Pitita en la Atl¨¢ntida
Ya comprendo que parece algo as¨ª como el t¨ªtulo de una nueva serie: Pitita en la Atl¨¢ntida. Pero no es m¨¢s que lo tan real, hoy lunes, como dir¨ªa Jorge Guili¨¦n, y aunque hoy no sea lunes. Estaba yo viendo los ¨²ltimos destapes en las revistas del ramo, esta ma?ana, y de pronto suena el tel¨¦fono:-Que soy Pitita, que te llamo desde la Atl¨¢ntida.
-Mucho lo tuyo, embajadora, pero deja a ver que yo me oriente.
Nada, que se ha ido a una isla que ha descubierto muy cerca del Tri¨¢ngulo Mortal de las Bermudas y dice que all¨ª se me curar¨ªa a m¨ª la faringitis. Desde que decid¨ª ser un peri¨®dico completo yo mismo -como ya hiciera don Diego de Torres Villarroel en el XVIII-, o sea el hombre-peri¨®dico, equiparable a los hombres-libro de Bradbury, tengo a Pitita de enviada especial por el mundo, de ac¨¢ para all¨¢, e incluso de enviada especial en el ultramundo, pues siempre me manda noticias parapsicol¨®gicas, y ahora me llama, tan tranquila, nada- m¨¢s salvar el abism¨¢tico (o abisal, que dir¨ªa Aleixandre) Tri¨¢ngulo de las Bermudas, donde dice que siguen naufragando barcos y donde ella misma ha visto un avi¨®n misteriosamente paralizado sobre el mar.
Me lo dijo una vez Bertrand Russell, mientras hac¨ªamos una sentada frente a los policemen de Londres, con unas almohadillas que nos hab¨ªa cosido misstres Russell en la culera del pantal¨®n, como ten¨ªa por costumbre, que el maestro y yo siempre fuimos dados a los enfriamientos de vientre:
-Mire usted, joven, los obispos son partidarios de tratar el problema agrario mediante la oraci¨®n.
Pitita es partidaria de tratar los problemas geopol¨ªticos mediante la cuarta dimensi¨®n. Hace a?os firm¨¦ libros en El Corte Ingl¨¦s de Barcelona, junto a Luis Goytisolo y un argentino que hab¨ªa escrito su correspondiente best-seller sobre el Tri¨¢ngulo Mortal de las Bermudas, y preparaba otro, igualmente apasionante, sobre la vuelta de los dinosaurios o algo as¨ª. Yo pienso que los ovnis, los dinosaurios y el Tri¨¢ngulo Mortal de las Bermudas sirven para fabricar best-sellers, terrores del bimilenio y pel¨ªculas para todos los p¨²blicos, pero mi amigo Antonio Buero tiene su teor¨ªa muy cient¨ªfica sobre los marcianos, y mi amiga Pitita tiene su teor¨ªa sobre la Atl¨¢ntida:
-Lo que est¨¢ pasando -me dice en su cr¨®nica telef¨®nica- es que justo en el centro del Tri¨¢ngulo de las Bermudas est¨¢ la Atl¨¢ntida, y ahora el mar baja y la Atl¨¢ntida sube, y las substancias y minerales de la Atl¨¢ntida hacen que se desintegren los barcos, los aviones, todo.
Despu¨¦s de colgar, me quedo pensando que la humanidad ha necesitado siempre una Atl¨¢ntida, hasta el punto de que La Atl¨¢ntida de Verdaguer y Falla la termin¨® Halfter, porque era en tiempos de Franco y los catalanes ten¨ªan que decir Atl¨¢ntida, cuando realmente quer¨ªan decir Generalitat. Y a Verdaguer lo han sustituido en seguida por Tarradellas. En los a?os sesenta, en Madrid, cuando la Atl¨¢ntida del Opus Dei emerg¨ªa en la vida nacional, Florentino P¨¦rez-Embid sac¨® una revista mensual llamada Atl¨¢ntida, y aquella revista se hundi¨® pronto, pero el continente legendario del Opus no sabemos a qu¨¦ profundidad pol¨ªtica navega.
Se me ha pasado decirle a Pitita, hombre, que la Atl¨¢ntida est¨¢ aqu¨ª, que el resurgir de la democracia en Espa?a es la Atl¨¢ntida de nuestro tiempo, y que este legendario continente aparece poblado por L¨ªster y Camu?as, por Sempr¨²n y Carrillo, por Palomino y Larrea, por Osorio y Camacho, por Ver¨®nica Luj¨¢n, desnuda, y los chicos del Rayo, euf¨®ricos. Claro que para Atl¨¢ntida, Atl¨¢ntida, lo que se dice Atl¨¢ntida, la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tica, emergida milagrosamente de las aguas por donde se ba?aba el cisne del SEU. Atl¨¢ntida nebulosa e ideol¨®gica que va tomando, seg¨²n se mira hacia el Tri¨¢ngulo Mortal de las Bermudas, el perfil inquietante del Valle de los Ca¨ªdos. Atl¨¢ntida que puede volver a sepultarse bajo las aguas de las elecciones municipales -vaga ficci¨®n como es, sue?o plat¨®nico de Gaby Cisneros-, o consolidarse para siempre sobre las ruinas geol¨®gicas del socialismo y otros pueblos b¨¢rbaros que vivieron en sus laderas. As¨ª es como lo veo yo, Pitita.
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