La unidad socialista
LOS CONTACTOS entre el PSOE y el PSP para negociar la unidad socialista parecen, esta vez, obedecer a un serio prop¨®sito.Las heridas abiertas en los comicios del 15 de junio, por la rivalidad electoral entre ambos partidos, no fueron tan profundas que no puedan cicatrizar. Existe, adem¨¢s, un dato revelador. Si en las elecciones para el Congreso UCD obtuvo, en n¨²meros redondos, 6.310.000 votos, el total de sufragios reales de los diferentes partidos y coaliciones socialistas que obtuvieron al menos un diputado ascendi¨® a la cifra de 5.642.000.
No es imposible que este resultado hubiera podido mejorar hace unos meses sin los conflictos intestinos de la familia socialista; y no es improbable que, en las pr¨®ximas elecciones municipales, una presentaci¨®n conjunta permita a los socialistas acortar esa distancia o incluso invertir su signo, seg¨²n ellos mismos parecen pensar. De la divisi¨®n socialista en las municipales obtendr¨ªa beneficios el partido del Gobierno y, en menor medida, el PCE. Para el PSOE supondr¨ªa resignarse a la condici¨®n de ?eterno segundo?, y ya se sabe que nada es eterno; para el PSP, si los sondeos de opini¨®n son fiables, un paso m¨¢s hacia su descomposici¨®n. As¨ª se explica que Felipe Gonz¨¢lez haya declarado que, en el caso de que la unidad no fuera lograda antes de las elecciones, las conversaciones quedar¨ªan en suspenso y el PSOE se presentar¨ªa en solitario a las municipales.
El comunicado conjunto PSOE-PSP contiene una aclaraci¨®n de suma importancia: la inexistencia de diferencias ideol¨®gicas profundas entre ambas organizaciones. Quedan atr¨¢s las invocaciones a un socialismo distinto al europeo, de car¨¢cter tercermundista o mediterr¨¢neo, que contrapondr¨ªa a Mitterrand con Gadafi. Tambi¨¦n se desvanecen los prop¨®sitos de sobreponer en las definiciones socialistas la idiosincrasia nacional o regional al contenido ideol¨®gico.
La revisi¨®n llevada a cabo por el PSP habla en favor de la capacidad autocr¨ªtica de ese partido y de las cualidades pol¨ªticas de sus l¨ªderes. La crisis abierta por la dimisi¨®n del se?or Morodo de su puesto de secretario general y por el abandono del senador Navarro puede hallar, en la fusi¨®n con el Partido Socialista mayoritario, su corolario.
La idea esbozada en un principio de que el PSP en sus aspirar a un estatuto similar al logrado por el PSC en sus relaciones con el PSOE parece haberse abandonado.
Por lo dem¨¢s, Felipe Gonz¨¢lez, al recordar que el PSOE no admite la existencia de tendencias organizadas en su seno, excluye cualquier posibilidad de que el PSP pudiera conservar su identidad pol¨ªtica e ideol¨®gica. despu¨¦s de lograda la unidad. Tambi¨¦n ha indicado el primer secretario del PSOE que la fusi¨®n se debe producir ?en un plano de igualdad?. No es aventurado suponer que los principales obst¨¢culos a la unidad socialista pueden surgir a la hora de entender esta frase. Que el partido resultante de la fusi¨®n seguir¨¢ llam¨¢ndose PSOE no parece ofrecer demasiadas dudas. La cuesti¨®n m¨¢s espinosa ser¨¢ determinar el lugar que los dirigentes y cuadros del actuaI PSP deben ocupar en la organizaci¨®n del viejo partido fundado por Pablo Iglesias.
En cualquier caso, el PSOE tiene otras cosas que ganar, adem¨¢s de votos, en la fusi¨®n con el PSP. La imagen y el prestigio del profesor Tierno permitieron a su partido obtener en Madrid, en las elecciones de junio, 212.000 votos, cifra verdaderamente importante. Su figura es respetada en muy diversos sectores de la vida espa?ola. El acomodo de esta vigorosa personalidad dentro del equipo dirigente del PSOE no ser¨¢ f¨¢cil, pero resultar¨¢, sin duda, pol¨ªticamente rentable. El PSP dispone, tambi¨¦n, de un excelente plantel de t¨¦cnicos y funcionarios del Estado, que podr¨¢n servir de considerable ayuda al PSOE, no demasiado sobrado de expertos. La existencia de un fuerte y unido partido socialista es, por ¨²ltimo, sin duda, una condici¨®n b¨¢sica para la estabilidad pol¨ªtica nacional y para la creaci¨®n, en nuestro pa¨ªs de lo que ha convenido en llamarse una izquierda europea.
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