El precio del petr¨®leo
PROXIMAMENTE CARACAS se convertir¨¢ en sede de una reuni¨®n de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP), cuyo resultado previsible ser¨¢ un nuevo aumento en los precios del crudo durante 1978. Dicho incremento oscilar¨¢, seg¨²n las fuentes mejor informadas, entre un 5 y un 10%. Eso supondr¨ªa (en el caso de un aumento del orden del 4 al 4,5 % en el consumo por parte de las naciones industrializadas) unos ingresos aproximados de 140.000 millones de d¨®lares para el conjunto de los trece pa¨ªses exportadores de la OPEP; 9.000 millones m¨¢s que los obtenidos en este a?o.En realidad, entre 1975 y 1977, el precio del petr¨®leo aument¨® s¨®lo ocho puntos m¨¢s que el de los productos industriales. manufacturados por las grandes potencias occidentales. Pero merece la pena un comentario ante la posibilidad de que en los pr¨®ximos a?os los miembros de la OPEP contin¨²en incrementando sus reservas, con las repercusiones consiguientes sobre el panorama financiero internacional.
En este a?o, los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo han aumentado sus ventas en un 11%, mientras que sus importaciones de bienes y servicios -entre las cuales las compras a Espa?a han crecido en m¨¢s del 50%- se incrementaron en un 21%. A pesar de ello, el resultado neto ser¨¢ favorable para este grupo de pa¨ªses, que acumular¨¢n unos 34.000 millones de d¨®lares. Dichos ingresos anuales est¨¢n, no obstante, muy desigualmente repartidos. Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Arabes y Qatar detentan el 80%, mientras que el 20% restante se reparte entre nueve pa¨ªses. Alguno de ¨¦stos ha visto descender, incluso. en 1977, sus activos exteriores, y eso explica las diferentes actitudes que de unos y otros cabe esperar en Venezuela.
?Cu¨¢l es el panorama para el pr¨®ximo a?o? Con un aumento de los precios del orden del 7% como promedio, y un incremento moderado de la demanda mundial, los ingresos de los miembros de la OPEP superar¨¢n en un 7,5 % los del a?o anterior, mientras que sus importaciones crecer¨¢n a un ritmo muy superior -probablemente entre el 15 y el 16%-. El resultado ser¨¢ un super¨¢vit por cuenta corriente inferior al conseguido en 1977. La participaci¨®n de los cuatro pa¨ªses del Golfo antes citados aumentar¨¢ del 80 al 90%, creando de esta forma tensiones adicionales en una organizaci¨®n como la OPEP, que est¨¢ compuesta por naciones con reg¨ªmenes pol¨ªticos e intereses econ¨®micos y estrat¨¦gicos abiertamente divergentes.
Suceda lo que suceda, el poder financiero de los cuatro Estados ¨¢rabes atesoradores de reservas va a seguir increment¨¢ndose. Esta acumulaci¨®n de fondos, que el sistema monetario internacional ha conseguido absorber hasta ahora, seguir¨¢ constituyendo una fuente adicional de desequilibrio entre los pa¨ªses ricos y los pa¨ªses pobres. (La experiencia indica que el sistema financiero no distribuye los cr¨¦ditos entre los pa¨ªses importadores de petr¨®leo en funci¨®n de sus necesidades concretas de divisas.) Si ello ha planteado, y plantea todav¨ªa, un grave problema a pa¨ªses solventes como Espa?a, f¨¢cil es imaginar que constituye un dogal asfixiante para la mayor¨ªa de las naciones subdesarrolladas.
El c¨ªrculo infernal que atenaza la econom¨ªa de los pa¨ªses pobres es que necesitan petr¨®leo para mantener un ritmo de desarrollo que les libre de la pobreza, pero, al mismo tiempo, la financiaci¨®n de sus necesidades energ¨¦ticas les obliga a un endeudamiento creciente. De esta manera, y contra lo que pudiera pensarse, la crisis del petr¨®leo no ha servido para reducir las diferencias entre pobres y ricos en la esfera internacional; m¨¢s bien ha aumentado la distancia que separa a unos de otros. La clave de esta aparente paradoja est¨¢ en que m¨¢s del 90%, de la enorme masa de activos financieros propiedad de los pa¨ªses miembros de la OPEP est¨¢ invertido en las grandes naciones industrializadas de Occidente. En estas condiciones, la v¨ªa de la cooperaci¨®n entre pa¨ªses consumidores y pa¨ªses productores de petr¨®leo es el ¨²nico camino a seguir si se quiere tratar de solucionar los problemas. Los representantes de la OPEP en Venezuela deben saber que la subida de precios a secas no les resuelve casi nada. No a todos, cuando menos.
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