El nuevo Gobierno pone en peligro la unidad del Partido Socialista
El nuevo Gobierno portugu¨¦s, encabezado por el socialista Mario Soares, prestar¨¢ juramento el lunes. El Gabinete, reducido de momento a doce ministros -los secretarios de Estado y ministros de la Rep¨²blica para las Azores y Madera ser¨¢n nombrados m¨¢s tarde-, ha iniciado sus trabajos para la elaboraci¨®n del programa de Gobierno. Este programa deber¨¢ ser sometido a aprobaci¨®n del Parlamento antes del 2 de febrero. Mario Soares anunci¨® que solicitar¨¢ un voto expreso de confianza de los diputados. Cuando el primer Gobierno socialista se present¨® frente a la C¨¢mara, se content¨® con una aprobaci¨®n t¨¢cita, ya que los partidos no gubernamentales se limitaron a no suscitar el voto de censura.
La composici¨®n del nuevo Gobierno ha sido acogida sin sorpresas ni entusiasmo, como se puede verificar con la lectura de la prensa portuguesa, que se limita a reproducir una biograf¨ªa escueta de los nuevos ministros.Un Gobierno m¨¢s ?gris? que el anterior, desprovisto de la mayor parte de los ?tenores? del antiguo Gabinete, y que no se vislumbra m¨¢s ?competente? que aqu¨¦l. El propio CDS eligi¨® personalidades pol¨ªticas sin especial cualificaci¨®n para los cargos que ostentan.
Fracasados todos los subterfugios imaginables para disfrazar una alianza pura y simple entre socialistas y dem¨®cratas cristianos, el malestar suscitado en el seno del PS por esta decisi¨®n ya no puede ser disimulado. Carlos Candal, diputado por Aveiro (Norte), escogi¨® el Parlamento para hacer p¨²blica su ?amarga frustraci¨®n? frente a esta alianza con la, derecha. Carlos Candal hizo una intervenci¨®n muy equilibrada, lanzando severas cr¨ªticas contra el PSD y la derecha portuguesa, que le mereci¨® los aplausos de la mayor¨ªa del grupo parlamentario socialista.
Jos¨¦ Luis Nunes, miembro del secretariado del grupo, que intervino para ?reprobar? una intervenci¨®n que estim¨® ?no corresponder a la l¨ªnea pol¨ªtica definida por los ¨®rganos superiores del partido?, no tuvo el mismo apoyo de los diputados socialistas, que permanecieron silenciosos.
Este peque?o esc¨¢ndalo -es poco probable que Jos¨¦ Luis Nunes lleve a la pr¨¢ctica su amenaza de dimitir del partido- es un ¨ªndice indudable del desasosiego de muchos militantes y dirigentes socialistas. Los primeros, como Carlos Candal, se limitan a expresar su tristeza, sin poner en cuesti¨®n su fidelidad al partido y a su secretario general, Mario Soares. Entre los ¨²ltimos, algunos apuestan, abierta o t¨¢citamente, en el fracaso del Gobierno, que puede llegar a abrir la sucesi¨®n de Mario Soares como primer ministro, pero tambi¨¦n como secretario general del PS.
Por eso, al escepticismo que rodea el nuevo ejecutivo se a?aden vaticinios pesimistas sobre el futuro del Partido Socialista portugu¨¦s.
Lopes Cardoso -ex ministro de Agricultura con Soares- y sus amigos de la izquierda socialista se preparan para esta alternativa, con la creaci¨®n de la Uni¨®n de la Izquierda Socialista y Democr¨¢tica, que celebra, el pr¨®ximo domingo, en Lisboa, su primer congreso. Los sondeos de opini¨®n le atribuyen el 10% de las intenciones de voto, o sea, cerca de la tercera parte del electorado socialista en las ¨²ltimas elecciones (municipales). Un aviso que Mario Soares no puede ignorar y que va a dificultar sus relaciones con el aliado dem¨®crata cristiano. En tono de tranquilo desaf¨ªo, Mario Soares, al anunciar la composici¨®n de su nuevo Gabinete, lo calific¨® de ?Gobierno de izquierda con personalidades centristas?, f¨®rmula, seg¨²n ¨¦l, de ?larga tradici¨®n europea?.
Militares rehabilitados
Por otra parte, el Consejo de la Revoluci¨®n decidi¨® ayer rehabilitar a todos los oficiales -unos doscientos- implicados en los intentos de golpe derechista del 11 de marzo de 1976 e izquierdista de 25 de noviembre del mismo a?o.
Entre los beneficiarios de dicha medida se encuentra el que fue presidente de la Rep¨²blica de mayo a septiembre de 1975, Antonio de Spinola, y el que fue l¨ªder del ala m¨¢s izquierdista de las fuerzas armadas y jefe de las fuerzas de intervenci¨®n, comandante Otelo Saraiva de Carvalho.
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