El PSOE mantiene su oposici¨®n al tratado pesquero con Marruecos

Ante el inminente inicio de los debates parlamentarios sobre la ratificaci¨®n del acuerdo pesquero con Marruecos, suscrito por los Gobiernos de ambos pa¨ªses en febrero del pasado a?o, se han multiplicado las manifestaciones de quienes sustentan posturas a favor -grandes armadores y UCD, b¨¢sicamente- y en contra -partidos de oposici¨®n y centrales sindicales- del tratado.Las posiciones ante el debate parlamentario comienzan a perfilarse, tanto dentro como fuera del ¨¢mbito de las C¨¢maras. Las manifestaciones de partidarios y detractores van, en ocasiones, acompa?adas de presiones por parte de aquellos sectores cuyos intereses aparecen m¨¢s comprometidos. La ¨²nica oposici¨®n que se perfila va a provenir del grupo socialista, que ayer difundi¨® un comunicado matizando su postura frente a los t¨¦rminos del tratado. B¨¢sicamente, el PSOE considera inaceptable la progresiva marroquizaci¨®n de la flota atl¨¢ntica -esencialmente canaria-, prevista en un 50 % para el primer quinquenlo, de aplicaci¨®n del acuerdo y que pudiera incrementarse en los a?os siguientes, derivada de la exigencia de abanderar los barcos que accedan a los caladeros que contempla el tratado en las sociedades mixtas hispano-marroquies constituidas al amparo del tratado mismo, o en aquellas exclusivamente marroqu¨ªes. A todos los efectos, la legislaci¨®n aplicable, incluida la espec¨ªficamente laboral, ser¨¢ la que rija en el reino alauita. Esta ¨²ltima particularidad pone en peligro -a juicio del grupo socialista- la continuidad del puesto de trabajo de los pescadores espa?oles o, cuando menos, una merma de sus condiciones de trabajo. Esta marroquizaci¨®n de la flota, a partir de la constituci¨®n de sociedades mixtas con entrada de capital de los grandes armadores y conserveros espa?oles afincados actualmente en Canarias, prev¨¦ el tratado se realice con cargo al cr¨¦dito a la exportaci¨®n que prev¨¦ la legislaci¨®n espa?ola.

Oposici¨®n en Canarias

Otro de los puntos esenciales se?alados es la concesi¨®n por parte espa?ola de un cr¨¦dito de 3.525 millones de pesetas, destinado a financiar la dotaci¨®n de una infraestructura pesquera en Marruecos. Este extremo caus¨® especial sensibilizaci¨®n en la opini¨®n p¨²blica canaria, en su d¨ªa, provocada por su coincidencia con eternas dilaciones por parte de la Administraci¨®n Central respecto a la concesi¨®n de un plan estatal de ayuda al sector pesquero del archipi¨¦lago, que algunas fuentes oficiales llegaron incluso a evaluar en 7.000 millones de pesetas. La reacci¨®n alcanz¨® especial virulencia en marzo de 1977, cuando se desarroll¨® una huelga general en Santa Cruz de Tenerife, convocada por la mayor¨ªa de partidos de izquierda de la isla. Igualmente, se ha demorado paulatinamente la reiteradamente anunciada regionalizaci¨®n de la pesca en la zona canaria.

El aspecto esencial que concita la discrepancia de los socialistas es que el Gobierno no emple¨® ninguno de los argumentos econ¨®micos, t¨¦cnicos e incluso geopol¨ªticos en presencia, en aras de obtener unos beneficios para el sector en general y la econom¨ªa espa?ola, en lugar de atender exclusivamente a los intereses de los grandes armadores y conserveros. El tratado compromete decisivamente las posibilidades de desarrollo y supervivencia de las pesquer¨ªas aut¨®ctonas de la zona atl¨¢ntica, en opini¨®n del grupo parlamentario del PSOE.

El acuerdo con Marruecos se negoci¨® a partir de la primavera de 1976, siendo suscrito en Rabat por el entonces ministro de Comercio, Jos¨¦ Llad¨® -actual titular de Transportes y Comunicaciones-, en febrero de 1977, tras dilatadas y complejas negociaciones, influidas, sin duda, por las continuas agresiones de lanchas costeras alauitas contra pesqueros espa?oles. Pretendidamente, el tratado se pretende inscrito en el contexto de los pactos tripartitos de Madrid, entre Marruecos, Mauritania y Espa?a, por el que se decid¨ªa el futuro del antiguo Sahara espa?ol. Sin embargo, existe una abierta contradicci¨®n entre ambos textos.

El acuerdo tripartita de Madrid -noviembre de 1975- especifica, que Marruecos y Mauritania se comprometen a reconocer los derechos de la flota espa?ola -ochocientos barcos en concreto- a pescar frente a las costas saharauis durante los siguientes veinte a?os; los cinco primeros a?os, sin abonar cuota alguna, y los quince restantes, mediante la fijaci¨®n de cuotas en las condiciones m¨¢s favorables posibles, por debajo de las m¨¢s ventajosas concedidas a terceros pa¨ªses. Frente a esto, el tratado con Marruecos niega todo derecho a los barcos espa?oles, a menos que sean previamente abanderados en las aludidas sociedades mixtas o marroqu¨ªes. Tampoco el concierto con Mauritania reconoce el compromiso de Madrid de 1975.

En el ¨¢mbito pol¨ªtico tampoco se alude en lo suscrito con Rabat a las peculiaridades del caladero canario-sahariano, cuya soberan¨ªa continental no ha sido reconocida todav¨ªa por los organismos internacionales, ni siquiera por el Gobierno de Madrid.

En la firma del acuerdo con Marruecos particip¨® el entonces director general de Pesca y antiguo gerente de la empresa Pescanova -con importantes intereses en la zona-, V¨ªctor Moro, diputado de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico por Pontevedra en el actual Congreso.