Las coincidencias de las estrategia china y americana
Entre los factores que ayudan a explicar el conflicto armado desencadenado entre Camboya y Vietnam destacan los de tipo estrat¨¦gico y econ¨®mico. Los primeros est¨¢n determinados por la coincidencia de intereses entre la necesidad china de disponer de un Estado-tamp¨®n -Camboya- que impida una posible expansi¨®n de los viejos enemigos de Vietnam hacia el oeste y la preocupaci¨®n norteamericana en que toda la antigua Indochina se convierta en una zona de influencia sovi¨¦tica. Por otra parte, una China fuerte, bien asentada entre sus vecinos del sur, constituye un cliente privilegiado para los pa¨ªses occidentales. Pero las disponibilidades de compra del gigante chino dependen en gran medida de sus posibilidades de expansi¨®n hacia el Sur, donde Vietnam constituye un factor ?perturbador?. Nuestra colaboradora Mercedes Ros¨²a describe en este segundo cap¨ªtulo todos estos aspectos.
Hanoi ha guardado sus distancias respecto a China, aun en los tiempos m¨¢s ¨¢speros de la guerra con Estados Unidos, ha tomado con extrema precauci¨®n las ayudas que se le ofrec¨ªan y se ha empe?ado en mostrar su voluntad de independencia y de apertura. Desde los acuerdos de Par¨ªs, en 1973, se proclam¨® dispuesto a recibir, para su reconstrucci¨®n, cuantas ofertas dignas de inter¨¦s se presentaran. Hanoi mantiene una viva actividad diplom¨¢tica en Occidente, dirigida -al parecer, por buen camino- a que se le admita lo antes posible en las Naciones Unidas. La progresi¨®n de los lazos t¨¦cnicos y militares con la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha ido de par con el enfriamiento de sus relaciones con China.Al hacerse p¨²blico el conflicto Vietnam-Camboya, Pek¨ªn, sin pronunciarse expl¨ªcitamente, ha dejado claro su apoyo a las denuncias y a las tesis camboyanas. La prensa china difunde ?urbi et orbi? las emisiones de radio Phnom Penh; el Gobierno guarda un silencio aprobador ante las acusaciones contra Vietnam, sus representantes escuchan pl¨¢cidamente al delegado de Camboya en Pek¨ªn comparar a los vietnamitas con Hitler durante la invasi¨®n de Checoslovaquia en 1939. China ha iluminado y enmarcado de tal forma el contencioso fronterizo que la maniobra publicitaria y estrat¨¦gica es cristalina. Conviene que los pa¨ªses indochinos vean cernirse sobre ellos la potencia expansionista de Vietnam -y su aliado, Laos-, tras la cual se halla la superpotencia sovi¨¦tica. La actitud china no fue, de todos modos, igual nunca hacia Vietnam y hacia Camboya. Ya durante la guerra de ambos pa¨ªses con Estados Unidos, mientras que una numerosa colonia camboyana, y el pr¨ªncipe Sihanuk, resid¨ªan en Pek¨ªn permanentemente, los vietnamitas eran visitantes de paso, delegaciones diplom¨¢ticas y militares, agasajados pero algo distantes. Los enfrentamientos llevan largos a?os siendo ciertos. China lanza, a partir de ello, una de las fases del ajuste asi¨¢tico maduradamente acordado con Estados Unidos.
Pek¨ªn no ha escogido entre apoyar a Vietnam o a Camboya. En Vietnam tiene frente a frente a una naci¨®n fuerte, culta, abierta y ambiciosa, con un potencial de desarrollo y una personalidad din¨¢mica que s¨®lo ceden -todav¨ªa- al Jap¨®n; es un pa¨ªs invadido end¨¦micamente por los emperadores chinos desde que Wu Ti, en el III a. de C., anexionara Cant¨®n y dominase una parte del pa¨ªs anamita hasta el norte de Hu¨¦. Se trata de una naci¨®n desconfiada, pues, vasta y densamente poblada por gente viva y emprendedora que ha asimilado muchos logros occidentales. Vietnam no se deja escoger. Escog¨ªa a sus aliados.
Camboya, incrustada al sur, entre Thailandia, Laos, Vietnam, el mar de China, Malasia e Indonesia, es el aliado fiel, y bien situado, que China necesita, una Albania al alcance de la mano, dependiente, un pa¨ªs al que la San Bartolom¨¦ de los kmers rojos ha vaciado de identidad, y que, con las modificaciones diplom¨¢ticas que las circunstancias vayan imponiendo -verbigracia,el regreso del pr¨ªncipe Sihanuk- puede ser una dura cu?a que impida los avances de la URSS, apoyada en Vietnam no se dejaba escoger. Escog¨ªa a sus aliados.
Siempre m¨¢s precipitada y menos sutil, la URSS se ha apresurado a acusar expl¨ªcitamente a China de fomentar una nueva guerra, Camboya-Vietnam, en el sudeste asi¨¢tico. Se dice que se han encontrado, entre los prisioneros camboyanos, asesores chinos. Desde luego hace tiempo que los asesores t¨¦cnicos chinos -no especialmente militares- en Camboya se estimaban en unos 2.000 ¨® 3.000. Asimismo los camboyanos denuncian la presencia en Vietnam de ?consejeros extranjeros? (transparente alusi¨®n a los sovi¨¦ticos, y quiz¨¢ a los cubanos). En cualquier caso, la cuesti¨®n de los asesores (?asesor? no es sin¨®nimo de ?preceptor?) es irrevelante por obvia. Distinto ser¨ªa la presencia probada de tropas for¨¢neas en los pa¨ªses en liza.
Consensos, y contratos
China, con su premura de modernizaci¨®n militar y tecnol¨®gica y sus novecientos millones de habitantes, se alza como un inmenso cliente. Teng Siao-ping ha escalado el poder sobre las promesas hechas al ej¨¦rcito. Jua Kuo-feng afirm¨®, en su discurso del 1.? de octubre de 1977, que su pa¨ªs pensaba liquidar su retraso cient¨ªfico y econ¨®mico gracias a la ayuda occidental. El retraso de China en defensa tecnol¨®gica ser¨ªa, seg¨²n analistas occidentales, de entre diez y veinte a?os respecto a Occidente y la URSS. Su marina y aviaci¨®n son absolutamente ?retro? y escasas; el ej¨¦rcito de tierra adolece de un super¨¢vit de hombres y escasez de armamento notables. Radio Pek¨ªn lanza llamadas a la producci¨®n (cuya identificaci¨®n con ?revoluci¨®n? esjuego sem¨¢ntico utilizado desde anta?o), al cumplimiento de los planes de desarrollo, da directivas para una nueva pol¨ªtica cient¨ªfica.
El viaje de Kissinger a Pek¨ªn, en 1971 marca el inicio de una nueva distribuci¨®n de espacios pol¨ªticos y de mercados. Por entonces habr¨ªan comenzado, seg¨²n notas de prensa sin confirmaci¨®n oficial, intercambios de informaci¨®n respecto a la URSS entre China y Estados Unidos. China hab¨ªa sufrido, a?os antes, algunos descalabros militares en la frontera norte, ante el ej¨¦rcito sovi¨¦tico, que pon¨ªan en evidencia la debilidad del suyo. En 1973 Estados Unidos vende a China diez Boeing-707 provistos de pilotaje autom¨¢tico. En el 74 Francia vende a China helic¨®pteros Super-Frelon, utilizables comercial y militarmente. Por entonces reaparece Teng Siao-ping, brazo derecho de Chu En-lai; la pol¨¦mica con la URSS se reanuda con violencia; el socialimperialismo sovi¨¦tico desbanca, como primer enemigo a ojos chinos al imperialismo americano; llama la atenci¨®n la complaciente actitud de Pek¨ªn ante la Junta Chilena.
En el 75 se da a la luz en Estados Unidos un informe, en principio confidencial, acerca de las discusiones en el Senado americano sobre la venta a China del material militar que solicita. Las indiscreciones sobre la debatida transacci¨®n fueron apareciendo, en 1975, en la revista Foreign Policy, en el New York Times, y en el semanario Aviation Week, en 1976.
En enero de 1976, tras la muerte de Chu En-lai, una parte del Bur¨® Pol¨ªtico ataca a Teng Siao-ping. Jua Kuo-feng es nombrado primer ministro. En abril el ex secretario norteamericano de Defensa, Schlesinger, se declara favorable al apoyo militar a China. Mao muere en septiembre. El 8 y 9 de octubre son arrestados en Pek¨ªn la ?banda de los cuatro? y confirmado Jua Kuo-feng. Tres d¨ªas despu¨¦s, el 12 de octubre, el Gobierno Ford autoriza la venta a China de ordenadores ?Cyber 172?; m¨¢s tarde, Rolls-Royce le vende motores a reacci¨®n del mismo modelo que los Phantom F-IV. En esos a?os, Estados Unidos ha comenzado por el Este la retirada de Asia, al tiempo que por el Oeste la nueva geopol¨ªtica coincide con el desencadenamiento de una serie de golpes de Estado fascistas en el cono sur americano. En su ¨²ltima entrevista concedida como secretario de Estado, Kissinger declaraba: ?El mundo es bipolar militarmente... China no nos est¨¢ haciendo ning¨²n favor, pues su oposici¨®n a los sovi¨¦ticos no es para ayudarnos. Es importante que China tenga en consideraci¨®n que nuestra postura no tiene otro inter¨¦s que la de conservar el equilibrio mundial... (si no) podr¨ªan buscar otros medios de protecci¨®n; por ejemplo, organizar al Tercer Mundo contra nosotros.? Siempre ir¨®nico, Kissinger sab¨ªa bien, al apuntar esta ut¨®pica posibilidad, que no es en el Tercer Mundo donde China encontrar¨¢ ordenadores y material tecnol¨®gico avanzado.
La lucha por el mercado chino
Est¨¢ claro que el Gobierno chino pretende no depender de Estados Unidos como ¨²nico proveedor. No convencen a Pek¨ªn las poco claras directivas de Carter, ni las dilaciones de Cyrus Varice respecto al escollo negociable en que se ha convertido Taiw¨¢n (Formosa). China multiplica sus lazos econ¨®micos con Francia -important¨ªsima democracia occidental productora de armas-, con Gran Breta?a, con la CEE. En los ¨²ltimos tiempos, los lazos de Pek¨ªn con la gran industria germana se han estrechado. Estados Unidos no puede menos que ver con cierta inquietud los progresos alemanes en el cortejo del inmenso cliente chino. La pugna EEUU-RFA por la conquista de nuevos mercados para la tecnolog¨ªa nuclear ha sido puesta sobre el tapete sin ambajes, por el ministro norteamericano de Energ¨ªa, Schlesinger, el cual augur¨® ante los asistentes al congreso de econom¨ªa de Francfort, en 1977, una crisis econ¨®mica occidental comparable a la de los a?os treinta.
China tiene prisa en poseer un ej¨¦rcito ultramoderno, que va a pagar en materias primas y cr¨¦ditos. Para un l¨ªder ultraderechista, como el alem¨¢n Strauss, recibido cari?osamente en Pek¨ªn, pocos negocios ser¨ªan tan redondos como el armar a la gran vecina de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Para Estados Unidos, primer vendedor mundial de armamentos, ese ej¨¦rcito del cual dispondr¨¢ Pek¨ªn representar¨¢, adem¨¢s de un formidable saldo positivo para las firmas americanas exportadoras, el relevo en la vigilancia de la URSS en toda la zona asi¨¢tica. Sean cuales fueren las buenas intenciones personales del actual presidente norteamericano, lo cierto es que el ?orden Carter mundial? que se esboza es, quiz¨¢ fatalmente, el de la ?civilizaci¨®n tecnotr¨®nica" el de los ?trust? vendedores de electr¨®nica y tecnolog¨ªa avanzada. Por otra parte, Carter se ha guardado bien de hacer alusi¨®n a la cuesti¨®n de los derechos humanos en China.
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