Reaparece Mendes-France como alternativa socialista
El suspense de una nueva intervenci¨®n p¨²blica del presidente de la Rep¨²blica, Valery Giscard d'Estaing, antes de la primera vuelta de los comicios legislativos, del d¨ªa 12 inmediato, domina las ¨²ltimas horas del debate electoral, mientras la reaparici¨®n del antiguo presidente del Consejo, Pierre Mendes-France, en la arena pol¨ªtica, provoca reservas en la oposici¨®n de izquierdas y las autoridades episcopales, por su parte, afirman que ?no dictar¨¢n el voto a los cat¨®licos?.
El se?or Giscard d'Estaing, a ¨²ltima hora, ha monopolizado el protagonismo de la campa?a electoral: ?hablar¨¢ o no hablar¨¢? y, en caso positivo, ?qu¨¦ va a decir? La derecha, como la oposici¨®n de izquierdas, hacen c¨¢balas sobre las intenciones del jefe del Estado. Los consejeros del presidente se reparten entre los que preferir¨ªan el silencio y los que consideran oportuna una ¨²ltima invitaci¨®n a los franceses para que depositen el voto bueno en las urnas; es decir, el que reelegir¨ªa la mayor¨ªa parlamentaria actual.El presidente de los gaullistas, Jacques Chirac, como el centrista Jean Lecanuet, en manifestaciones p¨²blicas consideraron ayer indispensable que el presidente juege todo el prestigio que le confiere a funci¨®n presidencial a la carta de a victoria de la derecha. S¨®lo los l¨ªderes de la mayor¨ªa m¨¢s espec¨ªficamente giscardianos, como el antiguo primer ministro del Interior Michel Poniatowski y el radical Jean Jacques Servan-Schreiber, han evitado comentarios sobre ?una prerrogativa presidencial?.
De hecho, el se?or Giscard, desde que pronunci¨® su discurso del voto bueno, a finales de enero, no ha dejado de ?aconsejar? a sus conciudadanos cada vez que una ocasi¨®n se le ha presentado. Como lo hizo ya en dos ceremonias anteriores, al recibir anteayer a representantes econ¨®micos y sociales, volvi¨® a advertir a los franceses sobre los peligros que supondr¨ªa una victoria de la izquierda: ?La econom¨ªa francesa no resistir¨ªa el hurac¨¢n de promesas? de la izquierda, afirm¨® ante sus hu¨¦spedes.
En medios pr¨®ximos al palacio del El¨ªseo se cree que, en ¨²ltima instancia, el presidente se la jugar¨¢ antes de la primera vuelta, pero nadie aventura pron¨®sticos sobre el tema de su intervenci¨®n. Tras las alarmas ya enunciadas por toda la clase pol¨ªtica de derechas durante las ¨²ltimas semanas, ?qu¨¦ argumento podr¨ªa desarrollar el jefe del Estado ante los electores? Los gaullistas, en todo caso, partidarios de la dramatizaci¨®n que, en otros tiempos, practic¨® el general Charles de Gaulle, considerar¨ªan justificado un ?yo o el caos?.
Pero el presidente no ha dejado de repetir que en ning¨²n caso dimitir¨ªa y que si a la Francia postelectoral le espera un Gobierno de izquierdas, ¨¦l continuar¨¢ al frente del Estado. Por otra parte, una intervenci¨®n m¨¢s del se?or Giscard ofrecer¨ªa armas a la oposici¨®n para denunciar al ?presidente de todos los franceses?.
En el campo de la oposici¨®n, la reaparici¨®n del se?or Mendes-France, dispuesto a jugar un papel gubernamental en un futuro Gobierno de izquierdas, trastorna a los comunistas, que ven en ¨¦l a un nuevo ?hombre providencial? anticomunista que, en definitiva, pudiese a medio plazo servirle al se?or Giscard para contornear su mayor¨ªa de centro-izquierda si, como sospechan algunos, fuese uno de los posibles primeros ministros de un eventual gabinete de la oposici¨®n. Entre los socialistas pr¨®ximos al se?or Mitterrand la carta Mendes-France como primer ministro es juzgada ?injusta para Mitterrand?.
Cuarenta y ocho horas antes del final de la campa?a oficial, la serenidad reflexiva parece la nota dominante en la poblaci¨®n. El tema econ¨®mico, que ha dominado el debate electoral, se ha simplificado al m¨¢ximo. La eventual intervenci¨®n del presidente, como las ¨²ltimas confrontaciones en la radio y televisi¨®n, s¨®lo tienen un objeto ¨²ltimo e inmediato: conquistar a los electores indecisos que, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos, oscilan entre el 15 y el 20% y que pudiesen inclinar la balanza en uno u otro sentido. Los grandes temas que se crey¨® hubiesen podido apasionar a los franceses han pasado inadvertidos en esta campa?a: los ecologistas se han derretido, en parte, a causa de sus querellas y de la falta de un proyecto pol¨ªtico. El feminismo, el regionalismo, la educaci¨®n han sido relegados por la significaci¨®n fundamental de estas elecciones: una lucha hist¨®rica entre la derecha y la izquierda.
Ayer, por fin, el cardenal Marty, arzobispo de Par¨ªs, declar¨® que ?el Episcopado rechaza dictar el voto a los cat¨®licos, porque cada cual debe obrar seg¨²n su conciencia?. El presidente de la Conferencia Episcopal, monse?or Etchegaray, arzobispo de Marsella, neg¨® rotundamente haber invitado a los religiosos de su regi¨®n a votar por el Partido Socialista. Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, la mayor¨ªa de los cat¨®licos franceses votar¨ªa por la derecha.
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