Los minusv¨¢lidos quieren administrar su asistencia social
La centralizaci¨®n y el burocratismo de sus ¨®rganos de gesti¨®n son las mayores censuras que se han hecho al Serem. De estas caracter¨ªsticas de su organizaci¨®n deriva el desprestigio de los gabinetes provinciales y comarcales, pues las principales decisiones en materia de subvenciones y ayuda econ¨®mica dependen de la Junta del Plan Asistencial que funciona en Madrid y que decide sin conocimiento previo de la problem¨¢tica local. As¨ª ocurre que cuando una instituci¨®n -asociaciones de minusv¨¢lidos, instituciones locales, etc¨¦tera- quiere agilizar los costosos tr¨¢mites que supone conseguir apoyo financiero recurre directamente a la Junta de Madrid, con el consiguiente detrimento de la imagen p¨²blica de algunos gabinetes, de cara a su respectiva provincia.La desmoralizaci¨®n que afecta a parte del personal del Serem es tambi¨¦n consecuencia de su burocratizaci¨®n. Muchos profesionales del Servicio -sic¨®logos, pedagogos y asistentes sociales- han visto su actividad reducida a meras cuestiones oficinescas y de papeleo.
Pero la principal deficiencia de la estructura del Serem es la falta de participaci¨®n de los minusv¨¢lidos en su gesti¨®n. Plantear la democratizaci¨®n de este servicio Y su acomodaci¨®n al proceso de descentralizaci¨®n que se iniciar¨¢ con las pr¨®ximas elecciones municipales exige dos condiciones imprescindibles: la autogesti¨®n a nivel local de los servicios sociales v la presencia de los rninusv¨¢lidos -de las asociaciones que los representan- en la composici¨®n de los mismos.
Otro requisito necesario es la plena capacitaci¨®n de quienes est¨¦n a su cargo, as¨ª como la definici¨®n definitiva de su objetivo y su car¨¢cter social, y la trayectoria irregular de marchas y contramarchas que hasta ahora ha seguido el Serem demuestra que se carece de una filosof¨ªa sobre cu¨¢l debe ser la naturaleza y funciones de una organizaci¨®n destinada a la integraci¨®n social de los minusv¨¢lidos.
Origen y etapa misional
La causa ¨²ltima de las deficiencias del Serem hay que buscarla en su propio origen. Naci¨® en 1971 seg¨²n las pautas centralistas del r¨¦gimen, provisto de un impresionante aparato legislativo y propagand¨ªstico, pero sin una experiencia de base previa.La puesta en marcha del Serem fue obra de Jos¨¦ Ferr¨¦ Mor¨¢n -fundador tambi¨¦n del PPO-, y se realiz¨® bajo el patrocinio moral de Licinio de la Fuente, entonces ministro de Trabajo. El congreso Minusval 74, que se organiz¨® a bombo y platillo, fue su plataforma de lanzamiento. En el decreto de 21 de febrero de 1974 se fusionaron los servicios comunes de la Seguridad Social de asistencia a los subnormales y de recuperaci¨®n y rehabilitaci¨®n de minusv¨¢lidos.
En sus comienzos, el Serem tuvo un marcado car¨¢cter misional, y sus funciones abarcaban un amplio campo de acci¨®n. Los planes asistenciales inclu¨ªan desde campa?as de prevenci¨®n de la subnormalidad a la asistencia directa, pasand por la organizaci¨®n de cursos especiales, empleo protegido, etc¨¦tera.
Desde que Rafael Fern¨¢ndez Sedano ocup¨® la direcci¨®n, en agosto de 1976, el ¨¢mbito de actuaci¨®n del Serem se ha restringido progresivamente. El actual director, antes jefe d¨¦ una secci¨®n jur¨ªdica de la Seguridad Social, tiende a remitir las cuestiones de empleo al PPO y, las de formaci¨®n, al Ministerio de Educaci¨®n. El se?or Fern¨¢ndez Sedano ha centrado la actividad del Serem en la rehabilitaci¨®n profesional del trabajador minusv¨¢lido. Con esta intenci¨®n se promulg¨® la orden del 16 de febrero de 1977 sobre programas individuales de recuperaci¨®n: el llamado PIRIS -para minusv¨¢lidos f¨ªsicos- y el POIS -para s¨ªquicos-. Pero de momento este plan parece que se ha estancado porque los trabajadores no hacen uso de ¨¦l. Incluso algunos gabinetes provinciales han se?alado el escepticismo con que ha sido acogida por las delegaciones de las entidades gestoras de la Seguridad Social, que te¨®ricamente deben colaborar en su realizaci¨®n.
Control de los presupuestos
La ausencia de un control democr¨¢tico del presupuesto del Serem -unos 8.000 millones de pesetas procedentes de las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social- es otro de los puntos que exige una revisi¨®n. No existen cauces para adecuar los gastos a las necesidades reales de la base y, aunque se da ¨²ltimamente cierta voluntad descentralizadora, la parte m¨¢s sustanciosa del presupuesto es administrada por una Junta Nacional en la que destaca el poder de Ricardo Guindos, interventor que representa a la Administraci¨®n.Un hecho sintom¨¢tico en la distribuci¨®n del presupuesto es la creciente importancia que se da a la partida de gastos de construcci¨®n de nuevos edificios -el mal de piedra-, que parece responder al deseo de consolidar el Serem arquitect¨®nicamente, como un fin en s¨ª mismo con independencia de su aut¨¦ntica raz¨®n de ser.
Sin embargo, los centros de asistencia integral que se acabaron de construir hace un a?o en Logro?o, Salamanca y C¨¢diz no han comenzado todav¨ªa a funcionar, aunque ya est¨¢n ocupados por el personal provincial.
Desmoralizaci¨®n del personal
Actualmente trabajan en el Serem m¨¢s de ochocientas personas, entre contratados y funcionarios de oposici¨®n, los llamados Tafes, t¨¦cnicos en asistencia y formaci¨®n y empleo de minusv¨¢lidos. Su situaci¨®n laboral, en lo que respecta a salarios, es, en general, satisfactoria, pero algunos sectores han perdido la confianza en la labor que est¨¢n llevando a cabo y son conscientes de la necesidad de profundos cambios.La estructura burocr¨¢tica del Serem no ha facilitado los medios de formaci¨®n a su personal t¨¦cnico, sino que lo ha alejado de un entendimiento del contexto local. El resultado es que ha cundido el des¨¢nimo y la desmoralizaci¨®n en la mayor¨ªa de los funcionarios centrales y provinciales del Serem. En opini¨®n de estos sectores, el Servicio no responde a las exigencias de un servicio social moderno, y los actuales directivo, no tienen imaginaci¨®n ni capacidad para mejorarlo.
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