R¨¦plica liviana

En la secci¨®n ?Tribuna libre? de EL PA?S del 4 de los corrientes se public¨® un escrito de Manuel Azc¨¢rate titulado ?Comentarios personales sobre la Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez?, al que me interesar¨ªa hacer ciertas observaciones.La primera de ellas, que no entiendo muy bien c¨®mo el se?or Azc¨¢rate se lanza p¨²blicamente a reffit¨¢r lo que Sempr¨²n diceein la autobiografia citada antes cuando -seg¨²n nos confiesa- ?no tengo tiempo de consultar textos ni de intentar un an¨¢lisis de los per¨ªodos a los que el libro se refiere?. Si tan ocupado est¨¢, considero que debiera haber dejado para ocasi¨®n m¨¢s holgada su r¨¦plica. Con tan escasa informaci¨®n -confesada noblemente por ¨¦l mismo- da pie para que el lector menos alertado, desconfie de las serias bases que en sus asertos de r¨¦plica puedan fundamentarse.

La segunda se refiere a lo que Azc¨¢rate considera como falsedades contenidas en el libro de Sempr¨²n. Encabezando esta parte de su escrito, precisamente con el subt¨ªtulo ?Las falsedades?, uno espera encontrarse con claras y graves aseveraciones ama?adas por Sempr¨²n con ¨¢nimo de desprestigiar al PCE y es claro que su sorpresa es grande cuando todas las falsedades que se nos desvelan son ¨¦stas: ?Habla de m¨ª en la p¨¢gina nueve y me sit¨²a en una reuni¨®n en la que no estuve; y dice que era miembro del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de Espa?a en un momento en que no lo era?. ?Cree, sinceramente; don Manuel Azc¨¢rate que eso, aun el supuesto de ser cierta su versi¨®n -lo que no dudo-, merece el calificativo siempre peyorativo. de falsedad? ?No ser¨ªa m¨¢s acertado darle el de simple error? Pero es el caso, que en la p¨¢gina 9 del libro me encuentro con que lo que en ella se dice es lo siguiente: ?Los miembros del Comit¨¦ Central residentes en Mosc¨² en aquella ¨¦poca: Saiz;. Balaguer, Sandoval, Azc¨¢ratel creo recordar?. Es decir, no, afirma, cree recordar. Ante esto, uno, ajeno ¨¢ este pleito, se pregunta: ?qui¨¦n, en realidad, falsea aqu¨ª? Por otro lado, Azc¨¢rate no critica, sino que justifica la postura del comit¨¦ en aquella ocasi¨®n, con, lo, que queda bastante claro que si bien, seg¨²n ¨¦l, ni estuvo en la reuni¨®n, ni pertenec¨ªa al comit¨¦, de haber estado por haber pertenecido, hubiera obrado muy parecidamente a los dem¨¢s.

Y la tercera y ¨²ltima observaci¨®n se refiere a la imputaci¨®n hecha a Sempr¨²n de que en sus acusaciones utiliza ?un m¨¦todo inmoral: el de decir verdades a medias?. No ser¨¦ yo quien niegue la inmoralidad que supone tal m¨¦todo, pero considero igualmente como inmoral el utilizado por el se?or Azc¨¢rate, consistente en tachar a su antiguo camarada de decir verdades a medidas y no darnos a conocer, ¨¦l, la parte que.entiende como verdadera y la que considera como incierta de ninguna de las que ¨¦l califica como acusaciones de Sempr¨²n.

Por lo dem¨¢s, yo nada tengo contra el PCE y, por lo que respecta a Sempr¨²n, he dudado de la oportunidad de su libro -aun en el supuesto de que fuese objetivo- teniendo en cuenta lo delicado del per¨ªodo de transici¨®n hacia una democracia por el que el pa¨ªs pasa, pero encuentro improcedente -y nada menos que en un Azc¨¢rate, apellido por el que siento un gran respeto- la liviana consistencia de su r¨¦plica.