El Plan Energ¨¦tico Nacional
A la vista de los derroteros que toma la elaboraci¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN) realizado inicialmente por Industria y rechazado de plano por un pasado Consejo de Ministros, las susceptibilidades han comenzado a aflorar y los m¨¢s dispares e interesados personajes y organismos han comenzado a situarse en lugares dominantes desde donde poder aprovechar cualquier movimiento en falso que pueda cometerse en torno a su reelaboraci¨®n.Ayer se?al¨¢bamos la unanimidad en medios gubernamentales sobre la necesidad de reelaborar el citado PEN, y la realidad es que en estos momentos el criterio m¨¢s razonable, sobre todo a la vista de las primeras escaramuzas con que se ha enfrentado el grupo de trabajo creado para la reelaboraci¨®n del Plan, es que se olviden las urgencias impuestas absurdamente por el pacto de la Moncioa y se tra te de implicar a la opini¨®n p¨²blica y a todos los intereses y expertos del sector, con el ¨²nico objetivo de alcanzar su consenso y desenmascarar los intereses m¨¢s evidentes.
La creaci¨®n de una comisi¨®n y un grupo de trabajo -con sus l¨®gicas lagunas y ausencias- parece un paso importante, que deb¨ªa haberse tomado desde un primer momento en lugar de dejar, como se hizo, que en un momento de confusi¨®n como el que lleva aparejado el nombramiento de un nuevo equipo econ¨®mico, fuese un ¨²nico departamento, cuyo titular acababa de ser renovado, el encargado de realizar un Plan Energ¨¦tico, que arrastrando intereses y aspectos viciados, resultaba dif¨ªcil alumbrar desde un primer momento.
La labor de la citada comisi¨®n y grupo de trabajo deber¨ªa ser redactar un documento que en absoluto condicionara un Consejo de Ministros. En este sentido, y de la forma m¨¢s transparentemente posible y sin secretismos de ning¨²n tipo, habr¨ªa de explicar qu¨¦ es una pol¨ªtica de precios realistas, en qu¨¦ medida afectar¨ªa al consumidor, qu¨¦ efectos inflacionistas tendr¨ªa, qu¨¦ ha motivado la actual situaci¨®n de precios y otras cuestiones. La discusi¨®n sobre las previsiones de la demanda, su elasticidad, las nuevas fuentes y otros temas trascendentes, deben ser motivo de an¨¢lisis y estudio de los expertos.
Finalmente, los organismos del Estado, sin entrar en problemas de competencias que tan tristes ejemplos suelen ofrecer, deben clarificar sus posiciones, siempre en defensa de los intereses generales y nunca de los particulares espec¨ªficos de cada ¨¢rea, a lo que tan aficionada es la Administraci¨®n espa?ola.
El proyecto de PEN realizado por el Ministerio de Industria y Energ¨ªa tiene, a nuestro entender, graves y profundos errores que deben ser subsanados, aunque nunca entrando en pol¨¦micas inelegantes y luchas de competencias. El primero de ellos es no haberse planteado ni en la forma correcta ni en el momento oportuno. El segundo, que la base del citado Plan fuese realizada por anteriores equipos gubernamentales y con la colaboraci¨®n del sector privado, ya que la infraestructura que requiere la elaboraci¨®n de un Plan de esta magnitud no puede prestarla industria y Energ¨ªa, en forma alguna. El tercero, haber hecho caso al pacto de la Moncloa que, aunque sea impol¨ªtico decirlo, se hizo en cinco d¨ªas y a la ligera, lo que motiv¨® el oscurantismo y el intento de colar un PEN a todo un equipo gubernamental.
Los resultados demostrados a posteriori est¨¢n claros. En el sector energ¨¦tico, los secretos no duran m¨¢s de lo que tardan en saberlo dos personas. Si alguien propone un plan poco satisfactorio para un sector determinado, como el el¨¦ctrico, ¨¦ste tendr¨¢ puntual informaci¨®n e inmediatamente montar¨¢ su ofensiva. Si en vez del el¨¦ctrico se trata de refino, financiero, petrolqu¨ªmico o cualquier otro subsector, el resultado ser¨¢ id¨¦ntico.
Un juicio cr¨ªtico -posiblemente excesivo- del PEN elaborado por Industria y Energ¨ªa, lleva impl¨ªcito una censura a las personas que lo han hecho -aunque en estos momentos la paternidad no es apenas reconocida-, si bien su honorabilidad est¨¢ fuera de toda duda en contra de lo que sostienen los m¨¢s feroces cr¨ªticos del Plan.
En fin, si en realidad existe inter¨¦s en abordar con ¨¦xito la elaboraci¨®n de un Plan Energ¨¦tico, en primer lugar parece absolutamente prioritario un profundo lavado de cara y en segundo, aunque esto sea un t¨®pico frecuente, mucha luz y una legi¨®n de taqu¨ªgrafos.
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