Mal end¨¦mico
En 1974, en Francfort, nos dej¨® Yugoslavia al margen del Mundial de Alemania. Esta noche, en el Manzanares, podr¨ªa ocurrir otro tanto, frente a Rumania, con el agravante de que la desilusi¨®n llegar¨ªa con m¨¢s antelaci¨®n quela anterior. Entonces las estructuras del triunfal imperialismo sufrieron su golpe de gracia. Todos los esfuerzos por distraer al personal de otras preocupaciones se vinieron abajo.Entonces, como puede ocurrir esta noche, o como podr¨ªa suceder un poco m¨¢s adelante, se cantaron todas las palinodias seguidas, se pidieron algunas cabezas representativas y se prometieron enmiendas estructurales. Naturalmente, no se hizo nada sustancial que no fuera cambiar al presidente de la Federaci¨®n.
La selecci¨®n que juega esta noche no debe entenderse, tal y como ha sido costumbre, como la representaci¨®n genuina de los valores patrios. El f¨²tbol es un deporte espect¨¢culo m¨¢s y, por tanto, nada debe conmoverse al margen de la propia organizaci¨®n balomp¨¦dica.
El f¨²tbol espa?ol a nivel de selecci¨®n es tan mediocre, salvo momentos excepcionales, como lo es el resto del deporte. Esa mediocridad viene dada por un mal end¨¦mico cuyas ra¨ªces est¨¢n en su propia estructura. De los once de esta noche no m¨¢s all¨¢ de tres son titulares indiscutibles y no porque exista gran competencia para ocupar los puestos, sino porque no hay m¨¢s cera que la que arde.
Con todo, esta noche debe producirse una victoria hispana. Pero tampoco ¨¦sta deber¨¢ ser tenida como la soluci¨®n definitiva.
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