Joan Pon?
Joan Pon?
Galer¨ªa Biosca
G¨¦nova, 11
Extra?o, subterr¨¢neo, solitario, burla de octubre, vela, peque?o gigante de la llave, demonio de la llave, gigante mediano, m¨¢gico con perro, nocturno del perro del pez, nocturno azul violeta, tonto enfadado vertical... Estas y otras tales son las advocaciones y resonancias con que Joan Pon? bautiza a sus risue?as-malignas criaturas, al tiempo que las introduce en una variopinta pecera para que en ella gocen, se atribulen y vivan como el pez en el agua, incluido el tonto, el gigante y el diablo, el nocturno, el solitario y el mism¨ªsimo pez que se permiti¨® el lujo de tener a expensas suyas un prodigioso perro guardi¨¢n.
Resonancias y t¨ªtulos que no pueden disimular la raigambre surrealista de quien dio a la luz flora y fauna, acuario, alcantarilla y esperpento de una pr¨®diga generaci¨®n, en plena generaci¨®n, que tiende, contra viento y marea, a implantar en la vigilia, como manda el canon freudiano, la soterrada estructura del sue?o, de los sue?os. Surrealista de pro, Joan Pon? afinc¨® sus or¨ªgenes en esa tradici¨®n catalana que incluye nombres ilustres cuales los de Papasseit, Mir¨®, Dal¨ª, Foix, Brossa y el de Antoni T¨¤pies, entre otros, del ya hist¨®rico Dau al Set, y toma t¨ªpico e incon fundible el quehacer de los pintores de Catalu?a en relaci¨®n con los de los restantes pueblos espa?oles.
?El ya hist¨®rico Dau al Set! As¨ª fue y as¨ª es, definitivamente ce?idos al pasado, el nacimiento y el acabamiento de aquel inolvidable grupo barcelon¨¦s que supuso una de las primeras brechas vanguardistas de la posguerra, para dar paso paulatino -de todo ello no es mal ejemplo el citado Antoni T¨¤pies- a otros menesteres m¨¢s acordes con una vanguardia renovada y colmada de vigencia. No parece opinar lo mismo -erre que erre- el retornado Joan Pon?; retornado, enti¨¦ndase, hacia sus or¨ªgenes, no hacia el despliegue sucesivo que reclamaba el arte de nuestro tiempo, y alguno de sus colegas acert¨® a entender y verificar.
Joan Pon? qued¨® anclado en las aguas calmosas de aquel siempre bien recordado grupo barcelon¨¦s que, antes de que concluyera la d¨¦cada de los cincuenta, irrumpi¨®, pujante, en nuestro precario panorama art¨ªstico del entonces, para luego, como toda empresa humana, terminar por extinguirse. Su actual exposici¨®n entra?a, al respecto, un ejemplo elocuente. Se congregan en ella obras de la ¨¦poca Dau al Set y de ¨²ltima hora, no sabiendo el espectador, con s¨®lo omitir la fecha respectiva, cu¨¢ntas pertenecen al ayer y cu¨¢les al hoy en curso.
Babelia
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