?Por qu¨¦?
?Despu¨¦s de todo, no ha llegado la sangre al r¨ªo. Se ha aprobado la ley de elecciones municipales; en el controvertido punto referente a los alcaldes se ha aceptado una f¨®rmula intermedia, la comunista, que, si no es mejor que la pura y simple de elecci¨®n por los concejales, es superior a la que apoyaban socialistas y ucedistas. Ya el abandono por estos dos partidos de su anterior posici¨®n para aproximarse al criterio de los dem¨¢s hac¨ªa presumir que la larga conversaci¨®n entre el ?presidente del Gobierno y el primer secretario del PSOE hab¨ªa sido fecunda, y, efectivamente, la ley ha sido aprobada sin que se fije plazo para las elecciones municipales, pero el ministro del Interior ha prometido formalmente, en nombre del Gobierno, que se convocar¨¢n en el plazo de treinta d¨ªas despu¨¦s que sea aprobada la Constituci¨®n.Nuestro comentario va a ser como el de aquel cr¨ªtico que resum¨ªa su juicio de una obra teatral reci¨¦n estrenada en dos palabras: ?por qu¨¦?
?No se pod¨ªa haber evitado la crispaci¨®n de estos d¨ªas la impresi¨®n de que repentinamente se iba a derrumbar lo conseguido a lo largo de dos a?os? ?Era indispensable que el PSOE echase los pies por alto?
Y sin olvidar que todav¨ªa sigue pendiente de aprobaci¨®n. el proyecto de manifiesto del PSOE y el PSP con motivo de su uni¨®n. No se ve c¨®mo quienes hagan suyos sus principios puedan convencer a nadie, ni a ellos mismos, de su sinceridad democr¨¢tica, Afortunadamete, el texto es s¨®lo un proyecto. Confiemos en que los ¨®rganos de los dos partidos que deben hacerlo suyo recapaciten y, sobre todo, en que les haya abierto los ojos la reacci¨®n un¨¢nime en contra, incluida la de ¨®rganos de opini¨®n nada sospechosos para el socialismo. Lo deseamos en bien del pa¨ªs y, como tantas veces hemos a?adido (y no es un convencionalismo: lo decimos con plena sinceridad), en bien del propio socialismo espa?ol. ?
11 marzo
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