Leizaola, Navarra y la Rep¨²blica

En el n¨²mero de EL PAIS del 16 de septiembre, el presidente del Gobierno de la regi¨®n aut¨®noma vasca en exilio, Jes¨²s Mar¨ªa de Leizaola, a la pregunta que le formula un redactor del diario (??Por qu¨¦ se desenganch¨® Navarra del estatuto de la Rep¨²blica??), contesta diciendo: ?En realidad, m¨¢s que contra el estatuto, Navarra termin¨® pronunci¨¢ndose contra la Rep¨²blica.?Las cosas ocurrieron del siguiente modo. Navarra se ?desenganch¨®? del Estatuto de la Rep¨²blica en la asamblea de municipios vascos celebrada en Pamplona el 19 de junio de 1932, en la cual los representantes de los Ayuntamientos navarros se pronunciaron contra el proyecto de Estatuto por 123 votos contra 101 y 35 abstenciones, mientras que la aplastante mayor¨ªa de los representantes de los municipios de las otras tres provincias se pronunciaban a su favor. La ofensiva navarra contra el proyecto fue capitaneada no s¨®lo por los cabecillas del sector tradicionalista m¨¢s hostil al nacionalismo vasco, sino tambi¨¦n, y con especial ardor, por el diputado radical-socialista doctor Azarola, portavoz de la mayor¨ªa de la izquierda. Decir que aquello fue pronunciarse ?contra la Rep¨²blica?, ser¨ªa olvidar inexplicablemente, o querer ignorar deliberadamente, el papel que en la asamblea desempe?aron los republicanos y socialistas navarros, mayoritariamente hostiles (al rev¨¦s de la mayor¨ªa de los republicanos y socialistas de las otras tres provincias) a la idea de un Estatuto auton¨®mico com¨²n a las cuatro provincias vascas.

Si es cierto que, en 1936, ?Navarra termin¨® pronunci¨¢ndose contra la Rep¨²blica?, cabe igualmente decir que empez¨® pronunci¨¢ndose contra ¨¦sta, reci¨¦n proclamada, cuando el 28 de junio de 1931 vot¨® masivamente a favor de la candidatura que propiciaba el proyecto de Estatuto llamado ?de Estella? (tambi¨¦n com¨²n a las cuatro provincias), dejando, en minor¨ªa a las izquierdas que, contrarias a este Estatuto, s¨®lo consiguieron en Navarra dos diputados (uno de ellos era el doctor Azarola). En esa ocasi¨®n, la derecha navarra, conservadora y clerical (que comprend¨ªa los tradicionalistas, los nacionalistas vascos y los cat¨®licos independientes), form¨® bloque compacto con la esperanza de constituir, al amparo de la autonom¨ªa, lo que Indalecio Prieto llam¨® un ?Gibraltar vaticanista?. Fracasada esta operaci¨®n (por la sencilla raz¨®n de que el Estatuto de Estella era incompatible con la Constituci¨®n), el foso entre tradicionalistas y nacionalistas vascos volvi¨® a abrirse y se agrand¨® a medida que los primeros abandonaban el campo de los partidarios de la unidad vasca.

Cuando, el 18 de julio de 1936, el tradicionalismo se sum¨® al alzamiento militar contra el Gobierno del frente popular (alzamiento que hab¨ªa contribuido a preparar), el PNV navarro se declar¨® neutral y hasta proclam¨® que ?en modo alguno podr¨ªa en esta ocasi¨®n mostrar simpat¨ªa hacia un Gobierno que tanto se hab¨ªa distinguido por su hostilidad a la Iglesia?. Esta actitud -como las adoptadas por el PNV en Alava, Guip¨²zcoa y Vizcaya en los primeros d¨ªas de la guerra civil- se tom¨® bajo la presi¨®n de las circunstancias. Las vejaciones y persecuciones de que fue objeto el nacionalismo vasco por parte de quienes hab¨ªan promovido y secundado el alzamiento contra el Gobierno, no tardaron en enemistar de nuevo con el tradicionalismo a casi todos los nacionalistas vascos de Navarra y de otros, sitios (aunque muchos de ellos lo disimulasen por miedo a las represalias). Tales fueron los hechos.