Reintegraci¨®n foral y franquismo
Doctor en DerechoNavarra vuelve a, vivir como hace d¨¦cadas momentos de confusi¨®n. La falta de informaci¨®n y formaci¨®n de nuestro pueblo a lo largo de tantos a?os es, nuevamente, aprovechada en beneficio de las clases que la han tenido m¨¢s manipulada. La turbaci¨®n crece sin aparente posibilidad de resoluci¨®n inmediata. Las inc¨®gnitas pol¨ªticas se agravan d¨ªa a d¨ªa, generando malestar y desasosiego.
Los que reafirmamos la condici¨®n vasca de Navarra y la necesidad de uni¨®n -no la integraci¨®n en- con los otros tres territorios vascos peninsulares, como la mejor f¨®rmula de potenciar su personalidad y poderes, no podemos menos que rechazar un r¨¦gimen preauton¨®mico, en el que la presencia navarra se volatiliza. A nadie habr¨¢ pasado por alto que se cuestiona, en una ?consulta popular?, su naturaleza, so pretexto de respeto a un r¨¦gimen administrativo foral nacido de una ley impuesta de 16 de agosto de 1841, que convirti¨® a Navarra, por derrota de las armas, de reino independiente -a pesar de la conquista castellana de 1512- en una provincia. Se quiere imponer a Navarra, y al resto de Euskadi, un preauton¨®mico en el que se niega desde el principio la territorialidad vasca, recibiendo a cambio unas competencias m¨¢s aparentes que reales, delegadas por Madrid.
Se ha repetido y admitido los mismos errores de los primeros a?os de la segunda Rep¨²blica, con la diferencia de que los actuales son todav¨ªa m¨¢s graves. La justificaci¨®n de tales desastres la pretenden encontrar algunos en el comportamiento de los representantes de UCD en Navarra, cuando, a mi modesto entender, la culpa debe ser repartida, m¨¢s que imputada unilateralmente. Se reitera una vieja t¨¢ctica, h¨¢bilmente empleada contra Euskadi, polarizando la atenci¨®n sobre una sola fuerza estatal, entrando en el juego de otras, tambi¨¦n estatales, impidiendo, as¨ª, la creaci¨®n y consolidaci¨®n de estrategias propias y adecuadas a nuestro pa¨ªs. Se riza el rizo con fingidas extra?ezas sobre la actuaci¨®n de unas personas, hoy en UCD, siempre caracterizadas por su constante animadversi¨®n pol¨ªtica contra Euskadi.
Buena prueba de lo que he manifestado hasta aqu¨ª, lo constituye, sin duda, el escaso eco o la d¨¦bil preocupaci¨®n que el r¨¦gimen preauton¨®mico ha despertado en la oligarqu¨ªa y en los sectores antivascos m¨¢s recalcitrantes.
Las protestas han sido s¨®lo formales, de mero tr¨¢mite. Son perfectamente sabedores de que la trampa ha funcionado a la perfecci¨®n. De otra parte, en el supuesto de que con todo el aparato de poder se consiguiera con ardides relegar a Navarra a la triste condici¨®n de isla, cabe preguntar, si su sistema foral -jam¨¢s respaldado constitucionalmente- va a quedar homologado en un r¨¦gimen seudo auton¨®mico com¨²n en el que se fija, perd¨®n por la expresi¨®n, para-todos-caf¨¦?
La reintegraci¨®n foral plena
Esta grangui?olesca situaci¨®n se complica a¨²n m¨¢s con otro tema: la reintegraci¨®n foral plena. Como es sabido, se entiende por tal, la total recuperaci¨®n por Navarra de su soberan¨ªa e independencia, truncadas en el siglo XIX, con el antecedente de la conquista del XVI, origen y ra¨ªz de todos los cambios posteriores. Como consecuencia del Convenio de Vergara, los cuatro territorios vascos peninsulares vieron quebrados sus derechos forales al ser sometidos a la unidad constitucional del Estado por la ley de 25 de octubre de 1839. Con posterioridad, una Diputaci¨®n provincial, integrada por liberales, que no representaban al pueblo, acord¨® con el Gobierno espa?ol la modificaci¨®n del r¨¦gimen foral navarro, dando paso a una ley de Cortes de 16 de agosto de 1841. Desde aquel momento, en numerosas ocasiones los navarros han reivindicado sus verdaderos derechos imprescriptibles, exigiendo la derogaci¨®n de las leyes de 1839 y 1841, para recuperar el status anterior, que no significar¨ªa un recobrar instituciones feudales o estamentalizadas, sino las libertades plenas de un pueblo adaptadas a las actuales circunstancias.
Pues bien, he dicho que la situaci¨®n se complica; ello es debido a lo siguiente: cuatro de los siete diputados forales que integran la Diputaci¨®n Foral de Navarra, que se opon¨ªan el 21 de julio de 1976 a una moci¨®n de los otros tres diputados en la que se ped¨ªa la reintegraci¨®n foral plena, levantan en este momento, con descarado oportunismo, tras un acuerdo un¨¢nime de 20 de agosto de 1977, la bandera de la reintegraci¨®n. Ello deviene parad¨®jico, toda vez que se piensa que la reintegraci¨®n foral plena implica la independencia, de Navarra, y que sus aparentes defensores son cuatro, caracterizados franquistas del m¨¢s puro estilo. Ciertamente los prop¨®sitos que inspiran a esos diputados y a sus asesores son otros, que se pueden resumir en dos:
1. Oponerse a cualquier tipo de planteamiento unitario vasco, pretextando que el r¨¦gimen navarro es superior al de los otros tres, marcando diferencias.
2. Como la reintegraci¨®n foral plena es en la actualidad casi inalcanzable, la Diputaci¨®n Foral cree que ha cumplido por pedirla, tras oir al Consejo Foral que se celebrar¨¢ este mes de enero. Alternativamente propone una ?reintegraci¨®n deseable? que implica una recuperaci¨®n de las competencias perdidas desde la ley de 1841, mitologizando, una vez m¨¢s, una ley de vencidos dictada en beneficio de quienes propugnaron y propugnan un Estado unitario, hollador de nuestros derechos.
Lo m¨¢s alucinante de esta desgraciada historia es que sea un grupo de franquistas quien defienda casi exclusivamente, en apariencia, el techo m¨¢s alto de potestades auton¨®micas, sin el apoyo de las fuerzas genuinamente vascas, que est¨¢n de espaldas a la Diputaci¨®n Foral o perdidas en el calvario del preauton¨®mico. Porque realmente el pueblo vasco, en concreto Navarra, jam¨¢s ha perdido el horizonte de la plena reintegraci¨®n foral, horizonte que en estos momentos tambi¨¦n es manipulado.
Todav¨ªa estamos a tiempo de enmendar los fallos antes de que la situaci¨®n se deteriore m¨¢s. Debemos aprender de la historia y no aceptar entrar en un juego perfectamente calculado en contra de nuestros intereses. Es el mejor servicio que podemos rendir a Navarra y al Pa¨ªs Vasco en general.
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