Felicidad Blanc: "La literatura nos salva"
Ayer present¨® su libro "Espejo de sombras"
?Yo s¨ª creo en l¨¢ literatura, y caigo conscientemente en la tentaci¨®n literaria?, dijo a EL PAIS Felicidad Blanc en la entrevista concedida con ocasi¨®n'de la presentaci¨®n de sus memorias, ayer, en Madrid ?En mi vida, la literatura es tan importante: gran parte de esas sombras a que se refiere el t¨ªtulo de mis memorias, son personajes literarios, que han cobrado tanta realidad en m¨ª como muchas perso nas que he conocido y que he amado.?Cuando se oye hablar a Felicidad Blanc se tiene la impresi¨®n de que ella misma es un personaje de ficci¨®n con la fragilidad de una porcelana y esa extra?a, algunas veces rotunda fuerza que se escon de tras los velos de sus abanicos, de sus palabras. Espejo de sombras, el t¨ªtulo de su libro, habla precisa mente de esa vocaci¨®n literaria, de esa voluntad de autoconvertirse, desde la vida misma, en un personaje proustiano: ?Soy una mujer del siglo pasado. En mi infancia se percib¨ªan todav¨ªa los resplandores del siglo XIX, y algo he conservado. Quiz¨¢ la capacidad de so?ar, de volver siempre al recuerdo, y de seguir siendo ¨¦sa ni?a que llora sin llorar, que aparece en una de las fotos de mi libro. Por todo esto no me ha sido dif¨ªcil escribir el libro, recuperar en tres meses mi pasado. Me he sentado ante el magnetof¨®n y me consta que muchas p¨¢ginas han sido transcritas directamente... El pasado viene a mi porque, en realidad, siempre vivi con los ojos puestos en ¨¦l: incluso siento que vivo el presente para recordarlo o como si ya fuera pasado... todo esto, y mis amores, y mi soledad terrible, y el no haber encontrado el gran amor que buscaba
El amor, como salvaci¨®n, y por ¨¦l, la literatura, tambi¨¦n salvaci¨®n: ?El amor pas¨® varias veces por mi vida . . Me enamor¨¦ de Luis Cernuda, y salt¨¦ su timidez. El amor fue entonces una despedida con el aire de parque londinense... ¨¦l se iba a Am¨¦rica, yo volv¨ªa a Espa?a, y lo que pudo ser, o quiz¨¢ fue, el gran amor que ¨¦l y yo busc¨¢bamos, se hizo s¨®lo un recuerdo. Cuando le¨ª El Regreso, de Calvert Casey, o su dedicatoria nost¨¢lgica, supe que aquel pod¨ªa haber sido, era ya, un amor importante. Pero ¨¦l se hab¨ªa dado muerte en Roma, y mi amor fue, otra vez, un terrible recuerdo, una hermosa despedida... Ya ves. De estas cosas hablo yo en mi libro. De mi vida no demasiado feliz, y tambi¨¦n de los momentos duros de mi matrimonio. De los veranos felices en Astorga, y de la reciente despedida de ese pueblo que tanto am¨¦... No he querido contestar a las cosas terribles que han dicho y escrito en Astorga de m¨ª y de mis hijos. He preferido el silencio: ellos quieren defender la imagen de mi marido, de Leopoldo Panero insultando de manera terrible a sus hijos. No pueden acertar: para Leopoldo, para todos los padres, sus hijos, con las equivocaciones que puedan tener, son siempre lo m¨¢s importante. A m¨ª eso es lo que m¨¢s me duele, porque en Astorga pasamos los tiempos m¨¢s felicel de nuestros matrimonio.?
Felicidad Blanc es nostalgia, sobre todo, de lo que no fue: ?He buscado escribiendo mis memorias, la identidad perdida. Volver a ser Felicidad Blanc, m¨¢s all¨¢ de ese nombre de viuda de Panero que llevo conmigo. Y m¨¢s all¨¢ tambi¨¦n de la incompleta figura que muestro en El desencanto. El libro me ense?¨® c¨®mo soy. Y a los que me rodean, c¨®mo los veo. No trato, ni he tratado nunca, de atacar a nadie. A veces, cuando leo lo que, se supone que he dicho en algunas entrevistas, me quedo aterrada: yo no hablo as¨ª.
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