Luces y sombras de un presupuesto
EL MINISTRO de Hacienda present¨® a los medios informativos los presupuestos de los entes que componen el sector p¨²blico, presupuestos que, consolidados, ascienden a casi tres billones de pesetas, m¨¢s exactamente, 2.782 miles de millones, de los cuales 1.433 corresponden al Estado y 1.285 a la Seguridad Social.A primera vista la cifra parece astron¨®mica y ciertamente lo es, pero para situar mejor su importancia conviene tener presente dos tipos de consideraciones. Primero, que en una econom¨ªa moderna el presupuesto es el arma principal de que dispone el Estado para llevar a cabo su pol¨ªtica econ¨®mica y que ¨¦sta no consiste s¨®lo en dirigirla econom¨ªa para evitarlos males de la inflaci¨®n, el desequilibrio exterior o reducir el paro, sino tambi¨¦n en mejorar la distribuci¨®n de la renta y conseguir paliar injusticias sociales tan irritantes como las que caracterizan este pa¨ªs. Segundo, que la medida m¨¢s acertada de la importancia del sector p¨²blico no se obtiene contemplando su presupuesto en t¨¦rminos absolutos, sino poni¨¦ndolo en relaci¨®n con el conjunto de bienes y servicios que produce el pa¨ªs. Desde este prisma, el presupuesto del sector p¨²blico supone el 25 % del producto interior bruto (PIB) estimado para 1978, porcentaje muy inferior al de la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos.
Hechas estas salvedades, conviene destacar algunos de los rasgos m¨¢s generales de los presupuestos que durante quince d¨ªas naturales podr¨¢n examinar los diputados en orden a presentar enmiendas. ?Corto plazo en verdad!
El primer punto rese?able es que los presupuestos del Estado y la Seguridad Social van a crecer en 1978 a un ritmo ligeramente superior al del PIB estimado en el pacto de la Moncloa: 23,7 y 23%, respectivamente, frente al 21,5 para el PIB. En segundo lugar, y refiri¨¦ndonos a los gastos del Estado -que seg¨²n el se?or Fern¨¢ndez Ord¨®?ez han sido recortados, junto con los de algunos organismos, en 300.000 millones-, destacan la relativa contenci¨®n de los gastos de personal -21,3%- y el fuerte aumento en el cap¨ªtulo de transferencias corrientes.-32,4% y gastos de capital- incluido el fondo de acci¨®n coyuntural, 30,5%. La causa del incremento en las transferencias se halla, sobre todo, en la aportaci¨®n que el Estado va a realizar al seguro de desempleo -60.000 millones de pesetas; en cuanto a los gastos de capital hay que subrayar los 40.000 millones de dotaci¨®n para inversi¨®n en construcciones escolares. Con todo, la participaci¨®n relativa de los gastos de capital en el total nos sigue pareciendo peque?a -un 25%-, si bien se explica por la necesidad imperiosa de cubrir ciertas exigencias de fuerte matiz pol¨ªtico; seguro de paro, hacerse cargo de una mayor participaci¨®n en la financiaci¨®n de la Seguridad Social, etc¨¦tera.
Por el lado de los ingresos hay que saludar la casi completa igualdad que, por primera vez en muchos lustros, se produce entre impuestos directos e indirectos -los primeros aumentar¨¢n en un 36 y los segundos en un 24% durante 1978-. En otro orden de cosas, el ministro de Hacienda no fue excesivamente claro al tocar el tema del d¨¦ficit p¨²blico. Asegur¨® que el Estado no recurrir¨¢ a la financiaci¨®n del Banco de Espa?a, recurso que es inflacionista, y que la apelaci¨®n a los mercados interiores y exteriores de capitales ser¨¢ del orden de los 40.000 y 70.000 millones de pesetas; ahora bien, nada se nos dijo del d¨¦ficit del sector p¨²blico -Seguridad Social, cr¨¦dito oficial, organismos aut¨®nomos-, y ¨¦ste puede alcanzar una cifra importante.
Junto a este aspecto, el lado oscuro de la presentaci¨®n de los presupuestos estuvo, como era de temer, en las cuentas de la Seguridad Social. Muy poco puede saberse, excepto algunas cifras absolutas y con un m¨ªnimo de detalle del presupuesto de este monstruo cuyo peso relativo en el presupuesto global consolidado le convierte en el primer ente p¨²blico del pa¨ªs. El proyecto de ley de Presupuestos, publicado en el Bolet¨ªn Oficial de las Cortes, es algo m¨¢s expl¨ªcito y permite algunas consideraciones de car¨¢cter particular. En base a esos datos es posible conjeturar que el pr¨®ximo a?o las cuotas a la Seguridad Social crecer¨¢n un 18%, frente a un crecimiento medio del 30% durante el ¨²ltimo trienio. Desgraciadamente, obreros y empresarios van a seguir llevando sobre sus espaldas el peso casi ¨ªntegro de su financiaci¨®n.
Por el lado de los gastos, las pensiones y el seguro de desempleo consumen la parte del le¨®n -con casi 615 millones- del cap¨ªtulo de prestaciones econ¨®micas, cap¨ªtulo que crece en un 30% respecto a 1977. Las remuneraciones de, personal -21%- y las compras de bienes y servicios -15%- muestran crecimientos aceptables, pero no as¨ª -y sentimos decirlo en las actuales circunstancias de huelga en los hospitales de la Seguridad Social- los gastos generales, cuyo aumento del 20% demuestra que la Seguridad Social no se ha planteado todav¨ªa una reducci¨®n de plantillas necesaria en un organismo que durante a?os ha sido modelo de despilfarro e ineficiencia.
Como colof¨®n hay que reconocer el avance que los actuales presupuestos representan respecto a los de a?os anteriores, al tiempo que se destaca el deseo del Gobierno de ordenar su actuaci¨®n con arreglo a un plan coherente de actuaci¨®n economica. Cabe esperar, por ¨²ltimo, que se cumplan pronto las promesas de descentralizar el gasto, realizar cuentas regionales y revitalizar el Tribunal de Cuentas. Pero sobre todo debemos exigir al Gobierno y a su ministro de Hacienda un r¨¢pido y eficaz control de los gastos de la Seguridad Social, 1.285.000 millones de pesetas no pueden seguir camufl¨¢ndose en unas abstrusas partidas presupuestarias; ah¨ª tienen nuestros diputados una tarea inmediata que cumplir.
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