"?L'Osservatore Romano? nunca interviene directamente en la pol¨ªtica"
Todos saben que L'Osservatore Romano, llamado el peri¨®dico del Papa, es el diario del Vaticano. Se trata de uno de los peri¨®dicos m¨¢s curiosos del mundo. Tiene un influjo enorme en la pol¨ªtica internacional. Llega a los cuatro puntos cardinales. Baste decir que al Kremlin llegan cada d¨ªa seis copias a cambio de otras seis copias de Pravda. Sin embargo, es uno de los peri¨®dicos m¨¢s modestos del mundo. Publica s¨®lo 20.000 ejemplares, y trabajan en ¨¦l s¨®lo trece redactores: nueve seglares y cuatro eclesi¨¢sticos. Son los periodistas peor pagados del mundo, pero sobre sus hombros recae una gran responsabilidad, porque una palabra de m¨¢s o de menos en L'Osservatore Romano puede tener repercusiones mundiales. Despu¨¦s de diecisiete a?os, el Papa ha cambiado el director de su peri¨®dico. A Raimondo Manzini, el hombre que conoce m¨¢s secretos de la Santa Sede, le sucede Valerio Volpini, 54 a?os, escritor, cr¨ªtico literario, lector apasionado. Juan Arias le ha entrevistado para EL PA?S en su despacho del Vaticano. Valerio Volpini no tiene el aire del diplom¨¢tico. Es de una sencillez desconcertante. Sin duda, un hombre sincero.
EL PA?S: ?C¨®mo se siente el director de un peri¨®dico cuyo colaborador m¨¢s activo es el Papa?Valerio Volpini: Siento el peso de la responsabilidad, sobre todo, por que no vengo del mundo period¨ªstico. Conozco muy bien mis l¨ªmites. No s¨¦ por qu¨¦ el Papa se ha fijado en m¨ª. Lo he dicho a quienes tramitaron mi nombramiento: ??Por qu¨¦ hab¨¦is venido a los suburbios a buscar una manzana selv¨¢tica, cuando ten¨ªais en el alto fruta muy buena?? Pero al mismo tiempo me siento sereno. Como usted sabe, un cat¨®lico toma de la realidad misteriosa que se llama ?gracia? y que act¨²a en lo imprevisible. No puedo olvidarme que el Evangelio nos pide a los hombres de fe sentirnos siervos ¨²tiles. Por otra parte, yo he trabajado como campesino muchos a?os y he aprendido que para obtener el fruto es necesario tener la paciencia de la naturaleza.
EL PA?S: Hay quien dice que el director de L'Osservatore Romano es el director menos libre de todos los directores de peri¨®dicos.
V. V.: Pienso que es todo lo contrario. Cuando uno se siente en la Iglesia, en comuni¨®n con el Papa y con la jerarqu¨ªa se advierte una gran libertad interior. Me siento el hombre m¨¢s libre del mundo. Si por una hip¨®tesis, que yo creo imposible, no sintiese esta sinton¨ªa, d¨¦ por seguro que me ir¨ªa.
EL PA?S: Muchos peri¨®dicos no confesionales publican art¨ªculos de periodistas cat¨®licos. ?Dar¨¢ usted cabida en L'Osservatore Romano a escritores marxistas o ateos?
V. V.: Si fuera necesario para un di¨¢logo, s¨ª. Pero como instituci¨®n, nuestro peri¨®dico no puede ser la palestra de debates. Usted sabe que en el mundo cat¨®lico existen ya estos peri¨®dicos m¨¢s dial¨¦cticos. El nuestro es el diario semi-oficial de la Santa Sede. Y una publicaci¨®n que presenta el pensamiento de la jerarqu¨ªa tiene el deber, como coherencia, de no crear perplejidades.
EL PA?S: Usted se ha definido un hombre de los suburbios. Ahora bien, la parte m¨¢s perif¨¦rica de la Iglesia se quej¨® mucho durante el Concilio del olvido de L'Osservatore Romano, m¨¢s sensible a los problemas del centro de la Iglesia. ?Tendr¨¢ ahora m¨¢s espacio esta parte de la Iglesia?
V. V.: No quisiera aparecer ante usted como diplom¨¢tico, porquefrancamente no lo soy, pero de verdad, a m¨ª hoy no me resulta esta queja de los suburbios de la Iglesia, como no creo que exista una discrepancia entre la Iglesia central y las conferencias episcopales. Si acaso se puede decir que la osmosis entre estas dos partes de la Iglesia es siempre m¨¢s intensa.
"El Papa es el colaborador m¨¢s activo"
EL PA?S: Se dice que a veces es dif¨ªcil saber cu¨¢ndo un art¨ªculo de L'Osservatore Romano es del Papa. ?Es cierto?V. V.: El Papa es el colaborador m¨¢s activo y m¨¢s vivo del peri¨®dico, porque es dificil el d¨ªa que no publicamos un discurso del Papa. Estos son sus art¨ªculos. Todo lo dem¨¢s, los art¨ªculos sin firma, por muy importantes que sean son siempre de la redacci¨®n y nunca del Pont¨ªfice.
EL PA?S: El Evangelio dice que los hombres deben decir s¨ª o no, es decir ser claros y sinceros. Sin embargo es voz com¨²n que para poder entender lo que se escribe en L'Osservatore Romano es necesario poseer una clave de interpretaci¨®n diplom¨¢tica.
V. V.: Si confrontamos el lenguaje de L'Osservatore con el de los pol¨ªticos o con el juego de los medios de comunicaci¨®n actuales, peri¨®dicos y televisi¨®n, pienso que el nuestro es un lenguaje claro e inmediato. Lo que pasa es que nuestro peri¨®dico se presta a manipulaciones, y por eso tenemos que medir las palabras y poseer, junto a la sencillez evang¨¦lica de la paloma, la astucia de la zorra. Las noticias que nosotros damos son breves, esquel¨¦ticas, pero son siempre claras.
EL PA?S: ?Cu¨¢l es la persona que usted ha amado m¨¢s de la Iglesia?
V. V.: He amado muchas personas, sacerdotes y seglares y tambi¨¦n muchos no-creyentes. Si quiere saber un nombre le digo s¨®lo esto: mi hijo, que naci¨® tres meses despu¨¦s de la muerte de Juan XXIII, se llama Juan.
EL PA?S: Usted es conocido como un gran lector de libros. ?Cu¨¢les son sus autores preferidos?
V. V.: S¨ª, me gusta mucho leer. Los autores que m¨¢s han influido en mi vida son, en el campo cat¨®lico, Maritain, Bernanos y Mazzolari, y en el campo laico Montale y Camus.
EL PA?S: Italia est¨¢ viviendo uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de su vida pol¨ªtica despu¨¦s de treinta a?os. Dicen que este ser¨¢ el a?o de la cuesti¨®n comunista. La izquierda ha acusado siempre a L'Osservatore Romano de intervenir en las cuestiones pol¨ªticas italianas m¨¢s que en las de otros pa¨ªses. ?C¨®mo va a comportarse L'Osservatore en este momento?
V. V.: La verdad es que L'Osservatore Romano nunca interviene directamente en la pol¨ªtica del pa¨ªs. Es s¨®lo la voz de las conferencias episcopales, de la jerarqu¨ªa. No, nosotros no intervenimos. El mandato pol¨ªtico comporta una responsabilidad de quien ha sido elegido. Nosotros no tenemos un mandato pol¨ªtico. Los pol¨ªticos como tales responder¨¢n al propio electorado, a las propias ideas y a la propia conciencia. L'Osservatore Romano no tiene un mandato pol¨ªtico. Ser¨¢ una prevaricaci¨®n invadir la esfera de autonom¨ªas que son muy distintas: el campo eclesial y el campo pol¨ªtico.
EL PA?S: El cardenal Benelli, en una conversaci¨®n-para EL PA?S, me dijo que los cat¨®licos que votan comunista es o porque no saben lo que es comunismo o porque no saben lo que es el cristianismo. ?Usted est¨¢ de acuerdo?
V. V.: El cardenal Benelli no hizo m¨¢s que remachar la posici¨®n de la conferencia episcopal italiana. Yo le respondo con Domenac, en sus famosos escritos sobre marxismo y cristianismo. Afirma que las razones de fondo por las cuales un cristiano no puede ser marxista es porque el marxismo es una ideolog¨ªa totalizadora que no deja espacio al misterio de la existencia, mientras el cristianismo se interroga cont¨ªnuamente acerca del sentido de la vida y no se contenta con explicaciones s¨®lo en clave sociol¨®gica, sicol¨®gica o cient¨ªfica.
EL PA?S: ?C¨®mo se explica entonces que tantos cat¨®licos significativos italianos como La Valle, Pratesi, Gozzini, hayan entrado en el Congreso en las listas del Partido Comunista mientras siguen profes¨¢ndose fervientes cat¨®licos?
V. V.: Sin ¨¢nimo de pol¨¦mica, esa es una pregunta a la que deben responder ellos y no yo.
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