Ould Daddah: "No hay posibilidad de acuerdo inmediato en el S¨¢hara"
Se refiere tambi¨¦n a la pol¨ªtica del PSOE sobre el Sahara y a tina entrevista secreta que mantuvo con el presidente de Argelia unos d¨ªas antes de la firma del tratado tripartito de Madrid, en 1975, poco conocida hasta ahora en Espa?a. Moktar Oxild Daddali, de 53 a?os, ser¨¢ quiz¨¢ considerado alg¨²n d¨ªa como uno de los primeros dirigentes isl¨¢micos que ha intentado urbanizar el desierto y transformar al n¨®mada en ciudadano, todo ello sin llamamientos nacionalistas ni demasiadas citas del Cor¨¢n. Cabeza visible de un Estado en el que confluyen dos grandes culturas contradictorias, la ¨¢rabe y la negra, Ould Daddah ha elegido para la organizaci¨®n de su partido ¨²nico, el del Pueblo Mauritano, los esquemas funcionales concebidos por la cultura europea, sobre todo los del leninisimo, y sus mensajes a los ?camaradas? del Gobierno se caracterizan, como los de Fidel Castro a los de Brejnev, por su larga enumeraci¨®n de balances y de ?planes de desarrollo?. Ese tono tecnocr¨¢tico surge, sin embargo, de un abogado educado en la gran escuela del humanismo franc¨¦s, que ha hecho su peregrinaci¨®n a la Meca y cuya esposa, francesa y socialista, ha adoptado la religi¨®n musulmana.
Presidente de Mauritania en 1960, a partir del instante en que Francia abandon¨® el territorio, es te pol¨ªtico, hechura de Par¨ªs, expuls¨® en 1972 a sus ?consejeros? franceses, rompi¨® con Marruecos, se acerc¨® a Argelia y pidi¨® la colaboraci¨®n de China y, de la Uni¨®n Sovi¨¦tica; camino que en 1975, tras rehusar la presidencia vitalicia, recorri¨® a la inversa -excepto en lo que se refiere al Este-, cuando el Frente Polisario, que ¨¦l mismo ayud¨® a crear, comenz¨® a hacerle la guerra en el Sahara. Hace unos,d¨ªas recibi¨® a EL PAIS en su oficina de Nuakchott, en la cual, en su quiz¨¢s ¨²nico gesto demag¨®gico, se ha ne gado a instalar aire acondicionado.
EL PAIS: ?Qu¨¦ opina sobre sus actuales, relaciones con Espa?a? ?C¨®mo ve usted la posici¨®n es pa?ola en el conflicto del Sahara?
OuId Daddab: Pienso que nuestras relaciones con Espa?a son buenas, muy buenas. Pero hay que darles un nuevo impulso de cara al futuro. Espa?a est¨¢ muy cerca de Africa (se?ala el mapa). Mire usted, Canarias... Disponemos de una herencia com¨²n y existen afinidades incontestables. S¨®lo se ha interpuesto entre nosotros el problema del Sahara que ha desaparecido con la descolonizaci¨®n.
EL PAIS: El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, se?or Oreja, ha puntualizado recientemente que Espa?a ha cedido ah¨ª la administraci¨®n del territorio, no la soberan¨ªa. ?Qu¨¦ piensa usted al respecto?
O. D.: Para nosotros, Espa?a sali¨® del Sahara tras un acuerdo firmado en consonancia con las orientaciones de las Naciones Unidas. La reunificaci¨®n de nuestro territorio es un hecho. No comprendemos ninguna ambig¨¹edad. Hicimos en el Sahara una consulta. democr¨¢tica, y en nuestro Parlamento hay siete diputados saharauis. Como le dec¨ªa, entre Espa?a y Mauritania existen actualmente innumerables campos de cooperaci¨®n, y el de la pesca por ejemplo, no es el ¨²nico.
EL PAIS: ?Estar¨ªa usted dispuesto a estimular alguna forma de independencia en Canarias?
O. D.: No, en absoluto. Para nosotros, Canarias es una provincia espa?ola.
EL PAIS: ?Comparte los puntos de vista de Marruecos sobre Ceuta y Melilla?
O. D.: Bueno, la verdad es que no hemos estudiado ese asunto con nuestros amigos marroqu¨ªes, pero, naturalmente, compartimos su posici¨®n marroquizadora.
EL PAIS: ?C¨®mo juzga usted la posici¨®n del PSOE en relaci¨®n con el problema del Sahara?
O. D.: Ah, esos socialistas espa?oles... Debo decirle, sin embargo, que la actitud del PSOE no es la del socialismo europeo. Recuerde la reuni¨®n de la Internacional Socialista en Madrid, que adopt¨® una ppl¨ªtica favorable a Marruecos y Mauritania, y rechaz¨® un proyecto de resoluci¨®n positivo para Argelia. Verdaderamente, estamos dispuestos a discutir este asunto con el PSOE.
EL PAIS: ?Qu¨¦ clase de ayuda militar est¨¢ usted dispuesto a pedirle a Francia? ?Solicitar¨¢ la colaboraci¨®n militar de Espa?a y otros pa¨ªses en la cuesti¨®n del Sahara?
O. D.: Nosotros estamos siendo agredidos por Argelia, un amigo, m¨¢s a¨²n, por quien hasta ayer era nuestro hermano. ?Qu¨¦ es el Sahara? Un gran desierto. Hay muchos saharauis: en el sur de Marruecos, en Argelia, en Mauritania, en Mali, etc¨¦tera. No se puede distinguir a unos de otros. Un pa¨ªs agredido s¨®lo puede defenderse por sus pro los medios o, en caso de que no le sea posible, capitular o buscar ayuda militar para resistir. Nosotros no capitularemos, y estamos dispuestos a pedir la colaboraci¨®n que necesitemos a todos los pa¨ªses amigos. Por ahora, Francia nos proporciona ¨²nicamente asistencia t¨¦cnica e instructores militares. Adem¨¢s, le compramos armas. Pero si Argelia persiste en su agresi¨®n..
EL PAIS: ?Le pedir¨ªa tambi¨¦n asistencia militar a Espa?a?
O. D.: Bueno, Espa?a es un pa¨ªs amigo. Pero la ayuda militar es otra cuesti¨®n. No puedo responder.
EL PAIS: ?Desear¨ªa usted seguir comprando armas en Espa?a?
O.D.: Mire, nosotros compramos las armas donde las encontramos. Y el mercado internacional es muy amplio... Puedo asegurarle tambi¨¦n que las compramos, contra nuestro gusto, y cada vez que lo hacemos siento que se trata de algo absurdo y terrible. Pero, desgraciadamente, la defensa es lo primero. Si no encontramos armas en Espa?a podemos encontrarlas en Francia, en Estados Unidos, in cualquier otro pa¨ªs.
EL PAIS: ?Qu¨¦ posibilidades ve de un acuerdo con Argelia?
O. D.: Si Argelia reconoce nuestra reunificaci¨®n en el Sahara y cesa de atacamos, olvidaremos el pasado y encararemos una cooperaci¨®n amplia con Argel, en todo el Magreb. Pero no veo posibilidades inmediatas de un acuerdo. Francamente, no.
EL PAIS: Entonces, ?se trata ya de la guerra abierta con Argelia?
O. D.: Bien, no tenemos alternativa. No queremos hacer la guerra, pero nos defenderemos en el interior de nuestras fronteras.
EL PAIS: ?Eso quiere decir que no se reserva, como Marruecos, el derecho de persecuci¨®n en territorio argelino, o como, el que hace tiempo ha proclamado respecto de Mali?
O. D.: Desgraciadamente, carecemos de medios para hacer una declaraci¨®n semejante a la del rey de Marruecos.
EL PAIS: Ultimamente ha trascendido una conversaci¨®n que usted tuvo con Bumedian en noviembre de 1975, unos d¨ªas antes de la firma del tratado. tripartito en Madrid...
O. D.: S¨ª, en efecto. Nos encontramos en Argelia el 10 de noviembre, en Colombe-Bechar. Bumedian me exigi¨® que me retirase de Madrid, y yo me negu¨¦. Le dije que Mauritania no pod¨ªa liberar al Sahara del dominio espa?ol por la fuerza. Bumedian replic¨® que yo deb¨ªa escoger entre Marruecos y Argelia, a lo que contest¨¦ que no me era posible, puesto que, aunque ambos eran amigos de Mauritania, las circunstancias nos planteaban, en el caso del Sahara, una coincidencia con Marruecos. Entonces Bumedian me dijo: ?Tu eres d¨¦bil y no puedes controlar tus fronteras. Yo estoy organizando un frente de liberaci¨®n saharaui. No podr¨¢s defenderte.? Yo me limit¨¦ a responderle que la debilidad no pod¨ªa constituirse en una opci¨®n, y menos a¨²n en una opini¨®n.
EL PAIS: ?Ir¨ªa usted ahora a Argelia a conversar de nuevo con Bumedian?
O. D.: Yo no reh¨²so discutir, pero antes Argelia, deber¨ªa cumplir las dos condiciones a las que me refer¨ª antes. Ahora, no hay ninguna raz¨®n para que yo vaya a hablar con Bumedian. EL PAIS: ?Estar¨ªa dispuesto a federarse con Marruecos en el futuro? ?Qu¨¦ opina de la actual presencia militar de Marruecos en Mauritania?
O. D.: Estamos convencidos de que no existe ninguna clase de reservas, por parte de Marruecos, en tomo de nuestro pacto de cooperaci¨®n militar. En ese aspecto, no vemos ning¨²n peligro. Nosotros le pedimos a Marruecos su ayuda militar porque Argelia nos ataca, simplemente. Cuando termine esa agresi¨®n, Marruecos, como es l¨®gico, se retirar¨¢. En cuanto a una federaci¨®n, no. S¨®lo aspiramos a la cooperaci¨®n.
EL PAIS: ?Y una federaci¨®n de todo el Magreb?
O. D.: Decididamente, desconf¨ªo de las f¨®rmullas federativas. En el Tercer Mundo no conozco una federaci¨®n que haya resistido la prueba del tiempo.
EL PAIS: ?C¨®mo calificar¨ªa usted su situaci¨®n militar frente al Polisario?
O. D.: Para nosotros, s¨®lo existen los mercenarios argelinos. En este momento tenemos fuerzas suficientes para resistirlos.
EL PAIS: En Europa se dice que en el Gobierno mauritano, hay ciertos sectores izquierdistas que incluso ser¨ªan partidarios de un cierto grado de compromiso con el Polisario, y hasta con Argelia.
O. D.: Todo eso son especulaciones de extranjeros que no comprenden el problema. Somos un partido ¨²nico, pero democr¨¢tico. Hay muchas opiniones en su seno. EL PAIS: ?Contrarias a la del presidente Daddah?
O. D.: Hasta ahora no he encontrado ninguna importante. Pero nuestras reuniones, en el partido y en el Gobierno, son las m¨¢s largas de Africa, quiz¨¢, claro, porque yo soy un mal residente. Pero no quiero imponer nada. Prefiero que se discuta hasta que se llega a un consenso. Es el partido y el Gobierno, en su conjunto, los que deben determinar la pol¨ªtica del Estado.
EL PAIS: ?Por qu¨¦ un partido ¨²nico?
O. D.: Porque el multipartidismo no favorecer¨ªa la unidad nacional..
EL PAIS: ?C¨®mo encara usted sus relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos?
O. D.: Son buenas. Yo no puedo juzgar la pol¨ªtica internacional de la URSS. Ante el Sahara es neutral, en lo que constatamos. Lo mismo puedo decir de Estados Unidos.
Finalmente, antes de despedirnos, el presidente Daddah dijo: ?Tengo un reproche amistoso que hacerle a la prensa espa?ola. No vemos con frecuencia a sus periodistas en Mauritania. D¨ªgales usted a sus colegas que vengan y que procuren ver la realidad con sus propios ojos.?
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