Apurado triunfo del Madrid sobre el Mobilgirgi
El Real Madrid pas¨® muchos apuros para vencer al Mobilgirgi, pero al menos cumpli¨® su papel logrando un triunfo necesario. Si los italianos hubiesen ganado ayer en el Pabell¨®n, tras la derrota blanca ante el Maccabi en Tel-Aviv, la final de la Copa de Europa se habr¨ªa planteado nuevamente como un duelo transalpino-israeli casi irremediable.La defensa en zonas que el Mobilgirgi puso en pr¨¢ctica todo el partido le dio resultado y el Madrid, que empez¨® muy bien, fue casi siempre por detr¨¢s en el marcador a partir del minuto doce del primer tiempo. S¨®lo la entrada de Cabrera por Corbal¨¢n, a los siete minutos del segundo, dio la movilidad suficiente al equipo madridista para conseguir una apretada victoria.
El comienzo del partido no pudo ser mejor para el Madrid. Con 21-11 en el marcador obtuvo la m¨¢xima ventaja antes de los diez minutos. Corbal¨¢n movi¨® magn¨ªficamente al equipo -despu¨¦s se apagar¨ªa- y Brabeder se mostr¨® implacable en el tiro llegando a hacer un pleno inicial de seis canastas en otros tantos intentos. Sin embargo, el Mobilgirgi, que pareci¨® dormido nada m¨¢s salir, empez¨® a dominar la situaci¨®n con su defensa zonal y la efectividad de su imparable y elegante americano Morse. Canasta a canasta, dominando adem¨¢s en los rebotes ofensivos y defensivos, los italianos remontaron la ventaja blanca y en el minuto 12.09 el marcador se igual¨®: 31-31. Coughran no pod¨ªa con Morse y Walter, seg¨²n su costumbre, tampoco con Zanatta. La ¨²nica ventaja madridista estaba en Brabender, superior al negrito Yealverton e incluso en Rull¨¢n, que carg¨® de personales a Meneghin.
Punto y aparte, como siempre, tambi¨¦n, merece el pivot italiano. Con dos personales y 39-39 en el marcador, protest¨® airadamente una tercera -que adem¨¢s s¨ª lo fue- y con la t¨¦cnica correspondiente sum¨® cuatro. Se fue al banquillo en previsi¨®n de la quinta y tuvo suerte de que Rull¨¢n, mantenido quiz¨¢ err¨®neamente por S¨¢inz, cometi¨® tambi¨¦n su cuarta falta ante una entrada de Yealverton y le acompa?¨® poco despu¨¦s. Prada, que iba a brillar en la segunda parte, se emparej¨® as¨ª con el oscuro Bisson.
La clave del m¨ªnimo triunfo madridista s¨®lo se produjo con la entrada de Cabrera por Corbal¨¢n. Pese a que la segunda parte se inici¨® con fallos italianos y despegue blanco, a los siete minutos el Mobilgirgi volvi¨® a adelantarse en el marcador, 58-60 y entonces entr¨® Cabrera. Su juego malabarista dio la rapidez necesaria en los contraataques y ya no s¨®lo encest¨® Brabender desde las esquinas, sino tambi¨¦n Walter. Coughran defendi¨® un poco mejor ante Morse y precisamente el que baj¨® en la vigilancia fue Brabender sobre Yealverton. El segundo americano del Mobilgirgi dej¨® sus fuegos de artificio anteriores y se convirti¨® en el mejor hombre de su equipo.
De todas formas, el Madrid no perdi¨® ya nunca la delantera desde el 64-64 a los diez minutos. Lleg¨® a tener varias veces siete puntos de margen favorable, pero acab¨® acosado al perder nuevamente rapidez y efectividad en el tiro para superar la defensa en zona rival. Desde luego, fue su cruz, aunque salvara el trance ?in extremis?. El Mobilgirgi sigue siendo un gran equipo y partidos con esta igualdad -no como la mayor¨ªa de los de la liga espa?ola- son los que hacen afici¨®n.
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