CEDADE le pega a la fiesta de los toros
Frente a la especie que el anterior R¨¦gimen permiti¨® propalar (o foment¨®) de que si por una pirueta del diablo las izquierdas llegaran a tener voz y voto en Espa?a lo primero que har¨ªan (o casi lo primero) ser¨ªa atacar a las corridas de toros, he aqu¨ª que estas izquierdas, con voz y voto, y esca?os, las derechas tambi¨¦n -que no ser¨ªa justo olvidarlas ahora-, se pronuncian a favor de esta fiesta, y no s¨®lo en una l¨ªnea de permisividad, de obligada aceptaci¨®n, sino subrayando al tiempo sus valores espec¨ªficos y su honda ra¨ªz popular.
Pero v¨¦ase el acentuado contrasentido de lo que durante aquel Estado se difund¨ªa: va CEDADE y arremete con l¨¦xico brutal y sin argumentos, contra la fiesta. Ha sido en una carta publicada en La Vanguardia d¨ªas atr¨¢s.
La gratuidad del ataque es llamativa. Se queja el presidente de CEDADE, Jorge Mota, de que ?en Espa?a a¨²n no se haya alzado ninguna voz autorizada en contra del b¨¢rbaro e inmundo espect¨¢culo?. No dice por qu¨¦ es b¨¢rbaro e inmundo, sino que cita frases y medias frases de autores espa?oles y extranjeros, cl¨¢sicos y modernos, para apoyar su ira, y pues las cita, suponemos que las hace suyas. Por ejemplo, califica a los toreros de ?bestias vestidas de hombre?; de ?heroicos carniceros?; y sigue, entre otras perlas, con ?fiesta diab¨®lica?, ?fiesta maldita?, ?no hay nada en este espect¨¢culo que no sea inmoral?, ?despreciable?, etc¨¦tera.
De la parcialidad, a la manera del r¨¢bano que se coge por las hojas, con que ha seleccionado algunas de estas citas, dar¨¢ idea que hay una de Ortega y Gasset, cuando fue Ortega un intelectual de primer orden, que extrajo la entra?a de la fiesta para mostrarla cual es, y, pues la conoc¨ªa, fue un admirable defensor de la misma.
Jorge Mota invita a todos cuantos est¨¦n de acuerdo con ¨¦l a que ? bombardeen ? con sus cartas a la Administraci¨®n. ?Bombardeo? tambi¨¦n: qu¨¦ curiosa complacencia en llenar de tremendismo el vocabulario. Est¨¢ claro que a CEDADE y a Mota las corridas de toros no les gustan, las aborrecen, pero ?por qu¨¦ esa furia, ese incontrolado odio, esa tronante descalificaci¨®n de un espect¨¢culo l¨ªcito, bello e indiscutiblemente popular? Pero a lo mejor es por esto. En fin, que CEDADE, sin desdecir en nada su fama, ha puesto los ojos en la fiesta de los toros, con el estilo que le cuadra.
No es esencialmente bueno, y acaso tampoco sea conveniente, que el mundo taurino se divida en derechas e izquierdas, porque nada tienen que ver con la naturaleza del espect¨¢culo. Pero quienes se escandalizan de que los toreros est¨¦n tomando partido y se acojan a la disciplina de las distintas centrales sindicales, har¨ªan bien en no ser tan fr¨ªvolos en sus opiniones y echar la vista atr¨¢s para entender que la fiesta en los ¨²ltimos treinta a?os ha sido un claro panorama del imperio de la oligarqu¨ªa.
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