Los riesgos de la cr¨ªtica
Complejos como su cerebral autor, Woody Allen. Sus filmes vienen siempre a plantear la pregunta de por qu¨¦ nunca llegan a ser populares, por qu¨¦ no llegan a convencer del todo, a ocupar ese lugar vac¨ªo de tantos nombres ilustres en el humor americano.Woody Allen, jud¨ªo, cr¨ªtico y con talante de izquierdas, ha aportado a la escena cierto tipo de humorismo basado sobre todo en un viejo ingrediente: el sexo, ya utilizado por otros c¨®micos, pero con cierto car¨¢cter de obsesi¨®n constante.S¨®lo hay que repasar los t¨ªtulos de los distintos sketches que componen este filme, aut¨¦nticas y sucesivas variaciones c¨®mico-er¨®ticas. Pero el autor, cuyo nivel intelectual parece hallarse por encima de sus actuales compa?eros de oficio, no suele utilizar el sexo como fin, sino m¨¢s bien como medio, como instrumento cr¨ªtico, siempre dispuesto a minar, a intentar demoler las tradicionales instituciones americanas.
Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo
Basada en el libro del doctor David Reuben. Gui¨®ny direcci¨®n: Woody Allen. To-lografia: David M. WaIsh. Int¨¦rpretes: Woody Allen, John Carradine, Lou Jacob, Louise Laser, C¨®mica. Locales de estreno: Infantas y Pe?alver.
De la Edad Media a la pol¨ªtica actual, del maquinismo a los concursos de televisi¨®n cuando no a la obsesi¨®n er¨®tico-materna de los americanos de hoy y su correspondiente fijaci¨®n en los senos m¨¢s all¨¢ de cualquier otro atributo femenino, Woody Allen nos lleva a lo largo de la mitolog¨ªa personal a ratos con humor y a ratos con una grave sensaci¨®n de cansancio.
A veces tambi¨¦n su cr¨ªtica cae en el vac¨ªo, un vac¨ªo m¨¢s bien cerebral, quedando en puras salvas, lejos de un contacto directo con el espectador.
Si el arte de este autor viene di rectamente de sus shows para televisi¨®n y sus revistas de Broadway, -su humor es demasiado verbal, lo cual le hacer perder, seg¨²n las di ferentes latitudes, gran parte de su eficacia. Su cr¨ªtica gusta m¨¢s de divagar que de acusar o fijar su sarcasmo en estructuras sociales; queda m¨¢s bien en la piel de las cosas, tal como debe ser, en el tipo de espect¨¢culos de donde procede. Este c¨®mico a quien se nos suele hacer pasar por heredero de los grandes del humor americano no es capaz de crear personajes aut¨¦nticos; su presencia exuberante encarna antes que una realidad unos cuantos lugares comunes no demasiado nuevos ni en la pantalla, ni en la narraci¨®n actual, ni en el teatro.
No mal director, al menos no de los peores, y buen c¨®mico, a pesar de su tendencia a un cierto narcisismo, a fuerza de criticar siempre cierto tipo de cultura concreta, corre el riesgo, como alguien ya apunt¨®, de llegar a convertirse, con el tiempo, en int¨¦rprete y protago nista principal de esas mismas es tructuras que ¨¦l ataca tan asiduamente.
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