Caf¨¦ concierto

Al fin, ?qu¨¦ alegr¨ªa! Lo que parec¨ªa imposible: un buen programa de televisi¨®n, uno de tantos como est¨¢n haciendo falta en nuestra televisi¨®n para ir eliminando tanta mediocridad, por no decir estupidez, como existe en las programaciones. Me refiero al programa ?Caf¨¦-concierto? (una selecci¨®n de m¨²sica exquisita e int¨¦rpretes magn¨ªficos), que empez¨® a pasarse hace unos dos m eses inmediatamente despu¨¦s del telediario, lo que era una magn¨ªfica sobremesa musical a una hora estupenda, de lo que pod¨ªamos disfrutar antes de volver a nuestros trabajos. De repente el programa fue desplazado de la hora en que empez¨® a emitirse, sustituy¨¦ndose por un farragoso y rebuscado programa de mucha mayor duraci¨®n, programa que viene a ser, en cierto modo, complementario del servicio informativo, repleto de noticias que o ya las hemos o¨ªdo, o le¨ªdo en la prensa de la ma?ana. Y ?Caf¨¦-concierto? pasa de las tres de la tarde a las cinco, con lo cual ya los miles de personas que nos recre¨¢bamos con esa m¨²sica no podemos hacerlo. No queda m¨¢s remedio, aunque poco valga, que protestar una vez m¨¢s por los reiterados y, a lo que se ve, interminables atropellos y desprecios que sufrimos los televidentes. ?Hasta cu¨¢ndo? ?No servir¨¢ de nada el cambio habido en la direcci¨®n de nuestra televisi¨®n?