Peru: la revoluci¨®n de los cuarteles, paralizada
El 3 de octubre de 1968, en un contexto de crisis pol¨ªtica, econ¨®mica y financiera, el Ej¨¦rcito, dirigido por los jefes de Estado Mayor de las tres armas, pone fin al Gobierno constitucional del presidente Fernando Velaunde Terry. Al d¨ªa siguiente, el general Juan Velasco Alvarado asum¨ªa la presidencia del Per¨² nombrando un Gobierno compuesto exclusivamente por militares. No se trata, sin embargo, ni de un golpe de Estado ?cl¨¢sico?, ni de un movimiento pol¨ªtico coherente. El abanico de opciones pol¨ªticas de los generales y almirantes en el poder iba desde una democracia parlamentaria ?reforzada? a un socialismo autogestionario puro, pasando por un socialismo militar estatal y autoritario. As¨ª, a trav¨¦s de una serie de tensiones, en las que Velasco Alvarado juega el papel de ?moderador din¨¢mico?, se va definiendo ?la tercera v¨ªa peruana?, que entre el capitalismo y el socialismo se inclina hacia este ¨²ltimo, pero ?dentro de una tradici¨®n humanista y cristiana?, al tiempo que afirma su independencia frente al exterior.Esta pol¨ªtica se traducir¨¢ en una serie de nacionalizaciones y ?peruanizaciones? (obligaci¨®n de que las entidades productivas pertenezcan a sociedades y ciudadanos peruanos) de las industrias b¨¢sicas y del cr¨¦dito y en una ambiciosa reforma agraria, anunciada el 24 de junio de 1969, y puesta en marcha a un ritmo muy diverso seg¨²n las regiones.
En febrero de 1975, una serie de motines antigubernamentales llevaron a la proclamaci¨®n del estado de emergencia. El general Francisco Morales Berm¨²dez, de la corriente moderada, fue nombrado primer ministro. El 29 de agosto, tras un golpe dentro del Ej¨¦rcito que no ha sido suficientemente aclarado, y alegando la mala salud de Velasco Alvarado, Morales Berm¨²dez asum¨ªa la presidencia. El nuevo Gobierno nombrado por ¨¦ste puso en pr¨¢ctica una serie de medidas -desnacionalizaci¨®n de la industria pesquera, prohibici¨®n de la huelga...-, que suponen un giro a la derecha.
El 11 de octubre pasado, el Gobierno publicaba el texto del plan ?Tupac Amaru? que establec¨ªa los objetivos del r¨¦gimen hasta 1980, a?o en que el poder ser¨¢ transferido al sector civil mediante un proceso electoral que se inicia el pr¨®ximo a?o.
El proceso electoral
El pr¨®ximo mes de julio tendr¨¢n lugar elecciones para una Asamblea Constituyente que deber¨¢ elaborar una nueva Constituci¨®n en la que est¨¦n recogidas las reformas estructurales del r¨¦gimen militar. Una vez redactada la nueva carta magna se celebrar¨¢n elecciones generales y presidenciales.
Los actuales dirigentes militares elaboraron meses atr¨¢s un estatuto electoral que impone una limitaci¨®n que tiene gran peso en Per¨²: la exclusi¨®n en el derecho al voto de los analfabetos, lo cual margina del proceso electoral a m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n peruana. Esta medida afecta fundamentalmente al campesinado y, por tanto, a un partido que ha recogido la bandera de las reformas de la primera etapa del r¨¦gimen militar: el Partido Socialista Revolucionario, cuyo presidente es el ex general Le¨®nidas Rodr¨ªguez Figueroa, una de las principales figuras del movimiento militar de 1968 y art¨ªfice de la reforma agraria, una de las m¨¢s radicales del continente, lo que le ha proporcionado gran prestigio entre el campesinado. Le¨®nidas Rodr¨ªguez fue pasado a la reserva en octubre de 1976 y en enero del presente a?o fue deportado. Actualmente se encuentra exiliado en M¨¦xico. Es el ¨²nico l¨ªder de un partido pol¨ªtico que actualmente se encuentra sometido a esta medida de expatriaci¨®n.
Ante estas pr¨®ximas elecciones figura como favorito la Alianza para la Revoluci¨®n Americana (APRA), un partido populista en sus or¨ªgenes, en los a?os veinte, que a mediados de los a?os sesenta deriv¨® hacia posiciones conservadoras. El APRA ha actuado con plena libertad durante el r¨¦gimen militar, tras haber sido durante d¨¦cadas el enemigo declarado de los sectores castrenses. Ha mantenido intacta su estructura, y tradicionalmente es el partido m¨¢s importante. De cara a los comicios del pr¨®ximo an¨¢lisis, el APRA cuenta con la ventaja de su capacidad de acci¨®n electoral.
Seg¨²n sectores de la oposici¨®n, el actual presidente peruano apoya al APRA, favor que podr¨ªa ser compensado en las elecciones presidenciales de 1980 con un apoyo del APRA a una eventual candidatura del general Morales Berm¨²dez.
As¨ª como el APRA contin¨²a contando con un notable grado de influencia entre las capas medias de la poblaci¨®n y sectores medias de la industria, el partido Acci¨®n Popular, del ex presidente Bela¨²nde, la segunda fuerza tradicional del pa¨ªs, ha sufrido m¨¢s directamente los casi diez a?os de Gobierno militar, y sus posibilidades electorales se presentan bastante m¨¢s reducidas a pesar de que durante esos a?os alz¨® la bandera opositora contra el r¨¦gimen castrense casi con m¨¢s agresividad que el propio APRA. Con todo, la tradici¨®n belaundista se mantiene.
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