El pacto de la Moncloa
?Est¨¢ ya elaborado y publicado el texto del pacto econ¨®mico de la Moncloa. El terreno elegido por el Gobierno y aceptado por los partidos pol¨ªticos y el m¨¦todo empleado distan mucho de ser los mejores. El comportamiento no ha sido lo que se dice transparente, y adem¨¢s las negociaciones consumadas gravitan sobre el equ¨ªvoco de la responsabilidad moral de los empresarios y de los trabajadores, aunque esa responsabilidad no depende de normas y compromisos que ellos mismos hayan negociado. El pacto econ¨®mico es, sobre todo, ideol¨®gico, ¨¦sa es la cara oculta de la Luna, y ahora tiene que ser encajado en el sistema de relaciones industriales. Visto el problema en el seno de una comunidad pluralista, el procedimiento es bastante coactivo, aunque con esto no quiero decir que el mejor modelo de actuaci¨®n hubiera sido el laissez-faire. De ninguna manera. Lo que yo digo es que los empresarios y las sindicales tendr¨ªan que haber participado en las negociaciones llevando a la Moncloa su acento y su influencia, con lo que se hubieran asegurado mejor los resultados. Se ha sacrificado la transparencia en aras de la urgencia y la participaci¨®n de las sindicales y de las patronales en aras de la efectividad. Se conf¨ªa, como digo, en la responsabilidad moral de las unas y de las otras. El Gobierno y los partidos apelan a la ?Cooperaci¨®n responsable?, y si esa cooperaci¨®n se ejerce habr¨¢ libertad y progreso.Es curioso que los empresarios y los obreros, que tienen que salvar a Espa?a a costa de sus intereses, no hayan estado representados en la Moncloa. Al parecer, es la misma ideolog¨ªa democr¨¢tica la que los ha excluido. Ahora, eso s¨ª, les ha dejado la responsabilidad moral. Unos y otros han quedado a los pies de los caballos.
Los partidos pol¨ªticos van a tener la deferencia de explicar en el Parlamento su opini¨®n. Van a tratar de explicar un hecho consumado.Todos los confesionarios son pat¨¦ticos, bien desde el punto de vista de la teolog¨ªa, bien desde el punto de vista de la sicolog¨ªa profunda. De otro lado ser¨¢ un gesto parlamentario sin justificaci¨®n parlamentaria, ya que los partidos, en este lance son al mismo tiempo la flecha y el blanco. ( ... )?
24 octubre
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