?Hacia unas Fuerzas Armadas despolitizadas y profesionalizadas?
Ex comandante de ingenieros El comienzo de 1978 ha sido pr¨®digo en declaraciones p¨²blicas de nuestras m¨¢ximas jerarqu¨ªas militares, declaraciones que han sido seguidas con gran inter¨¦s debido a su marcado car¨¢cter de cambio con posturas pasadas. Dentro del reconocimiento del indudable buen sentido de esas manifestaciones, as¨ª como del abandono en ellas de grandilocuencias y t¨®picos, sin embargo creo oportuno puntualizar, bajo mi particular punto de vista, algunos de los conceptos manejados que pueden prestarse a interpretaciones contrapuestas o ambiguas.
As¨ª es, por ejemplo, el deseo de despolitizaci¨®n de las Fuerzas Armadas. Es indudable que si por tal se entiende una voluntad de llevar las cosas a sus cauces normales, admitiendo que toda la vida nacional, desde la prensa a la ense?anza pasando por los problemas ciudadanos y especialmente el ej¨¦rcito por su vinculaci¨®n al antiguo r¨¦gimen; est¨¢ marcada por una fuerte politizaci¨®n, ese ser¨¢ un deseo acertado. Si lo que se expresa es la idea de que la instituci¨®n militar en su conjunto debe ser neutral ante todas las posibles opciones partidistas de gobierno, neutral en su ideolog¨ªa p¨²blica y en su acci¨®n institucional, tambi¨¦n estimo que ser¨¢ una actitud correcta, siempre que quede claro que la instituci¨®n no es neutral ni indiferente ante conceptos como libertad, justicia, pluralismo, democracia, derechos humanos, autonom¨ªas, etc¨¦tera. Si esa neutralidad o despolitizaci¨®n implica la prohibici¨®n de acciones de partido o de proselitismo en el interior de las unidades o dependencias militares, as¨ª como el desempe?o de una actividad pol¨ªtica concreta, organizativa o de responsabilidad, por parte de los miembros de las Fuerzas Armadas, tambi¨¦n estar¨¦ de completo acuerdo. Pero si la despolitizaci¨®n se confunde con la falta de formaci¨®n pol¨ªtica de los militares y con la prohibici¨®n de que en sus tiempos libres y fuera del ¨¢mbito castrense, participen en tareas formativas o informativas, no puedo estar de acuerdo. Tampoco si se proh¨ªbe su afiliaci¨®n o los contactos privados con personas o grupos pol¨ªticos; todo ello ser¨ªa irreal porque si una persona se interesa .por cuestiones pol¨ªticas, de hecho y de una u otra forma, se acercar¨¢ a ellas y esas prohibiciones s¨®lo servir¨¢n para castigos espor¨¢dicos y discriminatorios.
Entiendo que la aut¨¦ntica neutralidad de las Fuerzas Armadas se conseguir¨¢ cuando como instituci¨®n no tengan m¨¢s ideolog¨ªa que, el acatamiento de la Constituci¨®n, apart¨¢ndose de su actual concepci¨®n oficial religiosa y nacional, mientras que en sus miembros, permanentes o no, exista el pluralismo pol¨ªtico, religioso, social y econ¨®mico de la sociedad real, y en sus mismas proporciones. As¨ª creo que, si se tomaran medidas pr¨¢cticas para conseguir un aut¨¦ntico acceso a los cuadros permanentes del Ej¨¦rcito por las clases sociales y los grupos ideol¨®gicos, pol¨ªticos y regionales tradicionalmente apartados de ellos, se habr¨ªa dado un paso decisivo para la democratizaci¨®n verdadera, no s¨®lo de las Fuerzas Armadas, sino de toda la comunidad nacional.
Otro concepto necesario de aclarar es el de profesionalizaci¨®n de nuestros ej¨¦rcitos. An¨¢logamente con el anterior, la situaci¨®n actual de baja eficacia t¨¦cnica originada por la supeditaci¨®n pol¨ªtica institucional durante el r¨¦gimen anterior, hace aparecer como atractivo y necesario un radical mejoramiento profesional que incluso puede llegar al rechazo de cualquier otra ligaz¨®n social, ciudadana, etc¨¦tera, de gran parte de los miembros de las Fuerzas Armadas. Creo que el necesario y radical cambio que se impone para utilizar correctamente nuestros recursos de defensa va m¨¢s por los caminos de la racionalizaci¨®n, la modernizaci¨®n, los estudios e investigaci¨®n adecuados, la desburocratizaci¨®n, la organizaci¨®n operativa y no represiva, etc¨¦tera, que por los de utilizar aut¨¦nticos profesionales de la guerra, apartados de las inquietudes sociales, pol¨ªticas y ciudadanas, y alojados en habitats apartados.
Las razones me parecen m¨²ltiples y obvias. En lo que se refiere a la tropa son suficientes, en primer lugar, la contradicci¨®n que ello supondr¨ªa con el aut¨¦ntico patriotismo, que obliga a compartir a todos tareas comunes como es la defensa nacional, despu¨¦s, el costo enorme que llevar¨ªa aparejado, y, finalmente, el tipo humano de soldado que se fomentar¨ªa con ello, de mercenario u hombre que es capaz de matar o morir por dinero o por afici¨®n, sin otras compensaciones ni aspiraciones profesionales.
Pero tambi¨¦n creo que debe huirse de la profesionalizaci¨®n sistem¨¢tica en relaci¨®n con los cuadros permanentes por id¨¦nticas razones. Simplemente la del costo hace que pa¨ªses tan superiores al nuestro econ¨®micamente, como EEUU, tengan una parte mayoritaria de cuadros formados por una escala de complemento, con contratos y permanencia temporal en filas, que permiten su contacto con otras actividades profesionales, pol¨ªticas y ciudadanas.
A¨²n esto no ser¨ªa suficiente. Entiendo necesario de todo punto que incluso los cuadros realmente permanentes, es decir, los que acceder¨¢n a los puestos m¨¢s altos de la jerarqu¨ªa, por reducidos que sean, cuenten con los medios de formaci¨®n, de relaci¨®n social, de informaci¨®n pol¨ªtica, de acci¨®n c¨ªvica, que les hagan sentirse aut¨¦nticos ciudadanos de uniforme, integrados por completo en una sociedad civil y democr¨¢tica.
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