Los espa?oles son m¨¢s aficionados a ver f¨²tbol que a practicarlo
Espa?a est¨¢ lejos de ser uno de los primeros pa¨ªes de Europa en lo que a practicantes de f¨²tbol se refiere. Seg¨²n las cifras del ¨²ltimo recuento hecho por la FIFA -que data del 74- ocupa el n¨²mero trece dentro de Europa en n¨²mero de fichas de futbolistas. En afluencia de p¨²blico a los estadios y en dinero en movimiento en lo que es el espect¨¢culo del f¨²tbol, Espa?a va en cabeza. El espa?ol gusta del f¨²tbol para presenciarlo y exaltarse, pero menos para practicarlo.
El mayor n¨²mero de f¨²tbolistas federados los tiene seg¨²n el mencionado recuento, la URSS, con casi cuatro millones y medio. Le sigue la RFA, con cerca de cuatro millones. Tercero es Francia, ya con 1.200.000; cuarto, Inglaterra, con 1.100.000, y quinto, Holanda, con 900.000. Espa?a, con 164.000, aparece en el puesto decimotercero, detr¨¢s de Italia, B¨¦lgica, Austria, la RDA, Dinamarca, Polonia y Checoslovaquia. Aunque las cifras habr¨¢n variado sensiblemente en los tres ¨²ltimos -Espa?a ya ha pasado de las 200.000 fichas-, es de suponer que mantenga su nivel.Sin embargo, Espa?a est¨¢ en la primera l¨ªnea en lo que se refiere la, capacidad de los estadios, afluencia del p¨²blico a los mismos, volumen de prensa especializada, ingresos de los jugadores y, en definitiva, en todo aquello que representa esa otra vertiente del f¨²tbol: la del espect¨¢culo. Espa?a, en raz¨®n a su n¨²mero de practicantes, relativamente bajo no posee una ¨¦lite nacional de no gran calidad. De ah¨ª que para mantener el elevado nivel de inter¨¦s del espect¨¢culo recurra a la importaci¨®n de jugadores de otras nacionalidades. En estos pa¨ªses ocurre que el dinero del f¨²tbol se emplea para el f¨²tbol-deporte. Se construyen campos, se dota de material a los chicos que quierenjugar y se paga bien a los t¨¦cnicos que les ense?an. Los mejores, los que llegan a hacerse profesionales del f¨²tbol, ganan luego buenas sumas, pero nunca tan buenas como las que se pagan en Espa?a.
El caso de Espa?a es distinto. El dinero no se invierte en el f¨²tbol-deporte, sino en el f¨²tbol espect¨¢culo. Salvo raras excepciones, los clubs vuelcan sus mejores esfuerzos econ¨®micos en la contrataci¨®n de ases extranjeros. Por la Liga espa?ola desfilan continuamente jugadores provenientes de pa¨ªses de mayor nivel futbol¨ªstico que el espa?ol y de standard de vida muy superior al nuestr¨®. Sin embargon vienen porque los clubs de aqu¨ª les ofrecen contratos que en sus pa¨ªses de origen est¨¢n muy por encima de lo usual en f¨²tbol. Solamente de Italia y de Inglaterra -pa¨ªses que tambi¨¦n ofrecen elevados ingresos a sus mejores jugadores- no vienen f¨²tbolistas a Espa?a. En el resto de los pa¨ªses de Europa y de Am¨¦rica -donde el promedio de ganancias es todav¨ªa mejor- no hay futbolista de categor¨ªa que no sue?e con jugar en Espa?a. Excepci¨®n hecha, claro, de los pa¨ªses socialistas, que ponen enormes trabas a la emigraci¨®n, de sus figuras.
,"Para el f¨²tbol espa?ol el problema estriba en que ha ca¨ªdo en un c¨ªrculo.-vicioso. No hay campos donde crear nuevos aficionados a la pr¨¢ctica y la necesidad de mantener el nivel del espect¨¢culo -gracias a lo cual el Estado recibe unos suculentos ingresos a trav¨¦s de las quinielas, con los que se mantienen todos los dem¨¢s deportes y se tapan algunos agujeros en otros campos- exige que el dinero se invierta en traer figuras de aquellos pa¨ªses donde la cantidad da paso a la calidad.
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