Hoy, primer Consejo de Ministros del Gobierno catal¨¢n
Hoy tendr¨¢ efecto el primer Consejo de Ministros del Gobierno aut¨®nomo catal¨¢n. En su orden del d¨ªa figura el ?conocer y aprobar las designaciones de Josep Tarradellas? respecto a los representantes de la Generalitat en las comisiones mixtas para el traspaso de servicios, a establecer con el Gobierno y con las cuatro diputaciones catalanas.
Por otro lado, ayer Tarradellas design¨® al titular de la Secretaria General de la Presidencia de la Generalitat, cargo que recay¨® en el economista Josep Mar¨ªa Bricall, profesor de la Universidad de Barcelona.Para ocupar cargos sin especificar en dicha secretar¨ªa general fueron tambi¨¦n nombrados Isabel Bonet -familiar de Tarradellas-, Josep Fauli -ex director del diario Avui, Lluis Gausachs -que hab¨ªa ocupado con eficacia la Secretar¨ªa General de la Presidencia de la Generalitat en el exilio-, Ricard Lobo, Roma Planes, Rafael Pujol, Jaume de Puig y Jordi Vila-Abad. Entre los designados se da la coincidencia de que se hallan varios ex monje benedictinos de la abad¨ªa de Montserrat. Con seguridad, Josep Fauli se resporisabilizar¨¢ de las relaciones de la Generalitat con la prensa.
Ayer continuaron las cr¨ªticas al primer Gobierno de la Generalitat, en el sentido ya indicado en estas p¨¢ginas (v¨¦ase EL PAIS de 6 y 7 de diciembre).
Empresarios arrepentidos
En otro orden de cosas, un alto cargo de la C¨¢mara de Comercio de Barcelona indic¨® que ?los empresarios catalanes est¨¢n asustados ante este Gobierno y puede afirmarse con toda seriedad que el empresario catal¨¢n est¨¢ arrepentido del restablecimiento de la Generalitat?. La fuente a?adi¨®: ?Los empresarios catalanes preferir¨¢n invertir fuera de Catalu?a, o bien pensar¨¢n que Suiza es un excelente pa¨ªs para depositar sus fondos. ? Es de precisar que las bases de estos razonamientos son la posible incompetencia t¨¦cnica m¨¢s que criterios pol¨ªticos.La misma fuente -y en general todas las consultadas- consideran que la alternativa correcta hubiese sido un Gobierno de t¨¦cnicos de prestigio que contaran un amplio consenso de las fuerzas electoralmente mayoritarias. En cambio, lo determinante en la formaci¨®n del Gobierno fueron los intereses de partido, aplicados adem¨¢s con precipitaci¨®n, en una apresuradas y complejas consultas.
El gran tema de fondo que es la financiaci¨®n de la autonom¨ªa parece no preocupar en exceso, pese a que el borrador constitucional indique -en su inefable art¨ªculo 150- que dicha financiaci¨®n deba efectuarse ¨²nicamente en base a recargos fiscales o bien transferencias de partidas presupuestarias, negando, pues, el traspaso de ingresos por cesi¨®n de impuestos o de parte de los mismos al poder auton¨®mico, hecho que se produjo bajo la segunda Rep¨²blica, si bien a trancas y barrancas.
Ello convierte a las autonom¨ªas en un lujo para zonas ricas que deseen dejar de serio -ya que los recargos impositivos obrar¨ªan en este sentido-, o bien puede limitar a los poderes auton¨®micos a una mera funci¨®n gestora de los fondos, que los diferentes ministerios centrales tengan o no tengan la bondad transferir. Pero en ning¨²n caso podr¨ªa elaborarse un presupuesto en las materias de competencia auton¨®mica, como sucede, por ejemplo, en la Rep¨²blica Federal de Alemania y en Italia, donde los respectivos poderes auton¨®micos reciben una participaci¨®n directa de los impuestos generales.
Asimismo, por el camino de los recargos impositivos, la opini¨®n p¨²blica puede Regar a identificar la autonom¨ªa con un nuevo impuesto de lujo, con lo cual el actual entusiasmo auton¨®mico quedar¨ªa convertido en una frustraci¨®n m¨¢s.
Pero estos razonamientos no parecen ser compartidos por el nuevo ministro de Econom¨ªa y Finanzas de la Generalitat, el ucedista y ex activista derechista Juan Jos¨¦ Folchi, cuyas primeras declaraciones, efectuadas a la agencia Cifira, no pod¨ªan ser m¨¢s desafortunadas para la autonom¨ªa real de Catalu?a. Folchi dijo textualmente: ?La autonom¨ªa tendr¨¢ un precio y se notar¨¢, seguramente, una mayor presi¨®n fiscal, aunque la aporta ci¨®n de Catalu?a al Estado ser¨¢, l¨®gicamente, inferior.?
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