Y sigue Tarradellas

Me ha causado estupor leer las manifestaciones hechas en rueda de prensa por don Jos¨¦ Tarradellas, publicadas por su diario el 22-1-78. A mi juicio, pecan, cuando menos, de falta de delicadeza o de ligereza, lo cual, si es triste en cualquier persona, en un pol¨ªtico es imperdonable.El se?or Tarradellas dice:,

?Es curioso que algunas zonas de Espa?a hayan recordado la necesidad de unas libertades auton¨®micas para s¨ª mismas en el momento en que Catalu?a pide esas libertades.?

Eso, honorable se?or Tarradellas, ser¨¢ curioso, pero tambi¨¦n, l¨®gico y humano. As¨ª, una persona s¨®lo pide libertades, cuando se da cuenta de que puede ser libre. Usted mismo s¨®lo ha vuelto a Espa?a cuando ha visto que otros han venido, y que han variado las circunstancias.

Y a?ade: ?La Administraci¨®n del Estado est¨¢ en manos de estos paises que ahora dicen que quieren la autonom¨ªa.?

?Por Dios, se?or Tarradellas! ?De verdad la Administraci¨®n est¨¢ en manos de La Mancha, de Andaluc¨ªa, de Extremadura, de Galicia, de Castilla, de Arag¨®n o de Canarias? No, se?or Tarradellas. La Administraci¨®n est¨¢ en manos de personas, no de esos pa¨ªses.

En cuanto a que en cuarenta a?os no ha habido ministros catalanes, s¨ª los ha habido. Posiblemente m¨¢s en Catalu?a muchas personas han medrado al amparo del r¨¦gimen anterior.

Doy gracias al Cielo por no encontrarme con usted por la calle, pues me imagino que me fulminar¨ªa con la mirada, ya que por lo o¨ªdo y le¨ªdo, soy la ant¨ªtesis de lo que a usted le gusta, pues normalmente no llevo corbata, soy andaluz, he vivido en el centralismo madrile?o veintiocho a?os, y en la actualidad lo hago en La Mancha, de todo lo cual estoy muy orgulloso. Si no imaginase yo que Catalu?a es algo m¨¢s que usted, honorable, tambi¨¦n le dir¨ªa que estoy orgulloso de no ser catal¨¢n.