Ecuador: la inestabilidad pol¨ªtica nubla el horizonte democr¨¢tico
De acuerdo con el llamado ?programa de reestructuraci¨®n jur¨ªdica de Ecuador?, elaborado Por las fuerzas armadas, el d¨ªa 15 de enero los ecuatorianos decidir¨¢n en refer¨¦ndum por qu¨¦ constituci¨®n se regir¨¢ la actividad del -pa¨ªs en el futuro. Tres comisiones de legisladores han elaborado dos proyectos, que difieren en veintiocho puntos. Una establece el voto para todos los mayores de dieciocho a?os, alfabetos o analfabetos; otra confiere el poder de votar solamente a quienes sepan leer y escribir. La primera prev¨¦ dos C¨¢maras y la segunda, una. Uno de los proyectos admite la representaci¨®n sectorial y el otro no, as¨ª como la existencia de un vicepresidente de la Rep¨²blica y la posibilidad de reelecci¨®n del presidente.Etapas largasUna vez decidida y proclamada la nueva Constituci¨®n, se promulgar¨¢ la ley Electoral y la de partidos pol¨ªticos y se convocar¨¢n las elecciones generales. Son precisamente estas etapas las que hacen opinar a los observadores que no ser¨¢ posible el. traspaso de poderes el d¨ªa 1 de junio de 1978. Los partidos deben esperar a finales de enero pr¨®ximo para conocer las leyes que regir¨¢n los comicios y a partir de ah¨ª deber¨¢n elegir sus candidatos y realizar las correspondientes campanas electorales.
La actitud de los partidos pol¨ªticos ante el refer¨¦ndum del pr¨®ximo 15 de enero es de atenta expectativa. Representantes de dichos grupos han participado en la elaboraci¨®n. de los proyectos constitucionales, lo que no ha evitado recelos y desconfianzas. Sin embargo, hace una semana, dirigentes de los partidos Conservador, Liberal, Socialista, Patri¨®tico, Popular, Comunismo pro Mosc¨², Concentraci¨®n de Fuerzas Populares e Izquierda Democr¨¢tica, reunidos en Guayaquil, acordaron participar en el refer¨¦ndum y aceptar la Constituci¨®n que resulte elegida.
El hecho de que en esta reuni¨®n hayan participado representantes de los partidos tradicionales Liberal y Conservador ha sorprendido a los observadores. En efecto, hace pocos d¨ªas varias personalidades, entre ellas el presidente de la Democracia Cristiana, Oswaldo Hurtado, denunciaron la existencia de un complot c¨ªvico-militar destinado a interrumpir el proceso de restauraci¨®n democr¨¢tica. El dirigente dem¨®crata-cristiano acus¨® a los partidos antes citados de aceptar el complot, auspiciado por una alta jerarqu¨ªa militar. El anuncio del posible golpe de Estado coincidi¨® con graves incidentes laborales en una instalaci¨®n azucarera en las proximidades de Guayaquil, d¨®nde veinticinco cortadores de ca?a murieron en enfrentamientos con la polic¨ªa en circunstancias confusas.
Despu¨¦s de lo que se calific¨® como la ?matanza de Aztra?, doce partidos y agrupaciones pol¨ªticas emitieron un comunicado en el que se mostraba la extra?eza de que ?la tragedia haya ocurrido como colof¨®n de las repetidas advertencias oficiales de, que la reestructuraci¨®n jur¨ªdica del Estado est¨¢ subordinada a que reinen la paz y el orden?.
Para algunos de los dirigentes de dichos partidos, el asalto a la f¨¢brica azucarera por parte de la polic¨ªa para desalojar a los huelguistas fue una provocaci¨®n para iniciar una cadena de des¨®rdenes que obligasen a los militares a detener el proceso de restauraci¨®n democr¨¢tica.
No son estos los ¨²nicos intentos desestabilizadores que se han producido en este peque?o pa¨ªs de siete millones de habitantes. A principios de septiembre, el Gobierno ecuatoriano anunci¨® que hab¨ªa abortado un golpe de Estado y que hab¨ªa detenido a m¨¢s de cuarenta personas acusadas de constituir una ?junta c¨ªvica? que se propon¨ªa derrocar a los integrantes del triunvirato militar. Entre los detenidos figuraban muchos pol¨ªticos seguidores del anciano ex presidente Velasco Ibarra, a quien veladamente se acus¨® de inspirar el complot.
La experiencia ecuatoriana tiene una singular trascendencia en el conjunto de la regi¨®n y ser¨¢ un importante term¨®metro para los Gobiernos militares de Bolivia y Per¨², que tambi¨¦n han prometido elecciones generales para 1978. De que la restauraci¨®n democr¨¢tica en Ecuador se rea ce de una manera pac¨ªfica y ordenada depende, en buena medida, la actitud liberalizadora que asuman los gobernantes de esos dos ¨²ltimos pa¨ªses que, presionados por Estados Unidos y otras naciones democr¨¢ticas latinoamencanas, tratan de encontrar una salida a sus reg¨ªmenes dictatoriales.
As¨ª, las primeras elecciones generales que se celebren en Ecuador desde hace diez a?os resultar¨¢n un test regional de primera clase. Los ¨²ltimos comicios llevaron a la presidencia de la Rep¨²blica a Juan Velasco Ibarra, que llegaba al Poder por quinta vez en su vida. Pero fue el propio Velasco el que interrumpi¨® el proceso democr¨¢tico, al disolver el Congreso y asumir poderes extraordinarios en 1970. Dos a?os m¨¢s tarde, Velasco Ibarra fue derrocado por el general Rodr¨ªguez Lara, que tuvo que hacer frente a varios intentos de golpe de Estado, hasta que en 1976 fue obligado a renunciar por sus compa?eros de armas. Estos nombraron una junta militar integrada por el vicealmirante de la marina Alfredo Poveda, el general del ej¨¦rcito Guillermo Dur¨¢n y el brigadier de la fuerza a¨¦rea Luis Leoro. Estos hombres son los que, en un gesto poco usual en los reg¨ªmenes militares latinoamericanos, han prometido retirarse a los cuarteles y ceder el poder a los civiles.
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