"En la experiencia de Arezzo lo que pretendemos es socializar la locura"
Regio Emilia, Arezzo, Trieste, Parma, Ferrara han sido las primeras y acaso m¨¢s espectaculares experiencias psiqui¨¢tricas llevadas a cabo en Europa en los ¨²ltimos diez a?os. Otros pa¨ªses han conocido ejemplos interesantes de respuesta a la psiquiatr¨ªa tradicional, pero en ninguno esta contestaci¨®n ha llegado a extenderse tan ampliamente, implicando en su desarrollo a tantas personas.?Al iniciar todo este movimiento -afirma el profesor Agostino Pirella, director del Hospital Psiqui¨¢trico de Arezzo-, lo que pretend¨ªamos en realidad era algo as¨ª como socializar la locura. Hacer que el sufrimiento psicol¨®gico recaiga nuevamente sobre la sociedad, que, en ¨²ltima instancia, es quien lo origina. La aparici¨®n del manicomio ha significado, de hecho, el privarles para siempre de la palabra a los llamados enfermos mentales, mientras que precisamente lo que nosotros queremos, en palabras de Franco Basaglia, que en este sentido ha sido un precursor, es ?usar de nuestro poder para permitirle al enfermo, expresar su propio saber?. El hospital de Arezzo, todav¨ªa hoy en pie, cuenta con 240 pacientes, todos ellos instalados en pabellones abiertos. El jard¨ªn forma parte de los parques p¨²blicos de la ciudad, donde juegan los ni?os, e incluso funciona desde hace tiempo un peque?o restaurante donde trabajan enfermos mentales junto al personal del propio centro y que cumple una interesante funci¨®n de financiaci¨®n de los m¨²ltiples gastos de los pacientes. ?En Arezzo -prosigue el profesor Pirella- se realizaron discusiones en la plaza p¨²blica sobre la nueva y la vieja psiquiatr¨ªa. En ellas los propios enfermos participaban junto a los asesores de sanidad de la administraci¨®n y expresaban sus quejas sobre las dificultades de reinserci¨®n en la sociedad una vez fuera del centro.?
La experiencia extramanicomial de Regio Emilia
En la regi¨®n de Emilia Romagna han desaparecido la totalidad de los institutos para ni?os subnormales e inadaptados que sufr¨ªan una terrible explotaci¨®n y represi¨®n. Existen hoy tres centros, de alguna forma, provisionales, donde se da cabida a todos aquellos que, una vez fuera del hospital psiqui¨¢trico, no tienen d¨®nde ir. ?La situaci¨®n actual en Parma -explica Mano Tonimasini, asesor de sanidad de la regi¨®n de Emilia Romagna, que se encarg¨® de financiar la pel¨ªcula Locos de desatar- es bastante alentadora. Nuestra lucha est¨¢ centrada en conseguir que el fondo econ¨®mico de las fundaciones privadas, que asciende a 1.800 millones de pesetas, sea invertido en la adquisici¨®n de peque?os apartamentos destinados a albergar a grupos de pacientes que no cuentan con recursos econ¨®micos y que necesitan un control psiqui¨¢trico.?La explicaci¨®n de este desarrollo inesperado de la psiquiatr¨ªa alternativa en Italia hay que buscarla en el auge de las luchas obreras y estudiantiles de 1968, que llevaron una gesti¨®n de izquierdas a la administraci¨®n provincial de algunas zonas. En estos a?os se produce la ruptura, la llamada ?negaci¨®n institucional? protagonizada por el profesor Franco Basaglia en el Hospital Psiqui¨¢trico de Gorizia. Un nuevo movimiento de contestaci¨®n sobre todo a la instituci¨®n manicomial surge por todas partes y cristaliza en 1973 con la creaci¨®n del grupo Psiquiatr¨ªa Democr¨¢tica.
Hoy est¨¢n dentro de esta l¨ªnea casi dos mil psiquiatras y t¨¦cnicos de sanidad empe?ados en una dura lucha por destruir la estructura represora que es el hospital psiqui¨¢trico. La batalla de este movimiento se produce tambi¨¦n en torno a la vergonzosa situaci¨®n de las instituciones para ni?os subnormales o inadaptados, donde trabajan millares de ni?os sometidos a una explotaci¨®n incre¨ªble.
Las t¨¦cnicas psiqui¨¢tricas conocidas
Los inadaptados y subnormales han sido objeto de una especial atenci¨®n en la experiencia de Regio-Emilia. Desde 1969 un grupo de trabajadores de la sanidad, psic¨®logos y enfermeros, dirigidos por el profesor Giovanni Jervis, realizan una labor de investigaci¨®n en torno a las posibilidades reales de las t¨¦cnicas psiqui¨¢tricas conocidas. ?Desde el psicoan¨¢lisis hasta la terapia de grupo, pasando por el trabajo en peque?as comunidades, al estilo de lo experimentado por Laing -explica el profesor Jervis-, o la terapia individual, todo se ha ensayado en la experiencia extramanicomial de Regio Ernilia. El hecho de llevarse a cabo al margen e incluso a veces en abierta oposici¨®n con el hospital psiqui¨¢trico, ha supuesto muchas veces un perjuicio. No obstante, los resultados han sido bastante buenos. Hemos tratado unos treinta pacientes sobre una poblaci¨®n de 400.000 habitantes, por lo que se trata de una muestra muy peque?a. En el caso de los ni?os se ha conseguido el cierre de la instituci¨®n especializada y se les ha integrado en escuelas normales o en la vida familiar. Tambi¨¦n hemos llevado a cabo una interesante labor de prevenci¨®n de la enfermedad mental en las f¨¢bricas, que es donde m¨¢s com¨²nmente se produc¨ªa, por ejemplo, entre los trabajadores de las cadenas.?En lo que se refiere al cierre de las instituciones psiqui¨¢tricas represivas, la zona de Parma es, posiblemente, la que mejores resultados ha obtenido hasta hoy. S¨®lo permanece abierto el Hospital Psiqui¨¢trico de Colorno, que cuenta en la actualidad con poco m¨¢s de cuatrocientos internos. ?La mitad por lo menos -explica Mario Tommasin¨ª- podr¨ªan salir a la calle, pero se enfrentan con el miedo que les produce una sociedad desconcida despu¨¦s de muchos a?os de internamiento. Adem¨¢s, no hay que olvidar que se trata de gente sin recursos econ¨®micos en su mayor¨ªa.?
La clase obrera y la liberaci¨®n
Psiquiatr¨ªa democr¨¢tica encarna, en cierta medida, una visi¨®n marxista de la enfermedad mental. ?Haciendo referencia a la frase de Marx, de que s¨®lo en la clase obrera est¨¢ la liberaci¨®n de todos, se titul¨® la pel¨ªcula que habla de estas experiencias psiqui¨¢tricas -se?ala el profesor Pirella-; su nombre est¨¢ sacado del famoso poema de Bertolt Brecht ?O todos o ninguno?, porque efectivamente los ?locos? solos tampoco pueden liberarse, y la locura es, o al menos los enfermos que se encuentran internados en estas instituciones represivas, una enfermedad de pobres.?La tendencia actual en Italia de cerrar los manicomios encuentra serias dificultades, fundamentalmente financieras, y en cualquier caso supondr¨ªa un esfuerzo de largos a?os. Entre tanto, la experiencia italiana permanece como una de las m¨¢s logradas e interesantes. El respeto a la diferencia que puede conducir a una persona a una instituci¨®n de este tipo, sin padecer, de hecho, ning¨²n mal, supone ya un paso adelante en este camino de liberaci¨®n. Porque incluso si se cree en la enfermedad mental -se?ala el profesor Pirella- esto no nos da derecho a invalidar enteramente a una persona por padecerla.
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