Quejas contra deficiencias en el funcionamiento del Liceo Franc¨¦s
El ministro de Educaci¨®n y Ciencia anunci¨®, en reciente rueda de prensa, la elaboraci¨®n de un proyecto de regulaci¨®n del funcionamiento de los centros de ense?anza extranjeros en Espa?a. Coincidiendo con este hecho, un grupo de padres de alumnos del Liceo Franc¨¦s ha expuesto a EL PAIS los m¨²ltiples problemas derivados precisamente de esa falta de regulaci¨®n actual.Seg¨²n estos padres, el Liceo, al parecer, no depende jur¨ªdicamente mas que del Ministerio de Asuntos Exteriores, y el funcionamiento en la mayor¨ªa de los aspectos se regula por acuerdos o canjes bilaterales entre los Gobiernos franc¨¦s y espa?ol, que ocasionan una absoluta ambig¨¹edad jur¨ªdica, siempre en perjuicio no s¨®lo de los alumnos espa?oles, sino tambi¨¦n de los profesionales, ense?antes o no, que desarrollan su actividad laboral en el centro.
A este tenor, ?el Liceo es franc¨¦s o espa?ol, estatal o privado, seg¨²n los intereses de cada momento?. Esto se refleja, entre otras cosas, en el n¨²mero de alumnos por clase. En el jard¨ªn de infancia se aplica el m¨®dulo espa?ol, incluso rebas¨¢ndolo (43 alumnos por aula), mientras la legislaci¨®n francesa establece como l¨ªmite la cantidad de veinticinco ni?os. Este hecho adquiere tintes de verdadera discriminaci¨®n en el nivel de ense?anza secundaria, donde se respeta la cifra francesa de veinticinco, pero ¨²nicamente para las clases de franc¨¦s; en cambio, ese n¨²mero casi se duplica cuando de clases de espa?ol se trata.
En materia de honorarios -contin¨²an estos comunicantes- no tiene f¨¢cil comprensi¨®n el hecho de que, aun cuando la legislaci¨®n francesa confiere a los niveles de ense?anza que en el Liceo se imparten car¨¢cter de gratuidad total, incluidos los libros, los precios de los honorarios experimentan subidas desmesuradas, una o dos veces por a?o. Por otra parte, y dado que en materia de sueldos de profesores hay una radical diferencia entre lo que perciben los naturales de un pa¨ªs y otro, se producen grandes disparidades en el plano de la dedicaci¨®n y de los m¨¦todos, ya que tambi¨¦n son notables las diferencias en cuanto a jornada laboral y contrataci¨®n.
De otro lado, los padres de los alumnos del Liceo Franc¨¦s se?alan que el ¨²nico ¨®rgano decisorio e incluso legislativo en la marcha del centro es el provisor o rector, ?figura autoritaria que no tolera ning¨²n tipo de intervenci¨®n o participaci¨®n en la gesti¨®n del centro, ni por parte de los profesores ni de la asociaci¨®n de padres, ya que para contrarrestar cualquier demanda participativa de aqu¨¦lla ha llegado recientemente a crear una especie de asociaci¨®n paralela, con una designaci¨®n un tanto confusa y ambigua de los padres que han de representar al resto?.
En su denuncia de la actuaci¨®n poco democr¨¢tica del provisor, los padres a?aden que ¨¦ste censura previamente los temas que han de ser tratados en los ?conseils d'etablissement?, ¨¢mbito en el que te¨®ricamente deber¨ªan tratarse todos los problemas que afectan a la vida del Liceo, lo que impide una m¨ªnima intervenci¨®n en aspectos como la gesti¨®n econ¨®mica de la instituci¨®n, problemas del profesorado, aspectos laborales, etc¨¦tera.
Otros aspectos poco regulares del funcionamiento del Liceo -siempre seg¨²n la opini¨®n de este grupo de padres- son: la carencia de un reglamento de r¨¦gimen interior debidamente ajustado a la legislaci¨®n espa?ola, tal y como establece la ordenanza laboral para la ense?anza no estatal en centros de m¨¢s de cincuenta trabajadores, o la falta de criterios claros pata la admisi¨®n de alumnos, ?salvo la importancia de la carta de recomendaci¨®n que acompa?a a la solicitud de entrada. Esta pr¨¢ctica est¨¢ provocando el que, poco a poco, el Liceo se est¨¦ convirtiendo en un centro para minor¨ªas selectas, que acceden al mismo en virtud de su nivel econ¨®mico o de las posibles influencias en la Administraci¨®n espa?ola: ministros, rectores de Universidad, inspectores de Educaci¨®n, etc¨¦tera?.
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