Atropello arqueol¨®gico en la catedral de Santiago

En los ¨²ltimos d¨ªas ha salido a la luz, en la prensa, una pol¨¦mica planteada por Adelpha sobre ciertos hallazgos arqueol¨®gicos en las obras de la catedral de Santiago de Compostela. El Ministerio de Cultura ha volcado todo el peso de la ?verdad oficial? en una nota, en la que recurre a explicaciones equ¨ªvocas para just¨ªficar lo que, en opini¨®n de muchos profesionales de la arqueolog¨ªa, es un aut¨¦ntico atropello al patrimonio art¨ªstico y cultural de Galicia.Resulta francamente lamentable que en el Ministerio de Cultura se caiga en el t¨®pico de identificar arqueolog¨ªa con excavaciones. Por ello, es inadmisible la pretensi¨®n de negar el car¨¢cter arqueol¨®gico de los trabajos, por el simple hecho de que en el rellano apenas hay noventa cent¨ªmetros y, por tanto, no se puede hacer una excavaci¨®n.

Por otro lado, se implica en la informaci¨®n del Ministerio de Cultura al catedr¨¢tico de Arte de la Universidad de Santiago, profesor Otero T¨²?ez, que desde el momento de los primeros hallazgos fortuitos ?sigui¨® y orient¨® la localizaci¨®n, clasificaci¨®n y recogida de cuanto iba descubri¨¦ndose?. Resulta extra?a esta afirmaci¨®n en la que se recurre al nombre y al prestigi¨® de una persona que es autoridad en materia de arte, pero que en absoluto ha participado en ese trabajo estrictamente arqueol¨®gico y ?a pie de obra? que se insin¨²a en la nota oficial.

Pero hay m¨¢s a¨²n, y no creo que el Ministerio de Cultura tenga respuesta razonablemente admisible a hechos de los que he sido protagonista directo: una persona vinculada a la empresa constructora vino a la Universidad a que te leyera una lauda sepulcral, de la que me entreg¨® fotograf¨ªa en su lugar de hallazgo, y a consultarme si merec¨ªa la pena sacarla o le echaban hormig¨®n encima; porque el arquitecto, que en teor¨ªa habr¨ªa de decidir sobre el tema, se encontraba en Madrid y no ir¨ªa a Santiago hasta unos quince d¨ªas m¨¢s tarde. Inform¨¦ de ello al catedr¨¢tico de Arte, doctor Otero T¨²?ez, quien me manifest¨® no tener responsabilidad alguna en la forma en que se estaban desarrollando los trabajos de rescate, e incluso ignoraba por completo el caso de la lauda sepulcral a la que me he referido. Sorprende, pues, que el Ministerio lo involucre en unos hechos que, como arque¨®logo profesional, me atrevo a calificar una vez m¨¢s, de irresponsables y absolutamente indefendibles a pesar de los desesperados y tendenciosos intentos de la nota oficial.