Vicente Aleixandre: un d¨ªa cualquiera en Velintonia
Con la ausencia del escritor espa?ol, ayer se entregaron los Premios Nobel en Estocolmo
El rey de Suecia entreg¨® ayer, en una brillante ceremonia, los Premios Nobel de este a?o. De rigurosa etiqueta, en un sal¨®n adornado como cada a?o con las flores llegadas de San Remo -all¨ª muri¨®, hace casi un siglo y tal d¨ªa como hoy, el fundador del premio-, los elegidos fueron recogiendo su distinci¨®n. S¨®lo uno falt¨® a su cita: el espa?ol Vicente Aleixandre, premio Nobel de Literatura. En su lugar fue llamado de entre los sillones de los acad¨¦micos su amigo y traductor al sueco Justo Jorge Padr¨®n, quien recogi¨® de manos del rey la medalla de oro, el diploma en que se acredita su nombrad¨ªa y el cheque con que la Academia sueca compensa su trabajo de tantos a?os. Mientras, Vicente Aleixandre sigue sin moverse de su casa de Velintonia, aquejado por el cansancio y cierta mala salud.
Velintonia, 3, estaba tranquila, extra?amente, en este d¨ªa de la entrega del premio. Aleixandre ha cortado la avalancha de periodistas que, desde todos los medios y desde todo el mundo, se concentraban en el peque?o chalet a costa de sus coronarias, de sus ojos y de su garganta. Ayer estaba cansado y emocionado, no quer¨ªa recibir a nadie y s¨®lo los incondicionales pudieron saludarle un ratito. Alg¨²n joven periodista grab¨® sus palabras -?es que me ha dicho que le echaban de su trabajo si no consegu¨ªa la entrevista, ?sabe usted?-?- y tuvo que contestar alguna llamada telef¨®nica. Ya comentaba hace un a?o su hermana Conchita, cuando su nombre no apareci¨® por cuestiones lejanas a la literatura: ? Es casi mejor, Vicente, que no te lo den. Van a venir los periodistas, los corresponsales, todos. Va a ser terrible.? Y as¨ª ha sido.Durante estos dos meses, desde que se dio la noticia de su elecci¨®n hasta hoy, Vicente Aleixandre ha tenido que ponerse bajo los focos de muchos equipos televisivos, o¨ªr palabras en muchas lenguas, contestar entrevistas y ofrecer datos para. reportajes. Por su casa, de la que no se ha movido, han pasado cientos de profesionales de la noticia, ansiosos de transmitir su imagen y su palabra. ?Unos m¨¢s agradables que otros?, dice Ruth Bouso?o, que ofici¨® de secretaria en aquellos d¨ªas. ?Algunos se conformaron con el tiempo que ten¨ªamos. Otros protestaban. Ni s¨¦ cu¨¢ntos han pasado por Velintonia.? Lo cierto es que todas las revistas, los principales diarios, los m¨¢s importantes programas culturales de la televisi¨®n del mundo, han llevado a sus p¨¢ginas al poeta.
La otra corte es la de las traducciones a las lenguas m¨¢s ex¨®ticas: me consta que ha sido traducido al turco por un profesor de la Universidad Inglesa de Estambul, y que Gallimard, la prestigiosa editorial francesa, ha sacado el libro que ten¨ªa en su fondo de traducciones; porqu¨¦ era la primera vez que se daba un Nobel sin que estuviera en su cat¨¢logo. Pero de eso sabe mucho Carmen Barcells, que se ha hecho cargo d¨¦ los intereses literarios de Aleixandre. ?Jaime Salinas y yo =dice Jos¨¦ Luis Cano- le recomendamos a esta agente, que es activa 'e inteligente. Porque ped¨ªan derechos todas las grandes editoriales del mundo'; y era demasiado trabajo para ¨¦l solo.?
Y aqu¨ª tambi¨¦n se ha descubierto a Aleixandre. La celebraci¨®n, salvo alguna voz extempor¨¢nea, ha sido un¨¢nime, y muchos han ido a buscar sus textos. Lo cierto es que -seg¨²n certifica Jes¨²s Garc¨ªa S¨¢nchez, propietario de la librer¨ªa Visor- los libros de Aleixandre se venden, fuerte durante estos dos meses, que se ha reeditado todo: sus obras, las antolog¨ªas, hasta las completas de, Aguilar. ?El ¨²nico que no ha reeditado -dice- es Mundo a solas, porque ya no existe la editorial Fuendetodos, que lo hizo.? No van a tardar en aparecer los libros de divulgaci¨®n y estudio de su obra, que tendr¨¢n menos car¨¢cter de urgencia que otros, porque se han encargado de ellos personas que conocen a don Vicente y su obra sobradamente y desde hace a?os. Aparecer¨¢ el de Antonio Colinas, en la colecci¨®n Conocer, de Dopesa, y la antolog¨ªa preparada por Jos¨¦ Luis Cano, retomando el nombre y los textos de aquella. Poemas paradis¨ªacos, que publicara en M¨¢laga, hace muchos a?os, con una tirada de cincuenta ejemplares. ?En este libro -dice- rastreo la idea de para¨ªso en toda su obra, desde su primer libro Ambito, hasta el ¨²ltimo, Di¨¢logos del conocimiento.? El de Jos¨¦ Luis Cano lo publicar¨¢ C¨¢tedra. Y en la colecci¨®n que lleva el nombre de su primer libro, V¨ªctor Pozanco ha publicado ya un colectivo, Lo que sabemos de Aleixandre.
Tambi¨¦n las revistas literarias le dedican n¨²meros. La oficial Poes¨ªa Espa?ola se despide, antes de desaparecer, con un n¨²mero doble en su homenaje. Insula presentar¨¢, a primeros de enero, otro igualmente dedicado al poeta malague?o (y sevillano).
?Estoy un poco cansado -dice Aleixandre-. Ha sido demasiado agotador todo. Y tomo estoy enfermo... pero s¨ª siento no haber podido ir a Estocolmo, sobre todo porque me hubiera gustado responder a la atenci¨®n de la Academia Sueca.? A lo que s¨ª responde es a la rara maldici¨®n que ha perseguido a los n¨®beles espa?oles, ninguno de los cuales lleg¨® a ir a Estocolmo a recogerlo. ?Benavente estaba en Argentina, donde pensaba quedarse -dice Carlos Bouso?o-. A Echegaray se lo dieron en Espa?a, en una pomposa ceremonia, con el Rey y despu¨¦s de una procesi¨®n de 30.000 personas desde la plaza de Oriente hasta la Biblioteca Nacional. En cuanto a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, tampoco fue, porque su mujer muri¨® en aquellos d¨ªas, y no se sinti¨® capaz del viaje. Y de ellos -sigue Carlos Bouso?o- s¨®lo Vicente tia enviado el brindis para la comida, y el discurso de admisi¨®n que ser¨¢ publicado, como todos, por la Biblioteca Sueca de Premios Nobel. En cuanto a Juan Ram¨®n, s¨®lo envi¨® medio folio disculp¨¢ndose.? El discurso de Aleixandre, seis folios en que explica el porqu¨¦ de su poes¨ªa y sus or¨ªgenes, no ha sido le¨ªdo en Estocolmo, aunque s¨ª ser¨¢ publicado: la costumbre dice que, cuando va un apoderado a por el premio, no se lee el discurso. En cambio, Justo Jorge Padr¨®n s¨ª dijo anoche, en sueco, el brindis aleixandrino.
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