Un joven pol¨ªtico interpreta las escenas er¨®ticas m¨¢s osadas
La competencia entre los cuatro canales de la televisi¨®n venezolana, de los cuales dos son del Estado y otros dos pertenecen a compa?¨ªas privadas, es uno de los espect¨¢culos m¨¢s subyugantes que se le ofrecen a cualquier reci¨¦n llegado a este pa¨ªs. El telespectador asiste cada d¨ªa, boquiabierto, a los esfuerzos que realizan las emisoras por alcanzar el mejor lugar en el rating, que es una especie de control de audiencia realizado de manera sui generis.
A veces, estos esfuerzos llegan a lo grotesco. En otras se convierten en aut¨¦nticos esc¨¢ndalos nacionales.Eso, un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo nacional, fue lo que produjo el primer cap¨ªtulo de una telenovela que emite el canal dos, propiedad de Radio Caracas TV que por ahora, ostenta el r¨¦cord absoluto de los esfuerzos por atraerse audiencias.
Los venezolanos se quedaron estupefactos cuando, tras una apabullante y misteriosa campa?a publicitaria, comprobaron que el protagonista de la primera parte de TV-Confidencial (que as¨ª se llama el culebr¨®n, como aqu¨ª se conoce a las telenovelas melodram¨¢ticas), era nada m¨¢s y nada menos que un joven ex senador de la Rep¨²blica, Leonardo Montiel Ortega, presidente de un grup¨²sculo pol¨ªtico llamado Morena (Movimiento de Renovaci¨®n Nacional), escindido de la URD (Uni¨®n Republicana Democr¨¢tica). El en otro tiempo patricio venezolano aparec¨ªa en la pantalla en la m¨¢s osada escena de cama que recuerdan los televidentes de este pa¨ªs, compartiendo las s¨¢banas con una bella actriz de ¨¦xito, Pierina Espa?a.
Pero no fue todo eso, porque resulta que la trama de la telenovela hac¨ªa que Leonardo Montiel Ortega representase su propio papel. Hace algunos a?os el senador protagoniz¨® en la alta C¨¢mara venezolana una sonada intervenci¨®n sobre la p¨¦rdida de los valores ¨¦ticos de la televisi¨®n, que dio origen a una fuerte campa?a de prensa en este sentido. Pues bien, en la telenovela, el Montiel Ortega, ex senador, interpreta el papel de un senador que protesta en el Parlamento por la inmoralidad de los programas televisivos y que, en ratos libres, le pone los cuernos a su mujer, autora de guiones de telenovelas, con la primera actriz de una de las creaciones de su esposa.
La intervenci¨®n del en otro tiempo conocido como el senador rebelde se limit¨® al primer cap¨ªtulo, ya que el guionista hace morir beat¨ªficamente al pol¨ªtico precisamente en el instante del climax del encuentro amoroso con su amante.
Al d¨ªa siguiente del estreno de TV-Confidencial todo Venezuela hablaba del suceso, incluso en el Congreso varios diputados y senadores hicieron o¨ªr su voz por lo que consideraban un bochornoso espect¨¢culo. Los peri¨®dicos recogieron opiniones de todos los gustos, desde las que calificaban a la actual televisi¨®n venezolana de simplemente pornogr¨¢fica a las que entend¨ªan que la telenovela ten¨ªa, por lo descarnado y sincero, un alto valor formativo.
El hecho elemental es que Radio Caracas Televisi¨®n consigui¨® lo apetecido: es la primera en el rating de las telenovelas. Y, de paso, el intr¨¦pido senador-actor consigui¨® tres cosas importantes: recobrar la notoriedad, de la que andaba escaso, 800.000 pesetas para su bolsillo y cuatro millones en cu?as publicitarias para su grupo pol¨ªtico, el Morena.
El episodio supera lo simplemente anecd¨®tico y alcanza consideraciones sociales y hasta pol¨ªticas. Muchos honrados y democr¨¢ticos ciudadanos han llegado a pedir que el Estado intervenga directamente en las emisoras de televisi¨®n para impedir la cadena de absurdos en las programaciones, de las que la telenovela mentada es tan solo un bot¨®n de muestra. Actualmente, tres de los cuatro canales de la televisi¨®n venezolana (el cuarto solamente emite programas ?culturales?) exhiben diariamente cap¨ªtulos de ?diez! ?culebrones? diferentes, empe?ados todos en lo melodram¨¢tico, lo retorcido, lo grotesco y en lo simplemente imb¨¦cil.
La telenovela aqu¨ª es algo as¨ª como, hace unos a?os en Espa?a, la retransmisi¨®n de tina final de la Copa de Europa en la que participaba el Real Madrid.
Hace unas pocas semanas el cap¨ªtulo final de una de estas largas producciones, titulada La se?ora de C¨¢rdenas, paraliz¨® pr¨¢cticamente el pa¨ªs. Las calles de Caracas, siempre bulliciosas y llenas de autom¨®viles, aparecieron desiertas. Cines, restaurantes y lugares de diversi¨®n hicieron esa noche las taquillas m¨¢s flojas de su historia. Y todo porque ning¨²n venezolano, desde el pol¨ªtico hasta el m¨¢s humilde habitante de ranchito, quiso perderse el lacrim¨®geno, pero real como la vida misma, final del novel¨®n.
Y la carrera por la audiencia no cesa.
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