El motorista
Creo haber escrito en alg¨²n sitio un art¨ªculo dedicado al motorista en general, a ese motorista que me env¨ªan los peri¨®dicos y revistas desde hace a?os, desde que escribo en casa, para recoger mis art¨ªculos.El motorista es el colaborador m¨¢s inmediato del cronista o columnista. Porque luego est¨¢n los linotipistas, los redactores-jefes, los jefes de secci¨®n y todo el personal de un peri¨®dico, pero a esos uno ya no los ve -ay- m¨¢s que de tarde en tarde. Si les viese m¨¢s les rogar¨ªa, a los linotipistas, a los correctores o a quien sea, que no me metan signos de admiraci¨®n donde yo, no los meto, que no los meto nunca o casi nunca, porque no me gustan esos menudillos tipogr¨¢ficos.. Please. Precisamente le reprochaba yo a Ruiz-Gallard¨®n el otro d¨ªa en el Eurobuilding, no sus ideas, que all¨¢ cada palo aguantando su vela, sino su exceso de signos ortogr¨¢ficos, que envejecen la prosa, como dec¨ªa Ram¨®n, o la exasperan o histerizan. Parece que Ruiz-Gallard¨®n me ha hecho caso -al menos en eso- y usa ya menos pirotecnia de puntos suspensivos, admiraciones, intejecciones y cosas. Los sentimientos y las ideas hay que expresarlos con palabras -imb¨¦cil aqu¨¦l de ?no hay palabras para describir?-, no con palos (tipogr¨¢ficos).
Pero yo al que veo, ya digo, es al motorista, y hoy quer¨ªa. hablar, no del motorista en general, no de la motoiridad, sino de un motorista particular y concreto, el de este peri¨®dico, que tiene nombre de cantante del pueblo e ideas tambi¨¦n muy de pueblo se llama- Pepe Blanco, gasta cuero, habla bajo, tiene gafas y casi todas las ma?anas nos echamos unos p¨¢rrafos cuando viene a por el invento. El cree que viene a por la cr¨®nica, pero en realidad viene a traerme la cr¨®nica, porque me trae cada d¨ªa un cargamento de cartas, papeles, elogios y an¨®nimos que me dan hechos los dos folios del d¨ªa siguiente. Yo, lo poco que gano en este peri¨®dico realmente se lo robo a Pepe Blanco.
Hoy un suponer. Hoy me ha tra¨ªdo una carta caraque?a de elegante letra femenina y sustancioso contenido. Salud, mis queridos caraque?os. Hoy me ha tra¨ªdo un an¨®nimo donde se me recuerda que Siva era un dios y no una diosa, como todo argumento contra mi denuncia de los fanta-funcionarios del sindicalismo vertical. Hoy me ha tra¨ªdo Pepe Blanco dos entradas para ver una de los Hermanos Marx. Y otra carta femenina y dulce. Y un papel del Picadilly Iondinense con unos labios de mujer estampados en un beso. Y dos ejemplares atrasados de Mundo Obrero. Y una carta de Jos¨¦ Blanco Amor adjunt¨¢ndome una cr¨ªtica de un libro m¨ªo publicado en La Naci¨®n de Buenos Aires. Y un estudio sobre otra cosa m¨ªa de un profesor gallego. Y otra tesis sobre otro invento de Umbral, cosas todas ellas que llenar¨¢n de justa consternaci¨®n al c¨®mplutense se?or Ruiz Elvira.
Y me trae Pepe Blanco una carta del argentino Ricardo Herren asegur¨¢ndome que no todos los argentinos consideran que el animal que vuela m¨¢s alto es el espa?ol que vuela por Iberia. (El pilot¨® me trajo el otro d¨ªa de Amsterdam volando a su lado en la cabina: gracias). Pero lo que m¨¢s me trae el motorista es denuncia social: una se?ora denuncia al p¨¢rroco de San Germ¨¢n (zona de la calle Orense), que dice que tiene dos pisos y no deja abrir un bar para que no le moleste el ruido, y que es algo as¨ª como el Inquisidor del barrio. (Ni la se?ora firma ni yo doy fe). Un profesional del sable me pide pasta. Los del Teatro Independiente Profesional me cuentan que Mario Antol¨ªn cobra much¨ªsima pasta en varias n¨®minas fantasma o fantan¨®minas. Demasi¨¦. Pero tampoco doy fe. Los de la calle Granadilla env¨ªan un taco de firmas rubricando su caso: una familia en situaci¨®n l¨ªmite ha ocupado un piso en el que s¨®lo hab¨ªa peri¨®dicos y cuyo due?o vive en la Ciudad de los Periodistas. Pisos vac¨ªos y familias en la calle. Y cuarenta a?os (o los que sean) de Ministerio d¨¦la Vivienda. No quisiera uno convertirse en la se?ora Francis de la justicia social, sino rendir homenaje a Pepe Blanto, obrero de la vespa, que me trae a diario tan rico material humano, la prosa viva y mala de la Espa?a que clama. Gracias, Pepe
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