El Consejo de Ministros aprob¨® ayer el decreto-ley de preautonom¨ªa

Galicia es ya el tercer territorio nacional con un r¨¦gimen de autogobierno provisional, al que han precedido Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. El decreto aprobado ayer por el Consejo de Ministros instituye a la Xunta de Galicia como ¨®rgano de gobierno gallego con personalidad jur¨ªdica, plena sobre algunas competencias: que se le asignan y que son las de elaborar y aprobar las normas de su r¨¦gimen interno, integrar y coordinar las actuaciones y funciones de las cuatro diputaciones gallegas, en cuanto afecte al inter¨¦s general de Galicia, gestionar y administrar las funciones y servicios que le transfieran la Administraci¨®n del Estado y las diputaciones, resolver sobre las materias cuyas competencias les sean transferidas y proponer al Gobierno cuantas medidas afecten a los intereses gallegos.

Como tal ¨®rgano de gobierno, la Xunta estar¨¢ compuesta por diecinueve miembros, once de los cuales habr¨¢n de ser elegidos entre los diputados y senadores que procedan de las pasadas elecciones generales. Los ocho restantes representar¨¢n a cada una de las cuatro diputaciones y cuatro de ellos se incorporar¨¢n inmediatamente a las tareas de la Xunta, mientras que los otros tendr¨¢n que esperar a que se renueven los ayuntamientos mediante elecciones.El decreto estipula que el presidente habr¨¢ de elegirse por los ocho miembros escogidos entre los parlamentarios. En este caso, la elecci¨®n ya se hizo y recay¨® sobre el senador lucense Antonio Ros¨®n P¨¦rez.

Poco se sabe por ahora acerca de c¨®mo pueden repartirse las titularidades y atribuciones los miembros de la Xunta: se ha especulado recientemente con los nombres de Meil¨¢n Gil, V¨ªctor Moro, Rivas Font¨¢n, V¨¢zquez Guill¨¦n, Gonz¨¢lez Seara, G¨®mez Franqueira, Su¨¢rez N¨²?ez, Francisco V¨¢zquez y Mar¨ªa Victoria Fern¨¢ndez de Espa?a, como candidatos mejor situados.

El Gobierno central se reserva el derecho de disolver los ¨®rganos de la Xunta por razones de seguridad del Estado y se establece la preautonom¨ªa con car¨¢cter transitorio y provisional hasta la entrada en vigor de las instituciones auton¨®micas que puedan crearse al amparo de la futura Constituci¨®n. S¨®lo entonces los gallegos recuperar¨¢n el autogobierno por el que masivamente se proclamaron en 1936.

El Estatuto del 36, referencia inevitable

El 28 de junio de 1936 los gallegos practicaron el m¨¢s animado plebiscito de su historia. Por 993.351 votos a favor, 6.161 en contra y 1.451 en blanco aprobaron su hist¨®rico Estatuto de autonom¨ªa que no llegar¨ªa siquiera a entrar en vigor porque, solamente veinte d¨ªas despu¨¦s, iba a estallar la guerra civil.

Desde entonces, las ideas y los sentimientos nacionalistas, autonomistas o simplemente regionalistas pasaron en Galicia por vicisitudes ins¨®litas que ahora empiezan a conocerse p¨²blicamente. La represi¨®n del gallegismo no conoci¨® l¨ªmites y tuvo en Alexandre B¨®veda y en muchos otros intelectuales, artistas, pol¨ªticos y trabajadores a sus m¨¢rtires. O a la representaci¨®n del exilio forzoso en la muerte argentina de Castelao, quien, le dir¨ªa por carta a Oliveira Salazar, en 1937, ?que se masacr¨® lo mejor y m¨¢s aut¨¦ntico de nuestra mocedad?.

Toda la tradici¨®n nacionalista gallega iniciada en 1916 con las Irmandades da Fala, las aportaciones Xeneracion Nos, el Partido Galeguista, que se hab¨ªa formado en 1931..., todo fue reducido al silencio, salvo la dificil aventura cultural de editorial Galaxia.

En 1963 un grupo de j¨®venes influidos por la aventura del Sempre en Galiza de Castelao, libro al que ha llegado a llamarse la ?Biblia del galleguismo?, forman un pasajero Consello da Mocedade, de una de cuyas escisiones saldr¨ªa en 1964 la Union do Pobo Galego, partido que hoy asume el nacionalismo marxista m¨¢s radicalizado.

En 1965 apareca el Partido Socialista Galego, y en 1969, el Partido Comunista de Galicia.

El Partido Galego Socialdem¨®crata, que hoy trata de recuperar la vieja tradici¨®n del Partido Galeguista, y otros grupos que tuvieron menor incidencia en el galleguismo conforman durante a?os una actividad pol¨ªtica que se decanta m¨¢s tarde hacia posiciones que fueron localizadas como ?nacionalistas? y ?espa?oleiras?.

Al morir Franco, Galicia ten¨ªa nuevamente puestos los ojos en la recuperaci¨®n auton¨®mica a pesar de las divisiones registradas entre los partidos. Como punto de partida aparece r¨¢pidamente el Estatuto del 36.

Hasta entonces puede decirse sin lugar a dudas que la reivindicaci¨®n auton¨®mica era patrimonio exclusivo de la izquierda o todo lo m¨¢s de la derecha galleguista.

Las elecciones del 15 dejunio de 1977 dieron a UCD la mayor de sus victorias parciales. Empez¨® a suceder as¨ª que la reivindicaci¨®n auton¨®mica cambiaba de manos. Lo que fuera patrimonio del galleguismo y de la izquierda acab¨® siendo configurado y regulado por algunos de los personajes pol¨ªticos que, a?os atr¨¢s, hab¨ªan combatido el autonomismo.