Laguna incalificable
Somos un matrimonio con cuatro hijos en edad menor y doctores en medicina contratados por la Seguridad Social en los centros de Vallecas y Getafe. En la noche de tr¨¢nsito del jueves al viernes pasados, tuvimos la penosa noticia, comunicada tel¨¦fonicamente desde Santander, de que mi padre hab¨ªa fallecido en el ?Centro de Valdecilla?. Eran las doce y media de la noche y a esa inoportuna hora establec¨ª contacto, con una familia vecina d¨¢ndole cuenta del hecho, y llevado en todo momento por un celoso y vocacional apego a nuestras consultas, les pedimos a estos vecinos que a la ma?ana siguiente se cuidaran de dar cuenta a nuestros respectivos centros m¨¦dicos de trabajo de nuestra obligada ausencia por 48 horas, a fin de que la consulta no quedara desatendida. Pudieron en aquellas horas m¨¢s nuestro sentido del deber profesional que la sentimental pena de pensar que nuestro padre (CGH) estaba de cuerpo presente. En la llamada a la ma?ana siguiente, a los respectivos ambulatorios, se dio cuenta de esta obligada ausencia y a nuestro vecino se le indic¨® que no nos preocup¨¢semos y que, oportunamente, se gestionar¨ªan sendas sustituciones. Al reincorporarnos al lunes siguiente a nuestras consultas se nos indic¨®, con el consiguiente estupor por nuestra parte, que deber¨ªamos abonar esas sustituciones a raz¨®n de 1.300 pesetas cada d¨ªa de ausencia. ?Do ut des?, te doy para que me des. Es decir y de ah¨ª lo de culposa laguna que en este concreto caso cabe pluralizar. Son ¨¦stas:En la copiosa legislaci¨®n laboral al respecto, en caso de enfermedad, muerte u otro acontecimiento se le conceden a un metal¨²rgico, a un juez, a un empleado de cualquier entidad de la Administraci¨®n o empresa por lo menos 72 horas para atender deberes, bien de goce o de lloroso dolor como es nuestro
La ¨¦tica y deontolog¨ªa profesional deber¨ªa situarse en cotas de honesto compa?erismo, solidariz¨¢ndose, en casos como el nuestro con nuestra pena y despreciar unas tarifas a priori establecidas de fenicio mercantilismo. No quiero o queremos apurar la importancia del espacio de su diario y hacemos punto con el inri que en el INP de la calle de Sagasta, en este caso ?nuestro patr¨®n?, nos han contestado. Textualmente y por boca de un alto ejecutivo se nos ha dicho: ?No hay nada legislado al respecto. Tienen raz¨®n, pero necesariamente tienen que pagar esas sustituciones.? No puede la Administraci¨®n exigirle a un m¨¦dico contratado una rigurosa honestidad en el ejercicio de sus funciones cuando la propia Administraci¨®n se muestra sin rubores ni l¨ªmites con la m¨¢s absoluta deshonestidad.
doctores.
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