Dos testigos de Jehov¨¢ demandar¨¢n al juez que autoriz¨® una transfusi¨®n de sangre a su hija
Los padres de Albertina Mart¨ªn, la ni?a de ocho a?os que falleci¨® el pasado lunes en el sanatorio de Cruces- BaracaIdo despu¨¦s de que sus padres -testigos de Jehov¨¢- se negaran a que se le transfundiera sangre, niegan que en ¨²ltima instancia, y ante la gravedad de su hija, autorizaran la transfusi¨®n. Fue el juez de Baracaldo, a quien consultaron los facultativos a trav¨¦s del m¨¦dico de guardia, quien la autoriz¨® en contra de la decisi¨®n de los padres.Estos han hecho p¨²blico su prop¨®sito de demandar al juez por haber violado el derecho de los padres. Testigos de Jehov¨¢ de la localidad minera de Ortuella (Vizcaya), donde reside la familia, han manifestado que con esta querella pretenden ¨²nicamente el respeto a sus creencias religiosas, que podr¨ªan verse en peligro con un precedente de esta naturaleza.
Los padres de la ni?a fallecida no ponen reparo alguno a la actuaci¨®n de los m¨¦dicos, que ?actuaron seg¨²n su conciencia?, pero consideran inaceptable la intromisi¨®n del juez que ?no respet¨® nuestra voluntad, que est¨¢ de acuerdo con una religi¨®n y con las Escrituras?.
A?aden tambi¨¦n que su hija no se hubiera salvado con sangre o sin ella. Esta opini¨®n es compartida por los propios m¨¦dicos que la atendieron, doctores Pablo Mart¨ªnez y Carlos Vernuy, quienes estiman que la ni?a estaba ?muerta de necesidad? a causa de la grav¨ªsima gangrena y necrosis intestinal que padec¨ªa ya en el momento de su internamiento en cl¨ªnica.
Violenta pelea
A partir del fallecimiento de la ni?a, los sucesos se precipitaron en Ortuella hasta el punto de degenerar en una violenta pelea cuando los padres trataban de enterrarla en el cementerio civil. Los vecinos del pueblo, despu¨¦s de lesionar al menos a cuatro personas que hubieron de ser asistidas en el cuarto de socorro, se llevaron el f¨¦retro para enterrarlo el mi¨¦rcoles en el cementerio cat¨®lico. Los testigos de Jehov¨¢ entienden que quienes se comportaron como fan¨¢ticos fueron los familiares y vecinos, que incluso la misma noche de la muerte de la ni?a insultaron a sus padres. ?Lo que ocurri¨® en el cementerio -a?aden- no es propio ni de los pa¨ªses m¨¢s incivilizados. Si hubi¨¦ramos respondido nosotros como ellos, hubiera habido una matanza. A embrollarlo todo contribuy¨® el hecho de que en el cementerio persist¨ªa todav¨ªa el acotado civil, que seg¨²n la ley deber¨ªa haber sido suprimido para dejarlo como lugar reservado a entierros de creencias religiosas distintas de la cat¨®lica. Este vallado estaba en tal situaci¨®n de abando no que pudo influir en la gente.? Dicen, por ¨²ltimo, que a ellos tanto les da el lugar del enterramiento, y que han sido los cat¨®licos quienes han hecho de ello cuesti¨®n de fe.Acerca del origen de todos estos incidentes, la negativa a las transfusiones de sangre, los testigos de Jehov¨¢ dicen que la mayor¨ªa de las intervenciones quir¨²rgicas pueden efectuarse sin sangre, y que de todos modos, igual que un adulto puede rechazar las transfusiones, lo puede hacer un padre con su hijo. La madre de la peque?a asegura que su hija estaba educada en la fe de Jehov¨¢ y no quer¨ªa sangre. ?Tampoco pens¨® que se iba a morir, sino que iba a dormirse para despertar alg¨²n d¨ªa, como L¨¢zaro en las Escrituras.?
La oposici¨®n de los Testigos de Jehov¨¢ a las transfusiones est¨¢ basada en m¨²ltiples p¨¢rrafos b¨ªblicos en los que se rechaza el empleo de sangre ajena en cualquier cuerpo.
?Dios nos da la vida y nos la quita, esperamos una resurrecci¨®n y tenemos que hacer, aunque perdamos la vida, lo que Dios nos dice?.
El m¨¦dico debe intervenir
Algunos pa¨ªses europeos, como Suiza, Francia y B¨¦lgica, han resuelto los problemas legales que puede plantear una actuaci¨®n de este tipo mediante una norma expresa en la que se ordena al m¨¦dico intervenir de acuerdo con lo que le dicte la ciencia m¨¦dica, aun en contra de la decisi¨®n paterna.En Espa?a no existe ninguna norma legal espec¨ªfica que contemple estos casos, pero una sentencia del tribunal, supremo del 12 de febrero de 1958 dictamin¨® como delito de omisi¨®n del deber de socorro, previsto en el art¨ªculo 489-bis del C¨®digo Penal, el caso de la oposici¨®n irracional del padre o tutor a la intervenci¨®n quir¨²rgica de un hijo, poni¨¦ndole en peligro manifiesto.
En situaciones de esta naturaleza el juez de instrucci¨®n, o el Tribunal Tutelar de Menores cuando el afectado tiene menos de 16 a?os, tienen autoridad para ordenar el tratamiento m¨¦dico que estimen los facultativos, ya que la patria potestad no significa un derecho absoluto y la propia ley contempla la posibilidad de que los tribunales retiren esa patria potestad en caso de abuso.
En casos l¨ªmite, cuando ni siquiera haya tiempo para una consulta judicial, penalistas de renombre consideran que el m¨¦dico est¨¢ obligado a intervenir, ya que de otra manera incurrir¨ªa ¨¦l mismo en el delito de omisi¨®n del deber de socorro.
En opini¨®n de otros especialistas, actuaciones como la que aqu¨ª se contempla podr¨ªan tambi¨¦n encuadrarse en el cap¨ªtulo de la imprudencia temeraria con resultado de muerte, lo que conllevar¨ªa a una pena de seis meses y un d¨ªa a seis anos de privaci¨®n de libertad. Tambi¨¦n en este caso se considera que el m¨¦dico ser¨ªa corresponsable del mismo delito si no act¨²a incluso contra la opini¨®n de los padres.
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