A Luis Blanco Vila
Pues nada, Luis, que me alegro, hombre, o sea de eso que te han dado en el Ayuntamiento, a ver si me entiendes, que veo que los amigos vais haciendo carrera, los de mi promoci¨®n mayormente. ?Te acuerdas cuando and¨¢bamos en la picaresca de los premios y los concursos, de las colaboraciones y las revistas? Luego a ti te dieron buenos puestos en el periodismo, o sea que hiciste carrera, bien te lo merec¨ªas, mientras yo he seguido siendo un piernas en mitad de la calle.Eso, que me alegro, que ya est¨¢s dentro de la cosa municipal, confirmando una vieja y modesta teor¨ªa que he mantenido yo siempre, seg¨²n la cual, el drag¨®n del Municipio acaba trag¨¢ndose a los periodistas m¨¢s brillantes o insumisos o propicios de la Villa de Madrid, de modo y manera que el periodista debiera ser el enemigo natural del concejal o edil, como el taxista es el enemigo natural del guardia, seg¨²n dec¨ªa Cassen en sus buenos tiempos. Pero no. Resulta que cuando uno est¨¢ en un peri¨®dico, se supone que est¨¢ para hacer- cr¨ªtica o informaci¨®n de lo que pasa, empezando por lo que pasa en su ciudad, en su entorno, en su circunstancia -dig¨¢moslo orteguianamente, que yo creo que a Ortega ya se le puede leer en la BAC-, pero si uno est¨¢ en el peri¨®dico y al mismo tiempo en la trinchera que hay frente al peri¨®dico, o sea el Ayuntamiento, uno se convierte en la contradicci¨®n de s¨ª mismo, y esto resulta muy _complicado a la hora de abrocharse la chaqueta, que nunca sabe uno si los botones quedan ala izquierda o a la derecha.
Ser¨ªa yo,el ¨²ltimo en comentar o criticar tu biograf¨ªa, porque la nostalgia puede siempre en m¨ª y recuerdo con fervor aquellos a?os hace casi veinte- and¨¢bamos a lo que sal¨ªa - pero tu caso me sirve hoy para ejemplificar ese raro fen¨®meno -tan raro sobre todo en una democracia al cr¨ªtico se lo trague lo criticado y al periodista lo digiera, antes o ,despu¨¦s, el drag¨®n municipal o hidra consistorial, para que el periodista diga, instalado ya con dict¨¢fono en el vientre de la hidra, como Jon¨¢s en el vientre de la ballena, lo que has dicho t¨² ayer mismo:
-Arespacochaga es un liberal.
Vale. Nada m¨¢s lejos de m¨ª que hacer de esta columna un tribunal de ¨¦tica profesional. Incluso me divierte c¨®mo la hidra consistorial se va tragando caballeros de capa y pluma, y s¨®lo me duele un poco cuando el deglutido es un amigo, un viejo compa?ero, un hombre de mi generaci¨®n, digamos, porque entonces siento en las carnes de la carne que ?se pod¨ªa haber sido yo.
-Vaya, hemos vuelto a salvarnos.
-?De qu¨¦, don Francisco? -dice el parado.
Nada, cosas m¨ªas. Los antiguos inmolaban v¨ªrgenes a los dioses y los modernos inmolamos periodistas a los alcaldes. No digo yo que un periodista sea ¨²til en el Ayuntamiento, ni voy a hacer aqu¨ª la lista de los cronistas madrile?os que hacen y lucen ya sus servicios en la Casa de la Villa. S¨®lo me pregunto una cosa, que es que me tiene preocupado ¨²ltimamente, querido Lu¨ªs: cuando todos los periodistas esteis, estemos empleados en el Ayuntamiento, ?qui¨¦n va a hacer la cr¨ªtica municipal en los peri¨®dicos? Claro que siempre habr¨¢ alg¨²n rojo reci¨¦n vuelto del exilio, a quien se le pueda encargar eso, o el ¨²ltimo alumno de la facultad esa a extinguir. Pero la hidra municipal es varaz y a lo mejor tambi¨¦n acaba aliment¨¢ndose de? alma correosa del rojo retornado o de las carnes dulces de la periodistilla reci¨¦n salida. Yo no s¨¦ si en otras democracias se da esto de que la conciencia de la sociedad se alquile por horas a la sociedad,
Me alegra, repito, que los amigos triunfen y tengan cargos, querido Luis, y s¨®lo te escribo esto para recordar aquella especie de ce?o juvenil y m¨ªstico que t¨² ten¨ªas- hace casi veinte a?os, aquel ascetismo de voz y rostro, que predec¨ªa castidades duraderas - y anacronismos ejemplares en el lodazal franquista. Estoy seguro de que hoy llevas todo eso al harem de Arespacochaga.Enhorabuena .
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