Equipo Cr¨®nica
Quienes se sintieron defraudados por la ¨²ltima exposici¨®n madrile?a de Equipo Cr¨®nica, en la galer¨ªa Juana Mord¨®, se reconciliar¨¢n seguramente con lo que Solbes y Vald¨¦s ofrecen ahora en la Maeght de Barcelona. Si lo que entonces ve¨ªamos resbalaba indecorosamente hacia el exvoto pol¨ªtico, aun teniendo en cuenta de qu¨¦ modo una situaci¨®n tan grave, como la que en ese momento atravesaba el pa¨ªs, puede afectar al siempre peligroso equilibrio de una pr¨¢ctica art¨ªstica que se quiere militante, los Cr¨®nica parecen volver ahora a lo mejor de sus presupuestos. No han sido nunca estos, ciertamente, los de la efem¨¦rides necrol¨®gica o el consejo doctrinal, sino los de una reflexi¨®n cr¨ªtica y marcadamente ir¨®nica sobre el sistema de la pintura en su vertiente de repertorio iconogr¨¢fico, ampliando ¨¦ste para incluir los modos estil¨ªsticos en el nivel de t¨®picos de la historia de la pl¨¢stica. La presente exposici¨®n incluye, am¨¦n de cuadros anteriormente conocidos, dos nuevas series que, aunque muy disparesen el n¨²mero de obras que las componen, participan de un mismo y alto nivel de inter¨¦s. La m¨¢s reciente es tambi¨¦n la m¨¢s breve, pese a hallarse ya cerrada. Su leit motiv gira en tomo a ?La par¨¢bola de los ciegos?, de Pieter Brueghel, y en ella sorprende la desaparici¨®n de ese efecto de sobreimpresi¨®n que la acumulaci¨®n de im¨¢genes heter¨®clitas recog¨ªa de las t¨¦cnicas de collage. Se trata aqu¨ª, a mi entender, de un punto l¨ªmite que se abre a una nueva etapa al tiempo que culmina un proceso en el que las im¨¢genes sacadas de su contexto anterior se insertan en el espacio total que el cuadro propone, borrando sus propias oposiciones en lo que ¨¦stas tienen de m¨¢s grosero.Pero la serie que constituye el plato fuerte de la muestra es la que forma el ciclo de ?La partida de billar?. Se trata, como apunta Tom¨¢s Llorens, de establecer una relaci¨®n metaf¨®rica entre dos sistemas cerrados, el de la pintura y el del juego. Ambos comparten la ambig¨¹edad de un conjunto de reglas que cabalgan, parad¨®jicamente, entre la necesidad y lo arbitrario; ambas parecen, tambi¨¦n, compartir un proceso de desaparici¨®n de p¨¦rdida de sentido frente al mundo en el que se insertan. Descendiendo ya a casos concretos, el s¨ªmil les permite establecer algunos felices comentarios. As¨ª, los c¨ªrculos de Delaunay suplantan lo cin¨¦tico de las bolas al entrechocar, o un trapezoide de Malevich puede mimar la perspectiva de un tapete de juego. A veces, los sistemas parecen explicarse mutuamente como en ?Procediments?, donde el hombre que inicia la jugada se construye mediante el l¨¢piz, mientras que ¨¦ste o la pluma aparecen fabricados por el fieltro del tapete de juego. Dos obras son a mi juicio, por su elementalidad las estrellas de la reuni¨®n: ?Jugada Juan Gris? y ?Punt i ratlla sobre el verd?.
Equipo Cr¨®nica
Galer¨ªa Maeghtc/ Montcada, 25 Barcelona
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