intercambio de Am¨¦rica Latina con Europa, sobre la base que ¨¦sta constituye un Mercado Com¨²n al que se puede tener acceso negociado, equilibrado, a trav¨¦s de uno de los socios: el m¨¢s l¨®gico, Espa?a.
EL PAIS: ?Puede decirme, se?or presidente, como ve el concepto de comunidad iberoamericana de naciones, sugerido por el presidente L¨®pez Michelsen y que el rey Juan Carlos y el Gobierno espa?ol est¨¢n impulsando. C¨®mo se sit¨²a M¨¦xico dentro de dicha comunidad?
L. P.: Lo vemos como un reiterado ideal que nace en Iberoam¨¦rica desde el momento de su independencia con el prop¨®sito anfitri¨®nico del liberador Bol¨ªvar. Pero desgraciadamente la unidad iberoamericana ha sido o resuelta disuelta por los imperios. Resuelta por el espa?ol y disuelta por los imperios de car¨¢cter econ¨®mico que, de alg¨²n modo, por el esfuerzo de su hegemon¨ªa, frustran la unidad. En ocasiones por acci¨®n directa, en ocasiones por acci¨®n que pudi¨¦ramos llamar sesgada o de soslayo. La unidad latinoamericana dista mucho de ser actual. Desafortunadamente no tenemos una pol¨ªtica com¨²n. Los intereses son tan semejantes que ante reacciones iguales nos disolvemos y rescatamos nuestros intereses -y muy frecuentemente nuestros ego¨ªsmos-y en ocasiones tambi¨¦n nuestras insuficiencias y nuestros fracasos. La unidad iberoamericana sigue siendo un prop¨®sito pero infortunadamente no una realidad.
EL PAN: Una frase del Rey en Guatemala referida a Belice frase obligada por otra parte en raz¨®n del contencioso de Espa?a con lnglaterra a prop¨®sito de Gibraltar ha provocado en M¨¦xico una polvareda. Ha habido peri¨®dicos mexicanos que han reaccionado llegando incluso a la ofensa personal al Rey. Entiendo que usted, se?or presidente, tiene intenci¨®n de hablar al respecto con el Rey. ?Cree que podr¨¢ quedar totalmente aclarado?
L. P.: Definitivamente si. Yo lamento mucho que algunos diarios, en uso de la libertad de prensa que existe en, M¨¦xico —tambi¨¦n en Espa?a, afortunadamente— hayan tenido expresiones de ese tipo que para m¨ª no son deseables. Creo que ning¨²n jefe de Estado debe ser tratado de esa manera. Pero, en fin, son lo que yo llamo los riesgos de la libertad.
EL PAIS: Volviendo al tema de Belice...
L. P.: Evidentemente el caso de Gibraltar es muy distinto al caso de Belice. Ya he explicado cu¨¢l es la situaci¨®n de Belice en las relaciones de la hermana Rep¨²blica de Guatemala. Este es uno de los asuntos dolorosos que M¨¦xico tiene que vivir con quienes tan parecidos nos son, los guatemaltecos. En estricto rigor, si me preguntara usted que nos divide a los guatemaltecos y a los mexicanos le dir¨ªa que una l¨ªnea fronteriza artificial y una posici¨®n hist¨®rica sobre un territorio que M¨¦xico no ambiciona. Si yo pudiera, que no lo puedo, sacrificar los principios por ganarme la plena amistad de los hermanos guatemaltecos, lo har¨ªa. Desafortunadamente con los principios no se puede negociar, ni siquiera para ganar amigos o para hacer de los hermanos amigos. No podemos. Ratifico: M¨¦xico no tiene ning¨²n inter¨¦s territorial en Belice. Hay algunos principios, en los que nosotros creemos, que est¨¢n en juego. Uno la autodeterminaci¨®n de los pueblos. Otro la soluci¨®n pac¨ªfica de las controversias. Creemos nosotros que la realidad. Belice?a una poblaci¨®n en un territorio, entra?a la operaci¨®n de un principio: la autodeterminaci¨®n. Creemos que adem¨¢s en Am¨¦rica Latina las controversias y en todo el mundo, pero especialmente en este continente -— las controversias deben resolverse por la v¨ªa pac¨ªfica, la negociaci¨®n.
La historia, seg¨²n profundicemos en ella, ve nacer o desaparecer un derecho. Si pensamos en el imperio de Iturbide, Belice, Guatemala, ser¨ªan de ese imperio. Pero como por la autodeterminaci¨®n Guatemala es Guatemala, y en buena hora, creemos nosotros que Belice debe ser Belice en los t¨¦rminos de la autodeterminaci¨®n de los belice?os.
EL PAIS: Pasando a otros temas, se?or presidente. ?En qu¨¦ campos espec¨ªficos puede haber cooperaci¨®n fruct¨ªfera entre M¨¦xico y Espa?a? Por ejemplo usted ha dicho que las econom¨ªas son complementarias. M¨¦xico tiene petr¨®leo, del que Espa?a est¨¢ privada, pero Espa?a tiene otras cosas que ofrecer. ?Hasta qu¨¦ punto puede haber entendimiento? ?Podr¨ªa M¨¦xico vender petr¨®leo a Espa?a, o no?
L. P.: Claro que s¨ª. M¨¦xico ofrece su petr¨®leo a quien se lo quiera comprar y se lo pague al precio comercial. Repito que las econom¨ªas espa?ola y mexicana son complementarias. N o esperemos que todos los problemas de Espa?a y todos los de M¨¦xico se van a resolver con las relaciones de intercambio. Pero de alguna manera esa relaci¨®n de intercambio, inteligentemente conducida, puede dar frutos ben¨¦ficos en alguna proporci¨®n, espero que creciente y cada vez m¨¢s importante tanto para M¨¦xico como para Espa?a.
EL PAIS: Se ha hablado mucho de la formaci¨®n de compa?¨ªas mixtas hispano—mexicanas pero la ley de inversiones extranjeras en M¨¦xico limita la aportaci¨®n de capital extranjero al 49 %. ?Deja esto paso de todas formas a la formaci¨®n de empresas mixtas, como por ejemplo para la explotaci¨®n de la pesca?
L. P.: Puede haber muchas compa?¨ªas conjuntas porque la ley de inversiones extranjeras no es restrictiva, sino selectiva. Tiene un sistema de regla general y un sistema de excepci¨®n. La regla general est¨¢ expresada en la ley pero las excepciones las acuerda una comisi¨®n nacional, que puede modificar las proporciones del capital en funci¨®n del inter¨¦s nacional. Existen no una, sino muchas empresas de capital mixto que trabajan en M¨¦xico y que operan a satisfacci¨®n.
EL PA?S: En su viaje por Espa?a, se?or presidente efectuar¨¢ usted una etapa en Barcelona. ?.Qu¨¦ proyecci¨®n tiene este alto en la capital catalana?
L. P.: Para m¨ª es de extraordinario inter¨¦s porque s¨¦ lo que significa Barcelona en la econom¨ªa espa?ola y se lo que significa Barcelona en la cultura de la pen¨ªnsula. S¨¦ de su fortaleza y de su arraigo, conozco su historia, admiro el esp¨ªritu catal¨¢n y se lo que puede significar la vinculaci¨®n directa con ese centro importante de la hermana Espa?a.
EL PAIS: En principio su itinerario pasaba tambi¨¦n por Bilbao. Ahora parece que se ha suprimido esa etapa. ?No teme que la visita a una regi¨®n autonomista, Catalu?a, y no a la otra. el Pa¨ªs Vasco, pueda crear reticencias en esta ¨²ltima? L. P.: Yo visitar¨¦ la zona vasca de Navarra, no s¨®lo Caparroso sino Pamplona. No s¨¦ si esto es suficiente. Le conf¨ªo que este matiz me asombra porque no tengo todav¨ªa la sensibilidad de las realidades pol¨ªticas actuales. Yo lo ¨²nico que recomendar¨ªa es que pensaran en el sistema federal en el que posiblemente pudieran tener soluci¨®n estas tensiones centrifugas. Si M¨¦xico no fuera una Rep¨²blica Federal, ser¨ªa otro Centroam¨¦rica, seriamos treinta peque?os pa¨ªses, insuficientes muchos de ellos.
EL PAIS: Presumo, se?or presidente, que va a invitar usted al Rey para una visita a M¨¦xico. ?Cu¨¢l ser¨ªa el mejor momento para su venida?
L. P.: Cuando ¨¦l lo deseara. Este pa¨ªs est¨¢ en disposici¨®n de recibirlo con los brazos abiertos cuando le convenga.
EL PAIS: Creo que entre mexicanos y espa?oles permanecen algunos roces, algunas suspicacias, tan visibles aqu¨ª como en Espa?a. ?Qu¨¦ medio hay para hacer que desaparezcan de una vez para siempre?
L. P: Debernos institucionalizar las relaciones y pensar que somos pa¨ªses con identidades incluso de temperamento. Y si as¨ª las entendemos iremos mejor. Claro que hay roces. Hay muchas cosas que son resultado de nuestra profunda cercan¨ªa. ?Qu¨¦ puedo decirle para evitar esto?: Ser respetuosos cuidadosos, sobre todo quienes tenemos la responsabilidad. Ser tolerantes y ser responsables. Esto es lo que creo que es necesario.
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