Argelia no apoyar¨¢ a los separatistas canarios en la reuni¨®n de la OUA
Las noticias contradictorias que han venido emiti¨¦ndose sobre los motivos que han conducido al Gobierno espa?ol a considerar cerrado el ?plazo de consulta? del embajador Gabriel Ma?uecos, quien regres¨® a Argel el pasado martes, ?no conciernen a los argelinos?. En ese sentido se ha expresado una fuente de la Canciller¨ªa argelina consultada por EL PA?S, expresando adem¨¢s que los rumores originados en la capital espa?ola no ser¨¢n objeto de comentario alguno.
Por otro lado, fuentes consultadas por EL PA?S en Madrid consideran que la permanencia del embajador espa?ol en la capital argelina se debe a que el se?or Ma?uecos est¨¢ esperando respuesta a las propuestas presentadas a sus interlocutores argelinos, las cuales van a ser examinadas a nivel superior. Este hecho se interpreta en la capital espa?ola como un signo positivo en la evoluci¨®n del proceso en que se encuentran las relaciones hispano-argelinas.Por lo que se refiere a la actitud que adoptar¨¢ Argelia ante la reuni¨®n del comit¨¦ de coordinaci¨®n de la Organizaci¨®n de la Unidad Africana, si discute sobre Canarias, tampoco se ha ofrecido ning¨²n detalle, aunque en fuentes de la oposici¨®n parlamentaria espa?ola representada en Argel se da por descontado que Argelia no apoyar¨¢ al Movimiento para la Autodeterminaci¨®n e Independencia del Archipi¨¦lago Canario (MPAIAC) de Antonio Cubillo, en el caso de que ¨¦ste fuera autorizado a hacer valer sus opiniones ante el citado organismo.
Si existe la voluntad de montar un problema en torno a la vuelta del diplom¨¢tico espa?ol, los medios oficiales argelinos consideran que en todo caso se trata de un ?problema de familia?, que concierne ¨²nicamente a los inquilinos del palacio de la Moncloa y el palacio de Santa Cruz en Madrid. Las ¨²nicas coordenadas visibles en Argelia se refieren al deseo impl¨ªcito de mantener relaciones normales con el Estado espa?ol, que es el clima que corresponde a la situaci¨®n objetiva del contencioso hispano-argelino, mientras que con el Partido Socialista Obrero Espa?ol se desea proseguir un di¨¢logo privilegiado y fraternal, aunque haya consciencia de que esto tienda a confundir los intereses partidarios y los problemas espec¨ªficos de gobierno.
En el caso de que el jefe de la misi¨®n diplom¨¢tica espa?ola sea llamado de nuevo a Madrid, ello no sorprender¨ªa demasiado a los argelinos, en opini¨®n de medios diplom¨¢ticos occidentales. Pero mientras esto pueda suceder, probablemente el se?or Ma?uecos sea el que da muestra de mayor tranquilidad, aunque se le advierta muy molesto por haberse convertido, a su pesar, en noticia.
En el plazo de pocos d¨ªas saldr¨¢n a la luz otros elementos que traduzcan el dinamismo del PSOE en sus relaciones con el FLN, que es lo mismo que decir con el Gobierno argelino. Es muy posible que en Madrid se tenga la impresi¨®n de que el PSOE y la embajada espa?ola en Argel se encuentran empe?ados en una carrera de obst¨¢culos y es casi seguro que los primeros llevan ya varias cabezas de distancia, pero en buena lid nunca se sabe lo que va a ocurrir hasta que se encare la recta final. En todo caso, el PSOE ha se?alado que su acci¨®n pol¨ªtica en Argelia est¨¢ motivada por el deseo de mejorar las relaciones entre ambos pueblos, por encima de situaciones coyunturales cuya prolongaci¨®n estima inoportuna.
En cuanto al tema de la ratificaci¨®n por el Parlamento espa?ol de los acuerdos pesqueros con Marruecos, se ha seguido con simpat¨ªa la actitud manifestada por los representantes del PSOE en la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores, reflejada ampliamente por la prensa oficial argelina. El Frente Polisario ha reaccionado, por su parte, de forma visceral con relaci¨®n a la ratificaci¨®n, que si llegara a ser rubricada, acarrear¨ªa una especie de declaraci¨®n de guerra, ya que ello ?demostrar¨ªa que el Gobierno espa?ol reconoce la soberan¨ªa marroqu¨ª sobre las aguas saharauis?.
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