Pesca submarina: un debate perdido

EL PLENO del Congreso ratific¨® el pasado mi¨¦rcoles el acuerdo pesquero hispano-marroqu¨ª en el curso de una apasionada sesi¨®n parlamentaria, digna de la expectaci¨®n que levant¨® el debate, que en su urgencia y clamor se convirti¨® muchas veces en di¨¢logo de sordos y en cortina de humo que no permiti¨® clarificar el objetivo ¨²ltimo de la discusi¨®n: intencionalidad y consecuencias pol¨ªticas del acuerdo; ventajas e inconvenientes socioecon¨®micos del contrato, y posibilidad de negligencia y acusaciones de corrupci¨®n en la gestaci¨®n administrativa del convenio.Fue, sin duda, el debate sobre las posibles implicaciones personales y empresariales en la negociaci¨®n del acuerdo la causa primera para favorecer la confusi¨®n, desviar la atenci¨®n y el objetivo del debate y para permitir al partido de la mayor¨ªa gubernamental esquivar el fondo de la cuesti¨®n, que no es otro distinto a la presencia pol¨ªtica espa?ola en el norte de Africa y las consecuencias y condicionamientos de dicha presencia para nuestro sector pesquero. Desde el pasado d¨ªa 7, en el que el diputado socialista Manuel Mar¨ªn acus¨® al parlamentario de UCD V¨ªctor Moro de indicios de corrupci¨®n, la actividad parlamentaria se limit¨® a la preparaci¨®n del Pleno -con el consiguiente aplazamiento de los debates de la Comisi¨®n de Relaciones Exteriores del Congreso-, a r¨¦plicas y declaraciones p¨²blicas y, en ning¨²n caso, a la b¨²squeda de una clarificaci¨®n oficial de las graves acusaciones vertidas, o de las pruebas por parte de los acusadores que no han sido capaces de exhibir en ning¨²n momento.

Las coincidencias que el grupo socialista destac¨® en la gesti¨®n del diputado V¨ªctor Moro, a su paso por la empresa Pescanova y la Direcci¨®n General de Pesca -en relaci¨®n con los decretos de primas al desguace y con el caso del buque Galicia-, fueron explicadas y rebatidas por el diputado de UCD con argumentos similares, aunque contrarios a los de! parlamentario Manuel Mar¨ªn. Este debate qued¨® as¨ª cerrado, esencialmente, como decimos, por falta de pruebas del acusador, que deber¨ªa haberse pensado dos veces sus palabras.

El di¨¢logo de sordos se hizo m¨¢s patente en la disecci¨®n del contenido socioecon¨®mico del acuerdo. Aqu¨ª los argumentos, el an¨¢lisis a corto y medio plazo de la posible eficacia del acuerdo e incluso las cifras y datos manejados por UCD, de un lado, y por el PSOE y PCE, de otro, fueron muchas veces inconciliables de todo punto. S¨ª qued¨® claro que el acuerdo distaba en mucho del ¨®ptimo y, sobre todo, de las ventajas que Marruecos ofreci¨® en los anejos del acuerdo tripartito de Madrid, mucho m¨¢s generosas, e incomprensiblemente reducidas por los posteriores negociadores del convenio de cooperaci¨®n pesquera.

Quedaba la raz¨®n ¨²ltima del debate: la intencionalidad pol¨ªtica que condicion¨® y estructur¨® el nuevo contrato. Aqu¨ª el Gobierno sali¨® bien parado, gracias al desv¨ªo inicial del debate a las alusiones personales -fruto de la equivocaci¨®n del PSOE- y a la contradictoria discusi¨®n t¨¦cnica. Los representantes de UCD nadaron en el silencio y llegaron a buen puerto sin justificar esta decisi¨®n pol¨ªtica del Gobierno. Marcelino Oreja se cuid¨® de no dar pie, ni respuestas, a las interrogantes planteadas y se refugi¨® en explicaciones confusas sobre el derecho internacional, que le valieron la r¨¦plica del diputado comunista Ram¨®n Tamames, a la que el ministro no supo contestar convincentemente.

Quedaron sin soluci¨®n en el hetniciclo muchas cuestiones y de manera flagrante las siggientes: si el Gobierno no reconoce la soberan¨ªa marroqu¨ª en aguas del Sahara, ?por qu¨¦ Marruecos puede impedimos la pesca en estas costas?, ?c¨®mo se entiende la firma de un acuerdo en condiciones inferiores a las actas anejas al acuerdo tripartito de Madrid? ?No prueba el solo valor de estas actas la afirmaci¨®n de soberan¨ªa total del Sahara, y no de administraci¨®n, que hace Marruecos a diario? Los anejos al nuevo acuerdo pesquero, ?no suponen un desarrollo financiero, minero y econ¨®mico de los acuerdos de Madrid? ?Y las cr¨ªticas al contrato surgidas en las propias filas de UCD, de manera tajante, por boca de los se?ores Olarte y Urzaiz?

Parece que el Gobierno tiene ya dibujada su opci¨®n pol¨ªtica para el norte de Africa y para la crisis del Sahara, por mucho que recuerde el tema de la autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui. Con la ratificaci¨®n del acuerdo pesquero demuestrasu voluntad de permanecer en esta pol¨ªtica, por encima de otros condicionamientos. Es lamentable que no se aprovechara el debate parlamentario del mi¨¦rcoles para clarificar sin reparos la opci¨®n definitiva del Gabinete en el norte de Africa. Los socialistas corrieron tambi¨¦n con la responsabilidad de ello, al desviar la discusi¨®n a terrenos personales, sin la preparaci¨®n ni pruebas necesarias, facilitando as¨ª la fuga pol¨ªtica en la confusi¨®n. Suspenso para todos.