Quijorna, un pueblo alquilado como coto de caza privado
La falta de desarrollo de los pueblos m¨¢s lejanos a Madrid capital posibilita a¨²n hoy el que pr¨¢cticamente la totalidad de un t¨¦rmino municipal, el de Quijorna, est¨¦ alquilado como coto de caza a un particular, en este caso el que fue ministro de Comercio entre 1951 y 1957, Manuel Arbur¨²a. De todas formas, el tema que preocupa actualmente a sus habitantes es el expolio que se lleva a cabo con las arenas del arroyo de Quijorna, y la pr¨¢ctica, habitual del Ayuntamiento, calificada de caciquil, por los propios vecinos, de negarse a dar cualquier tipo de informaci¨®n p¨²blica.El arroyo de Quijorna lo forma una estrecha corriente de agua asentada sobre un fondo arenoso. Desde julio del a?o pasado el Ayuntamiento ha concedido a un vecino del cercano pueblo de Brunete, Jos¨¦ Luis Curiel, el derecho a extraer arena del arroyo con miras a su comercializaci¨®n a las empresas constructoras.
La asociaci¨®n de vecinos del pueblo se ha dirigido en varias ocasiones al Ayuntamiento pidiendo conocer el contrato correspondiente, as¨ª como las cantidades percibidas hasta ahora. Tanto el alcalde, Bernab¨¦ Serrano, como el concesionario, afirmaron que no exist¨ªa contrato alguno, y no facilitaron el valor en met¨¢lico del volumen de arena extra¨ªdo. Despu¨¦s de mucho insistir los vecinos lograron que se designara una persona -un familiar directo del alcalde- para controlar el n¨²mero de camiones que se cargan diariamente. Y aqu¨ª es donde las cifras no coinciden. El alcalde les inform¨® verbalmente de que se cargaban unos quince veh¨ªculos diarios, lo que proporcionaba el Ayuntamiento una ganancia de 3.500 pesetas, contando con que por t¨¦rmino medio cada cami¨®n transporta seis metros c¨²bicos de arena, a cuarenta pesetas el metro c¨²bico.
Los vecinos prefirieron montar su propio servicio de control. Los datos recogidos el primer d¨ªa, en un per¨ªodo de dos horas y cinco minutos, arrojan el paso de trece camiones. D¨ªas m¨¢s tarde se mont¨® la vigilancia desde las doce de la ma?ana hasta las siete de la tarde, y se contabilizaron veintisiete. Seg¨²n estos datos, la media de veh¨ªculos ser¨ªa de unos treinta lo que supondr¨ªan unas 7.500 pesetas diarias. Hay que hacer constar que el concesionario, Jos¨¦ Luis Curiel, se encarga s¨®lo de extraer arena y venderla all¨ª mismo a las empresas que llevan sus camiones. El precio de la venta es de 150 pesetas el metro c¨²bico.
Los vecinos piensan que es imposible que no exista un contrato que legalice la operaci¨®n, aunque s¨ª es cierto que la concesi¨®n se hizo directamente, sin concurso-subasta previo. Lo m¨¢s factible es que la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo, al autorizar al Ayuntamiento a la extracci¨®n de la arena, se?alara tambi¨¦n unas condiciones m¨ªnimas, que ellos no han logrado conocer.
Un municipio privatizado
El t¨¦rmino municipal de Quijorna lo forman un monte p¨²blico de unas trescientas hect¨¢reas y una extensi¨®n similar de terrenos privados. La totalidad del primero y la mayor¨ªa de los segundos est¨¢n arrendados a Manuel de Arbur¨²a, ex ministro de Comercio, que lo usa como coto de caza. Los vecinos tampoco han conseguido saber las cl¨¢usulas del contrato de arrendamiento, aunque se habla de una cantidad de seis millones a pagar en seis a?os.La privatizaci¨®n del municipio ha llegado al extremo de que los guardas jurados que vigilan sus contornos proh¨ªben el paso por el campo a los ni?os en los meses de marzo, abril, mayo y junio, orden¨¢ndoles que no se salgan para nada de los caminos. La proliferaci¨®n de perdices, que luego ser¨¢n potenciales presas de los cazadores, da?a gravemente los campos cercanos de trigo, pero los pocos agricultores que quedan ya en el pueblo, caracterizados por un individualismo exacerbado, no han planteado colectivamente queja alguna.
Quijorna es una localidad que hoy cuenta apenas con 450 personas, la mayor¨ªa de edad madura. Los j¨®venes se marchan cuando se casan. Tradicionalmente han sido siempre ocho o nueve familias las que han gobernado el pueblo. Desde hace ocho a?os el alcalde es Bernab¨¦ Serrano. El actual presidente de la asociaci¨®n de vecinos, se?or Serrano, tuvo un fuerte altercado con ¨¦l hace a?os, cuando se le orden¨® categ¨®ricamente trasladar fuera del pueblo un peque?o reba?o de su propiedad. Seg¨²n la historia relatada por el afectado, unos veinte d¨ªas m¨¢s tarde, el propio alcalde introdujo en un redil adjunto a su casa, tambi¨¦n dentro del casco urbano, un reba?o de unas cien cabras, situaci¨®n que a¨²n se mantiene, aunque el n¨²mero de animales ha disminuido.
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