Empeoran las relaciones entre el PSOE y la UCD
Las relaciones entre el PSOE y la UCD parecen empeorar abiertamente, tanto en sus recientes confrontaciones parlamentarias como en el nulo inter¨¦s demostrado por esta ¨²ltima formaci¨®n para celebrar una reuni¨®n solicitada por la ejecutiva socialista, culminando con el duro enfrentamiento ocurrido ayer en la reuni¨®n constitutiva del Consejo Rector de RTVE. Mientras tanto, parecen mejorar un poco las relaciones soc¨ªalistas- comunistas, todav¨ªa lejos de cualquier planteamiento com¨²n de verdadera importancia, pero que de momento se traduce en una no beligerancia mutua.
Las razones, alegadas por la ejecutiva de UCD para no tomar en consideraci¨®n la petici¨®n de entrevista formulada por la ejecutiva del PSOE se refieren - seg¨²n la secretar¨ªa de informaci¨®n del partido gubernamental- al car¨¢cter informal de dicha solicitud, que fue planteada verbalmente, y a la no especificaci¨®n de un orden del d¨ªa para la misma.Por otra parte, ninguna de las iniciativas legisladoras de la izquierda ha sido tomada en consideraci¨®n por las Cortes, debido a la pol¨ªtica de UCD - que entiende no debe dejar bazas a la oposici¨®n- y a ello hay que sumar lo ocurrido ayer en el Consejo Rector de RTVE, donde la abrumadora presencia de miembros de UCD reduce a la inoperancia a los dem¨¢s grupos, si se mantiene su actual estructura (v¨¦ase informaci¨®n detallada en la secci¨®n de Sociedad), lo cual es curioso si tenemos en cuenta que era uno de los principales aspectos pol¨ªticos del pacto de la Moncloa.
El pacto se esfuma
Bajo la directa influencia de la inestabilidad pol¨ªtica actual, los dur¨ªsimos problemas de orden p¨²blico de las ¨²ltimas semanas y la falta de mejor¨ªa de la situaci¨®n econ¨®mica, los famosos pactos de la Moncloa est¨¢n relegados casi al olvido, al menos en lo que se refiere al mantenimiento de un esp¨ªritu de consenso entre las principales fuerzas pol¨ªticas.Todo el problema de las relaciones entre los principales partidos viene determinado por la capacidad electoral de cada uno. Adem¨¢s de atender, en general, al objetivo de moderar las tensiones existentes en el pa¨ªs, los partidos fuertes piensan en las pr¨®ximas confrontaciones electorales - sindical, municipal- y en su afianzamiento entre las capas sociales que aspiran a representar. UCD est¨¢ haciendo, en este sentido, un enorme esfuerzo por lograr una organizaci¨®n interna m¨¢s eficaz, que pueda afrontar con ¨¦xito las municipales, mientras trata de encontrar caminos para implantarse de alg¨²n modo en el terreno sindical.
Este hecho preocupa al PSOE, que ha jugado en los ¨²ltimos tiempos la carta de constituir se en alternativa de poder m¨¢s o menos inmediata, y al que la consolidaci¨®n de UCD no favorece en nada, como es l¨®gico. Mientras tanto, el PCE, en su incansable tarea de intervenir en la vida p¨²blica espa?ola forzando al m¨¢ximo sus posibilidades, fue el principal animador de las reuniones de la Moncloa, pero tambi¨¦n el m¨¢s r¨¢pido denunciante de cuantos retrasos o interpretaciones conflictivas han afectado a la paz p¨²blica durante las ¨²ltimas semanas.
UCD juega fuerte
Los pactos de la Moncloa constituyen, en su conjunto, una de esas piezas pol¨ªticas firmadas con escasa convicci¨®n por la mayor parte de sus signatarios - como reconocen, en privado, dirigentes de varias fuerzas - pero que todos aceptaron por creer que con ello ganaban tiempo. Durante dos meses, la confrontaci¨®n parlamentaria ha quedado reducida al m¨ªnimo, y una suerte de paz artificial ha planeado por encima de todas las cabezas pol¨ªticas. Varios conflictos laborales, primero, y graves sucesos de orden p¨²blico, despu¨¦s, han bastado para crear la sensaci¨®n de que el esp¨ªritu de consenso no garantiza la estabilidad.En esta situaci¨®n, la direcci¨®n de UCD - que coincide con la del Gobierno- ha conseguido la di soluci¨®n de los numerosos grupos que compon¨ªan este partido, y ha puesto las bases para el fortalecimiento de su unidad. Logrado esto, UCD ha comenzado a jugar fuerte otra vez. Ello puede provocar la uni¨®n de todos contra UCD, y la transformaci¨®n del esp¨ªritu de la Moncloa en un pro grama econ¨®mico que muchos querr¨ªan para s¨ª, y un pacto pol¨ªtico que parece condenado a no durar ni un par de meses.
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