Algo deber¨¢ cambiar necesariamente tras los comicios
A s¨®lo cinco d¨ªas de unas elecciones que la mayor¨ªa de los franceses siguen considerando hist¨®ricas, quienes m¨¢s de cerca siguen esta ¨²ltima y decisiva fase de la campa?a oficial s¨®lo parecen estar de acuerdo en una conclusi¨®n: algo deber¨¢ cambiar ?necesariamente? despu¨¦s de los escrutinios del 12 y 19 de este mes.Esto, que resulta evidente si se produce una victoria de la izquierda, aparece tambi¨¦n relativamente claro en el caso de que fuese finalmente la actual derecha gobernante quien consiguiese la mayor¨ªa en el Parlamento. Porque esa victoria, se piensa aqu¨ª, ser¨ªa, en cualquier caso, ?p¨ªrrica?, y porque el desgaste sufrido por el poder en los ¨²ltimos meses de debate electoral har¨ªa inviable la imposici¨®n mec¨¢nica de una misma pol¨ªtica a una oposici¨®n que, en el peor de los casos, siempre rozar¨ªa la mitad del electorado.
Y, en este sentido, parece suficientemente elocuente la relativa prudencia manifestada por el propio presidente de la Rep¨²blica, quien no se decide aparentemente a jugar la ¨²ltima carta -al estilo de sus predecesores- en favor de la combinaci¨®n de fuerzas que le sostiene por el momento en el poder. Y muchos dudan de que, si se decidiera a esa ¨²ltima intervenci¨®n televisada -pedida ayer con insistencia desde la derecha-, el se?or Giscard d'Estaing llegase a utilizar la dial¨¦ctica catastrofista del ?yo o el casos? del general De Gaulle.
Y eso no s¨®lo porque Giscard deba guardar las formas ante una izquierda con la que, eventualmente, se ver¨ªa obligado a coexistir durante los tres a?os que le quedan de mandato presidencial, sino tambi¨¦n porque espera que un hipot¨¦tico fracaso de la izquierda en el poder podr¨ªa generar una mayor¨ªa, gobernante in¨¦dita en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Que Giscard es consciente de que, incluso en caso de victoria de la derecha, no podr¨ªa jugar la carta de un simple ?continuismo? lo prueba el hecho de que la primera v¨ªctima de la lucha que se avecina es su primer ministro, el economista Raymond Barre. Cuando resulta a¨²n casi imposible predecir el resultado final de los comicios, analistas pol¨ªticos, tanto de la izquierda como de la derecha, coinciden en pronosticar, desde ya, el fin de la carrera pol¨ªtica del actual jefe de Gobiemo.
?El Gobierno Barre ha querido ser t¨¦cnico y ha hecho una buena t¨¦cnica. Pero ?es esto suficiente para ganar un combate pol¨ªtico??, se lamentaba ayer, desde las p¨¢ginas de Le Monde, el centrista Jean Lecanuet, jefe de filas de una de las tres formaciones que integran la giscardiana UDF (Uni¨®n por la Democracia Francesa).
Porque lo primero que salta a la vista del observador llegado a este final de campa?a es, en efecto, que estas elecciones son, antes que nada, el ¨²ltimo asalto de un largo combate pol¨ªtico que se remonta a hace veinte a?os.
?Se trata, sin duda, de una batalla decisiva entre la izquierda y la derecha de este pa¨ªs.? Quien as¨ª se expresa, de forma rotunda, no es ning¨²n ap¨®stol del apocalipsis, sigo un joven e influyente periodista, bien equilibrado, de un diario de la izquierda moderada.
Y para este observador, poco importa que las dos fuerzas en presencia no se presenten unidas -gaullistas y giscardianos en la derecha, y comunistas y socialistas en la izquierda- y que, en casi el 80% de las, circunscripciones, estos cuatro grupos mantengan candidatos propios en la primera vuelta. Para ¨¦l, esta ?guerra a cuatro? es s¨®lo aparente.
?En cualquier caso -a?ade- se trata de la lucha entre los que monopolizan el poder desde hace veinte a?os y los que se han quedado al margen de toda decisi¨®n durante esos largos a?os, a pesar de contar con los votos de la mitad de los franceses.?
Sorprende, sin embargo, que un combate que se presenta como decisivo apenas trascienda a la calle. S¨®lo unos cuantos ?affiches? no demasiado visibles, y algunos bien seleccionados, atestiguan que Par¨ªs se encuentra a cinco d¨ªas de la primera vuelta de los comicios.
Para los conocedores del electorado franc¨¦s, ese retraimiento popular no es una manifestaci¨®n de indiferencia, sino, antes al contrario, un reflejo m¨¢s de ese ?trance hist¨®rico? en que se encontrar¨ªa el pa¨ªs. Es como si el electorado franc¨¦s, nos explican, estuviese, ?velando armas? dentro de sus casas esperando el d¨ªa decisivo.
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